POR OMAR ROMERO DÍAZ /
“Vengo como presidente descertificado, incluso, no mi Gobierno sino la persona”, afirmó de manera categórica el mandatario colombiano Gustavo Petro, durante su intervención este lunes 22 de septiembre en el marco del espacio ‘Diálogo de alto nivel sobre soluciones para la financiación climática: renovar el dinamismo y el apoyo político antes de la COP30’, realizado con ocasión de la 80 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El jefe del Estado preguntó: “¿Con qué derecho del derecho internacional puede un presidente de un gobierno extranjero descertificar a otro que fue elegido por su propio pueblo?, ¿Eso es democracia o el comienzo de la barbarie?”.
Tras su contundente intervención no se escuchó un discurso más. Se escuchó un desafío frontal. Gustavo Petro, presidente de Colombia, desmontó la retórica complaciente de los poderosos y denunció, sin rodeos, la contradicción que devora al planeta: la codicia de unos pocos contra la vida de todos. Su intervención no fue diplomática: fue un grito contra un orden mundial que lucra con la guerra, la destrucción ambiental y la miseria de los pueblos.
Petro señaló con nombre y apellido al sistema que esta llevando a la humanidad al abismo. El capital recordó no es neutro ni “bueno” ni “malo”: es una relación de dominación que se alimenta del trabajo ajeno y obliga a producir más y más hasta reventar los límites de la naturaleza y la dignidad humana.
La sociedad robotizada de Wall Street, París o Pekín, dijo, genera fortunas que no se gastan en cinco generaciones mientras destruye el planeta. Y esa misma élite, loca de poder y riqueza, juega con cohetes y controla el conocimiento humano en la nube, imponiendo un sistema que no deja salir del petróleo, ni del gas, ni del carbón.
El Presidente colombiano advirtió que la crisis climática ya no es un problema lejano. Los delfines rosados del Amazonas muertos por calentamiento de sus aguas son un campanazo de los puntos de no retorno. La extinción puede estar a diez años. Y denunció que el mismo poder que bloquea la transición ecológica es el que lanza bombas sobre Gaza y América Latina para no perder un segundo de ganancia.
Petro apoyó con firmeza el reconocimiento del Estado palestino y denunció que lo que hoy ocurre en Gaza es un experimento de exterminio, como los que antecedieron al genocidio nazi. Sus palabras incomodaron, pero desenmascararon la hipocresía de quienes en la misma ONU hablan de paz mientras financian ocupaciones, hambrunas y guerras.
No se trató de un discurso para la foto. Fue un llamado urgente a los pueblos del mundo: romper la lógica de la codicia y organizar una acción global que detenga el cambio climático y las guerras del capital. Petro pidió pasar de las declaraciones a los hechos, del lucro a la vida, de la acumulación obscena a la justicia social y ambiental.
En Nueva York, la voz de Colombia se convirtió en eco de millones. Petro habló desde el Sur Global, pero su mensaje atraviesa fronteras: o la humanidad derrota a la codicia o la codicia extinguirá a la humanidad. Es hora de elegir bando. No hay neutralidad posible: la historia no perdonará a los indiferentes.
La intervención completa del mandatario colombiano en el siguiente video: