Por J. Soto
El siguiente es un análisis del metalenguaje político de los aspirantes presidenciales que participaron en el denominado Debate Caribe que se llevó a cabo en la Universidad del Norte, en Barranquilla, el pasado jueves 5 de abril, y durante el cual confrontaron sus posiciones programáticas Germán Vargas Lleras, Humberto de la Calle, Gustavo Petro, Sergio Fajardo e Iván Duque.
El candidato uribista Iván Duque sigue un libreto, no tiene independencia conceptual ni epistémica, con libreto aprendido, poca profundidad, ideas cliché, predecible, a cazó peleas con Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y principalmente con Vargas Lleras.
Su comunicación no verbal denota su autoritarismo aprendido de su mentor. Al hablar de la reestructuración del proceso de paz, no dijo cómo lo haría, solo se limitó a cambiar el término “hacer trizas” por aquel.
Sus gestos no son vitales de quien domina un tema. Sus ideas no son congruentes con su quinésica corporal, trata de mostrarse apacible en sus gestos para esconder los dardos de su palabra. Su mapa mental auditivo permite que memorice mucha información, sus manos escondidas y cruzadas en la parte trasera de su cintura lo revelan; así lo hacen los niños al memorizar sus lecciones. Nunca, respondió lo preguntado, usó evasivas e introducciones para darse tiempo a responder y finalizaba con frases cliché. Al final trató de suavizar la sacada de bloque que le dio a De la Calle tuteándolo. Su emocionalidad es limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia o la falta de preparación en los temas vitales. Se evidenció que se aprendió un libreto al haber avanzado en su intervención 30 segundos y lo interrumpe el moderador y al solicitarle éste que prosiga Duque pide casi implorando que le devuelvan el tiempo y ¡sorpresa!, repite todo en 30 segundos textualmente idéntico.
Vargas Lleras respondió a lo que se le preguntó como si aún fuera funcionario del Estado, señalando sus “logros”, apoyaba sus argumentos en lo que hizo en el pasado. En algunos temas, más que respuestas dejó dudas, se mostró más seguro que en el pasado debate. Se notaba que tenía barra propia con los funcionarios de la alcaldía que se voltearon hacia Petro, Fajardo y de la Calle. Sus argumentos los equiparó a obras. Trató de disputarle protagonismo y restarle simpatía a Duque, a quien lo increpó todo el tiempo hasta el punto que aprovechó los 30 segundos de contra replica para contextualizar la pregunta cuyo objetivo era señalar que tenía más que agradecerle a Santos que a su patrón Uribe. Se evidenció una vez más que no es un buen comunicador.
Su competencia comunicativa no verbal es monótona y carece de emotividad. Casi no usa su mano izquierda se ve que es de extrema derecha, solo a veces se apoyaba en el atril para mostrar poder, mientras que su mano derecha era la protagonista, esto nos habla de su parte emocional. Es tan parecido a Duque que ambos se rechazan. Son autoritarios, prepotentes, arrogantes y carentes de ideas y de discurso.
Fajardo centraba todo en el tema de la educación para esconder que desconoce los otros temas. Fue provocado por Duque y perdió un poco su acostumbrada calma. Se irritó muchísimo al decirle a Duque que formó parte del gobierno de Uribe y sobre todo, cuando se les señaló sus aliados del Polo que cayeron en actos de corrupción. Hizo señalamientos directos y velados a Álvaro Uribe y al Centro Democrático.
Su comunicación está matizada por una gestualidad, exagera sus gestos cayendo en lo dramático y se le ve cara de pánico al no dominar ciertos temas. Se le nota falta de sincronización mental y emotiva con los temas tratados y sus gestos tratan de expresar lo que no dicen sus palabras. Su rostro está marcado con gestos continuamente, estos compiten con su discurso, restándole coherencia o fundamento a lo que se expresa.
Gustavo Petro se volvió a mostrar conocedor de sus propios derechos y de los demás, defendiéndolos y respetándolos; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos fundamentales a una vida digna fundamento del humanismo. Como estrategia y estilo de comunicación usa sus gestos situándolos en un punto intermedio entre dos conductas polares: la pasividad, que la usó para calmar y convencer al interlocutor, o para denotar los equívocos de su oponente; y por otro lado la fogosidad, que la presenta cuando expone sus tesis y usa argumentos para convencer. Su comportamiento comunicacional está sintonizado con su discurso corporal y gestual, el cual no agrede ni se somete a la voluntad de los otros candidatos, sino que manifiesta sus convicciones y defiende su posición. Es congruente, directo y equilibrado, es excelente comunicador, muestra sus ideas y sentimientos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza. Cuenta con un criterio propio indispensable para comunicarse de la mejor manera, esa es su clave. Se ganó adeptos en este debate que debieron estar con Vargas Lleras. El auditorio al unísono le pedía que le preguntara a Duque (pregúntale al títere se escuchaba claro). Fue ovacionado en el tema de corrupción donde dio ejemplos de sus denuncias cuando fue senador y enfatizó en defender sus ideas hasta con su propia vida.
Humberto de la Calle fue asertivo y preparado, respondió siempre a lo preguntado, fue directo, presentó argumentos, fue arriesgado y creativo al presentar su programa. Sus respuestas servían también para apuntar su diferencia con otros, no perdió tiempo y algunas de sus respuestas estaban bien fundamentadas.
Aunque se muestra inflexible al sostener algunas de sus ideas, su comunicación no verbal pasa de imponer a proponer o consensuar, su cuerpo está bien posicionado, se muestra sólido y refleja autoridad en el manejo de los temas. Sorprende porque debería tener mayor aceptación en las encuestas. Después de Petro es el candidato más sólido en ideas y conceptos. Hizo una exposición magistral en el tema energético y en la paz. Se dejó provocar por Duque. Pero lo arrolló con una carga de argumentos señalándole que su partido boicoteo el proceso de paz. Es el más serio y preparado sin lugar a dudas, vende respeto y transparencia.