Por Octavio Quintero
La lucha del momento es contra la corrupción, y en medio de ese clamor nacional, la justicia acaba de decretar la “terrible” pena de cinco años y nueve meses de prisión domiciliaria “casa por cárcel” a los cerebros de Interbolsa, Juan Carlos Ortiz y Tomás Jaramillo.
Los dos “caballeros de industria” lograron, mediante la manipulación del mercado de valores, enredar a 1.206 inversionistas cuyas reclamaciones hoy en día ascienden a 325.000 millones de pesos.
En ninguna parte del mundo se ha podido recoger hasta el último centavo de una estafa masiva. Alguna proporción, y no poca, queda en manos propias o de interpuestas personas del estafador. ¿Cuánto podrá ser lo de Interbolsa? Digamos que el 10% del “tumbis”… ¿Cómo va a ser que no?… Esta sencilla cuenta, a mano alzada, les dejaría a los cerebros de la estafa unos 32.500 millones de pesos per cápita que, divididos en 5 años, nueve meses, les reporta unos ingresos mensuales de 471 millones de pesos.
¿Quién dice que la corrupción no paga? Un ejemplo es este: Jaramillo y Ortiz quedan “confinados” (porque esto también es un decir) a su prisión domiciliaria, mientras un enjambre de burócratas investigan y persiguen sus bienes con el fin de rematarlos, y con su producido, resarcir a los damnificados de la estafa que, como queda dicho atrás, nunca alcanzan a recuperar la totalidad de sus inversiones porque buena parte de los recursos que se recuperan se van en los jugosos sueldos de los liquidadores, los equipos jurídicos, los secuestres, el personal de oficina, los arriendos, servicios públicos más la “ñapa” que hay que dejarle a los cerebros de la estafa porque, si no, se desestimula el negocio de futuros estafadores…
En esto tiene razón la senadora Claudia López al proponer que no haya beneficios (como esa alcahuetería de “casa por cárcel”) a los corruptos. ¿En qué cabeza sana cabe que unos ladrones envolaten a miles de personas, pongan en riesgo ahorros del público avaluados en 325.000 millones de pesos y la sentencia del juez, a pedido de la Fiscalía General que así paga su “colaboración con la justicia” les decrete la terrible pena –repito—de 5 años y nueve meses de casa por cárcel?
Y al responsable dentro del gobierno, Gerardo Hernández, Superintendente Financiero de la época del escándalo de Interbolsa, que pudo haber evitado a tiempo la estafa, le premian también su vista gorda nombrándolo, hace poco, nuevo codirector de la Junta Directiva del Banco de la República.
O sea, para resumir: los ladrones directos se van para la casa a ganarse 471 millones mensuales por no salir a la calle, salvo a las escondidas, que serán muchas y frecuentes; y al que debió vigilarlos para que no se robaran los ahorros de la gente, lo pasan a dirigir el buen manejo y salud de la política monetaria, cambiaria y crediticia del país: por eso estamos como estamos…
El mejor nombre de un fondo de inversiones que termina estafando a la gente, es Premium ya que, estafar a la gente siempre termina en premio, tanto a los estafadores como a quienes debieron vigilarlos.