Por Horacio Brieva
Un conversatorio de la Fundación Foro, el jueves pasado, permitió analizar cuáles podrían ser los hipotéticos escenarios de los llamados sectores alternativos para las elecciones del 27 de octubre. Se configuraron, en las presidenciales, la Coalición Colombia y la Colombia Humana, que incurrieron en el despropósito de no unirse a tiempo. Cuando se acercaron en la segunda vuelta, líderes esenciales de la Coalición Colombia como su excandidato Sergio Fajardo y el senador Jorge Enrique Robledo invitaron a votar en blanco.
Las dos bloques lograron, en primera vuelta, 9.438.798 votos equivalentes al 48,82% frente a 7.567.785 (39,14%) de Iván Duque. Fajardo ganó en Bogotá (1.240.799 votos), Cali (283.146), Manizales (101.796), Pereira (93.471), Armenia (61.379) y Tunja (32.034).
Mientras que Gustavo Petro lo hizo en Barranquilla (188.171 votos), Cartagena (137.375), Pasto (71.277), Santa Marta (64.612), Sincelejo (53.112), Popayán (52.101), Riohacha (21.925), Quibdó (16.215), Mocoa (10.260) y Mitú (1.948).
No incluimos los municipios donde ambos candidatos también obtuvieron el primer lugar.
Los resultados de la Colombia Humana y la Coalición Colombia, en el papel, deberían posibilitar un cambio radical en el mapa de gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos y juntas administradoras locales. Pero, como se ha dicho, una cosa son las elecciones presidenciales y otra las territoriales.
Hasta hoy, de acuerdo con algunas encuestas, pues los sondeos en redes sociales y en programas de radio y de televisión carecen de rigor técnico y desorientan, todo parece indicar que la Alcaldía de Bogotá quedaría en manos de un alternativo y el candidato deberá definirse entre Claudia López y Antonio Navarro. En Cali, asimismo, pareciera que Jorge Iván Ospina tiene la mayor opción.
En el resto del país no se sabe. Todo va a depender de que los alternativos presenten buenas candidaturas y atractivas propuestas de gobierno. Lo lógico sería que la Coalición Colombia y la Colombia Humana, más los aliados factibles en el nivel territorial, seleccionaran las mejores alternativas a gobernaciones, alcaldías y corporaciones públicas, pero ya sabemos que en política, con lamentable frecuencia, se terminan imponiendo las estupideces, las bellaquerías y las trapisondas sobre la razón. En la Región Caribe, donde se requiere un urgente relevo en los liderazgos, ojalá prevalezca la cordura en las fuerzas alternativas.
En las tres últimas elecciones, en Barranquilla no hubo ni competencia ni debate y los triunfadores (Alejandro Char y Elsa Noguera) doblegaron con facilidad a Máximo Noriega (2007), Juan García (2011) y Rafael Sánchez Anillo (2015). En la ciudad, en 12 años, casi no ha habido contrapesos. Y eso no solo no conviene a la democracia local. Es aburrido. Necesitamos un escenario político emocionante.
@HoracioBrieva