POR OMAR ROMERO DÍAZ /
Que no se sigan robando la vida: salud y educación son del pueblo.
Durante décadas, mientras la gente madrugaba a trabajar, pedía citas médicas o veía a sus hijos estudiar en colegios sin recursos, desde los altos despachos del poder se urdían verdaderos atracos disfrazados de leyes y contratos. La ultraderecha y la oligarquía en gobiernos como los de Pastrana, Uribe, Santos y Duque, junto a figuras como Vargas Lleras y Noemí Sanín, manejaron la salud y la educación como botín, no como derechos.
El presupuesto de hospitales y colegios salió del bolsillo del pueblo, pero terminó en fortunas privadas. Contratos amañados, intermediarios, EPS creadas para lucrar, fundaciones fantasmas, obras inconclusas: así vaciaron los recursos que debían garantizar médicos, medicamentos, aulas dignas y salarios justos para maestros y personal de salud.
Para sostener ese sistema corrupto se usaron ministros complacientes como varios del sector salud, entre ellos el neoliberal Alejandro Gaviria y otros, leyes hechas a la medida de intereses privados y una fiscalización débil. Fue, como dice el presidente Gustavo Petro, un atraco a mano armada vestido de legalidad.
No es solo plata: son vidas robadas
Esto no son cifras frías. Es la vida de millones: niños que mueren por falta de atención médica, jóvenes que abandonan estudios por falta de becas, territorios enteros sin hospitales ni escuelas. Petro lo resume al hablar de centenares de billones evaporados y ladrones de cuello blanco que incluso hoy buscan llegar a la Presidencia de la República.
La Fiscalía ya abrió investigaciones penales por estos hechos. Es un paso, pero no basta. Porque si se castiga a uno y se perdona a diez, el ciclo sigue.
El poder del pueblo está en la memoria y el voto
No devolverles el país a quienes convirtieron la salud y la educación en su caja menor. Que cada voto sea memoria. Que cada ciudadano recuerde quiénes firmaron y permitieron esos robos. Que no se premie al ladrón con más poder.
Nos robaron hospitales, nos robaron colegios, nos robaron vidas. No dejemos que nos roben también el futuro.