¿QUÉQUÉ?
Numerosos parlamentarios de órganos legislativos de todo el mundo han suscrito una declaración en que rechazan de forma categórica la determinación del Gobierno estadounidense de Donald Trump de frenar la asistencia financiera otorgada a Sudáfrica como represalia a su postura digna de defender el principio de autodeterminación y haberse pronunciado de forma solidaria con el pueblo palestino que viene siendo víctima de un sistemático genocidio por el Estado Israel al que ha denunciando ante la Corte Internacional de Justicia.
El texto del pronunciamiento de los congresistas del mundo contra la actitud retaliativa de Washington es el siguiente:
Nosotros, los parlamentarios de todo el mundo, abajo firmantes, condenamos la orden ejecutiva de Estados Unidos dirigida contra Sudáfrica y pedimos su derogación inmediata.
La orden del presidente Trump del 7 de febrero detiene la importante asistencia financiera otorgada a este país, bajo la falsa pretensión de proteger a los Afrikaners de la «discriminación basada en la raza patrocinada por el gobierno».
En realidad, la orden de Trump marca una represalia contra Sudáfrica por atreverse a perseguir su autodeterminación en casa y expresar sus solidaridades en el extranjero.
La reforma agraria propuesta por Sudáfrica es una respuesta necesaria a la desigualdad histórica: los sudafricanos blancos, el 8% de la población, controlan el 72 % de las tierras de cultivo.
Sin embargo, Estados Unidos pretende ahora convertir en un arma de represalia la ayuda a Sudáfrica en su búsqueda de justicia social y económica en su propio país.
Las consecuencias humanitarias de las represalias de Trump son nefastas: 6 millones de sudafricanos en tratamiento contra el VIH/sida corren el riesgo de perder la financiación del PEPFAR, mientras que 350.000 puestos de trabajo y 7.000 millones de dólares en exportaciones están ahora amenazados.
Esta orden se hace eco de los capítulos más oscuros de la política exterior estadounidense, recordando su apoyo al apartheid y su etiquetado del Congreso Nacional Africano como organización terrorista.
Nos manifestamos, hoy, no sólo en defensa de Sudáfrica, sino también en defensa de la Carta de las Naciones Unidas que garantiza la igualdad soberana de todas las naciones sin temor a la intervención extranjera.
Hacemos un llamamiento a nuestros gobiernos para que tomen las medidas oportunas, buscando nuevos mecanismos de apoyo a los programas de salud pública de Sudáfrica y ampliando nuevas vías de comercio internacional para reforzar su economía frente a los esfuerzos por excluirla.
La lucha por la democracia sudafricana no terminó con el apartheid. Este momento exige la renovación de la solidaridad internacional con el pueblo sudafricano mientras se enfrenta a este asalto a su derecho a la autodeterminación.