EDITORIAL TSC /
El Gobierno del presidente Gustavo Petro, durante sus tres años de gestion, ha impulsado una agenda de profundas transformaciones en la política pública colombiana, enfrentando la fuerte resistencia de los sectores conservadores y del pensamiento económico ortodoxo. El enfoque de su administración ha consistido en desafiar los postulados fundamentales del modelo neoliberal, especialmente en tres ejes: el manejo salarial, la política monetaria y la orientación del gasto público.
Ruptura del paradigma neoliberal
Durante más de tres décadas, el modelo neoliberal ha predominado en Colombia, bajo la premisa de que el incremento del salario mínimo generaría inflación, que la reducción de tasas de interés podría desestabilizar la economía y que el gasto público debía priorizar el servicio de la deuda. Petro ha confrontado frontalmente estos supuestos, apostando por la dignificación del trabajo, la expansión de derechos sociales y el fortalecimiento del mercado interno.
Uno de los logros más significativos ha sido demostrar que el aumento real y sostenido del salario mínimo —un 6 % en tres años— no ha traído consigo una espiral inflacionaria. Esta evidencia contradice la narrativa tradicional del Banco de la República y los sectores neoliberales, que históricamente han vinculado el alza salarial con el incremento de precios. Por el contrario, el aumento del poder adquisitivo ha dinamizado la demanda y favorecido la economía real.
Política monetaria heterodoxa
En un contexto internacional desafiante, el Gobierno pese a la renuencia de la Junta Directiva del Banco de la República ha logrado presionar para lograr la reducción de las tasas de interés, no como quisiera, sin provocar una crisis cambiaria ni una contracción económica, demostrando que existen márgenes de maniobra incluso dentro de las reglas del sistema. Esta estrategia ha estimulado el crédito, la inversión y el consumo, contribuyendo a la reactivación de sectores clave.
Una decisión audaz fue la suspensión de la Regla Fiscal por tres años, amparándose en la llamada “cláusula de escape”. Esto ha permitido reorientar recursos hacia programas sociales, priorizando el bienestar de la población más vulnerable sobre el pago de la deuda. Esta política, lejos de causar desbalances insostenibles, ha permitido expandir la red de protección social, reducir la pobreza y mejorar las condiciones para la formalización laboral.
Los datos disponibles tras tres años de gestión muestran resultados contundentes:
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Desempleo en mínimos históricos. En mayo de 2025, la tasa de desempleo alcanza su nivel más bajo del siglo, con un 9 %. En julio, la cifra desciende aún más hasta el 8,8 %, lo que representa una disminución de 1,1 puntos porcentuales frente al mismo periodo del año anterior.
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Aumento real del salario mínimo. El salario mínimo ha crecido un 6 % en términos reales, fortaleciendo el poder adquisitivo de la población trabajadora.
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Reducción de la pobreza. 1,26 millones de personas han salido de la pobreza, lo que indica que las políticas sociales han tenido un impacto directo y positivo sobre las personas más vulnerables.
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Formalización laboral. La tasa de formalidad laboral alcanza el 42,8 %, un avance significativo en la garantía de derechos laborales y seguridad social.
La experiencia reciente demuestra que el fortalecimiento de los derechos laborales y la promoción del empleo digno no solo no destruyen puestos de trabajo, sino que los multiplican. El retorno de derechos, la reducción de la pobreza y la formalización del empleo se configuran como pilares para la construcción de una democracia en la que elementos como equidad y bienestar de las mayorías son totalmente posibles.
Todo indica que Colombia está en condiciones de superar más de treinta años de políticas neoliberales, transitando hacia un modelo económico y social centrado en la justicia, la equidad y la inclusión. Los resultados a la vista validan la posibilidad de construir alternativas viables, sostenibles y más humanas, donde el crecimiento sea compatible con la dignidad y los derechos de todas las personas.