Por Ricardo Villa Sánchez
Con el triunfo de Humberto de la Calle en este pulso por la democracia en Colombia del pasado domingo, se abre un abanico de posibilidades. La Consulta Liberal tenía una letra menuda en su pregunta general que llevaba implícita dos decisiones y una alternativa: una idea que le pedía a los electores optar por una candidatura para que participara en una eventual consulta interpartidista que elija candidato único en coalición, u otra que votaran para elegir a quien fuese candidato único del Partido Liberal Colombiano a la primera vuelta. El triunfo se lo llevó De La Calle en franca lid frente a un digno contendor como Juan Fernando Cristo. Ambos piezas fundamentales en los diálogos de La Habana y con un compromiso profundo con la construcción colectiva de la Paz.
En esta consulta abierta, la victoria es de la ciudadanía. Por ejemplo, de toda la región Caribe, en el Magdalena, con la unidad de acción de los sectores democráticos alternativos, de izquierda, de convergencia democrática y el respaldo de movimientos como Fuerza Ciudadana, fue en la única parte en donde se venció a las corrientes liberales tradicionales en el departamento. Lo que avizora en estos lares, cómo sería la tendencia en el debate al Congreso de la República y en el presidencial del otro año.
Es congruente que Humberto de la Calle continúe en la carrera presidencial como candidato presidencial del Partido Liberal, después de haber sido uno de los artífices de los Acuerdos de Paz, al liderar el Equipo gubernamental de Paz en los Diálogos de La Habana, y que además en su discurso de victoria, haya afirmado su complacencia con que todas las pre-candidaturas alternativas, confluyan en una Consulta Interpartidista e inter-movimientos políticos en marzo de 2018 para elegir a la candidatura de convergencia de los bloques democráticos para enfrentar la primera vuelta presidencial.
Esta gran coalición cada vez se ve más cercana entre los que están convencidos que transitamos hacia un cambio de época. Siempre es grande emprender lo heroico, diría Simón Bolívar. Ahora lo heroico es consolidar las transformaciones que requiere el país para avanzar hacia la Paz con justicia social. Esto sólo se logra con la convergencia. Pero, no todos van por este sendero, desde sus distintas miradas, se presentan diversos bloques que tendrán sus dispositivos para escoger a sus candidaturas: el de Vargas Lleras, con algunas disidencias liberales, de otros partidos y los rezagos de la otrora Unidad Nacional; el que ponga Uribe más algunos sectores conservadores y religiosos; la gran coalición que se está cocinando para antes de primera vuelta, liderada por Clara López, Humberto de la Calle, Gustavo Petro, Carlos Caicedo y Piedad Córdoba; la Coalición Colombia de Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo –que con audacia podría terminar en la misma consulta que la anterior convergencia-; y la extrema izquierda, en cabeza del nuevo partido de las Farc. Las otras candidaturas que responden a intereses que aún no se alcanzan a comprender, en este listado no se incluyen, sin desmeritar sus propuestas. No obstante, de los mencionados bloques, seguramente saldrán las correspondientes candidaturas, con su respectiva fórmula vicepresidencial, cada una, en esta incertidumbre, con opción de pasar a segunda vuelta, si es que hay, y que cuenten en las primeras de cambio, con listas unitarias al Congreso de la República, si es que alcanza la reforma política a operar en estas elecciones.
Al final de cuentas, y sin tanta milimetría, es clave resaltar, que con estas alianzas previas a la primera vuelta, se aminora la polarización que se padece en el país político. Ojalá pudiese centrarse toda esta ola del cambio de época en una masiva tercería con vocación de poder, que tenga como propósito común esperanzador, convocar a todos los movimientos y partidos alternativos comprometidos con la construcción colectiva de la Paz y la reconciliación, el desarrollo sostenible y la profundización de la democracia; así como llamar a las nuevas ciudadanías, a participar e incidir, desde las bases sociales, en la deliberación pública y en la decisión política por un Pacto Nacional, que lleve a un programa común que mueva a las mayorías a optar por esta gran coalición para la Presidencia en 2018 y por las listas unitarias para lograr un Congreso de la República progresista, de avanzada, de concertación, que consolide las transformaciones que demanda el país, y que derrote a las maquinarias electorales, a las mafias de la corrupción, al clientelismo y a la exclusión. Unidos es posible. La coalición es el camino.
@rvillasanchez