marzo 17, 2025 5:54 am
La historia de las disidencias guerrilleras: una advertencia para la construcción de paz

La historia de las disidencias guerrilleras: una advertencia para la construcción de paz

Por Álvaro Villarraga Sarmiento / Razón Pública

Es un capítulo poco conocido y menos comprendido de nuestro muy complejo conflicto armado, que sin embargo recobra actualidad por el reciclaje de exguerrilleros como paramilitares o como simples delincuentes que amenazan la paz.

La alerta del Clan del Golfo

La experiencia reciente en Colombia indica que -una vez conseguidos los pactos de paz entre gobiernos nacionales y guerrillas- suelen quedar pequeñas fracciones disidentes (residuales o rearmadas) que no logran rehacer un proyecto insurgente y acaban por dedicarse a la delincuencia.

Así ocurrió en el caso del Ejército Popular de Liberación (EPL). Aunque con la firma de la paz en 1991, unos 2.200 guerrilleros y más de 6.400 militantes clandestinos accedieron con éxito a la vida política y social, una pequeña fracción mantuvo en armas a cerca de 200 guerrilleros.

No obstante ante la falta de sentido político y la presión del Estado y otros varios actores armados, esa disidencia fue desapareciendo, pero parte de sus integrantes fueron acogidos por el paramilitarismo y sus redes delictivas. Entre estos disidentes figuran varios jefes del llamado “Clan del Golfo”, como los hermanos Úsuga, Gavilán y otros reconocidos narco-paramilitares.

Y este episodio nos lleva a repasar la historia de las muchas disidencias que han tenido las guerrillas a lo largo de las últimas décadas.

Disidencias de guerrillas que no estaban en procesos de paz

Hay varios antecedentes de disidencias surgidas de las guerrillas por razones políticas, militares o de otro orden.

  1. Las FARC

A finales de los setenta salieron de las FARC los “Núcleos ML” (“Marxistas-Leninistas”)   en Urabá, que luego se integraron al EPL.

Durante los ochenta se separó de las FARC el Frente Ricardo Franco que, tras acciones conjuntas con el M19 en Cauca y Valle y actos de terrorismo en las ciudades (algunos de ellos contra dirigentes del Partido Comunista), se autodestruyó en una masacre interna en 1986. Al parecer, esta masacre resultó de la infiltración militar oficial y causó quizás el hecho más bárbaro ocurrido dentro de una guerrilla colombiana.

  1. El ELN

A finales de los setenta surgió del ELN la disidencia política “Replanteamiento” en zonas del Magdalena Medio y el nororiente del país. Esta disidencia llevó a parte de su militancia a dejar las armas y pasar a la política tras renunciar a los métodos utilizados por esta guerrilla.

En 1987 ingresó al ELN el grupo político conspirativo “MIR Patria Libre”, que en 1990 se separó de esta guerrilla acompañado de algunos de sus dirigentes y combatientes. De aquí  surgió la Corriente de Renovación Socialista (CRS) que en 1994 pactó la paz para reintegrarse a la vida civil.

A mediados de los noventa, por diferencias respecto a la posible negociación entre el ELN y el gobierno de entonces, se separó de esta guerrilla un grupo de Risaralda y Chocó que se denominó Ejército Revolucionario Guevarista (ERG). También, por disputas en la conducción militar del ELN entre el sur de Bolívar y La Mojana, surgió la disidencia Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Estas dos fracciones disidentes se desmovilizaron y se acogieron al programa de reintegración, el ERG en 2008 y el ERP en 2011.

  1. El EPL

El Partido Comunista Marxista Leninista (PCC ML) y su guerrilla, el EPL, casi desde su inicio tuvieron divisiones por diferencias políticas que contribuyeron a formar  agrupaciones revolucionarias como la Liga ML y el MIR ML.

Como producto de nuevas divergencias políticas y militares, durante los setenta surgieron las disidencias Tendencia MLM y Línea Proletaria –que se unieron a otros grupos de izquierda– y de parte de la primera disidencia surgió el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), que pactó la paz en 1991.

Al mismo tiempo apareció la disidencia Comando Pedro León Arboleda, con métodos terroristas que los llevaron incluso a asesinar a varios de sus antiguos compañero. De este grupo, golpeado por el Estado en Bogotá, surgió un ala rural, el Frente Che Guevara, que tras un periplo por Meta, Caquetá, Huila y Tolima se reintegró al EPL a comienzos de los ochenta.

Disidencias de las guerrilleas que han pactado la paz

-El M19 pactó la paz con el gobierno Barco y se desmovilizó en 1990. Pero dos de sus mandos medios rechazaron el acuerdo y encabezaron la fracción disidente Jaime Bateman Cayón que actúo entre Cauca y Valle hasta finales de esa década. Este grupo inició conversaciones con el gobierno en 1996, pero cuando fue criticada su presencia en los territorios indígenas se replegó hasta disolverse en medio de la presión de la Fuerza Pública y de las FARC. Parte de sus combatientes fueron capturados y algunos se vincularon a las FARC.

– El caso del EPL es bastante más complejo. Cuando esta guerrilla pactó la paz en 1991, aparecieron pequeñas fracciones disidentes en varias regiones; estos grupos reclutaron nuevos combatientes y siguieron utilizando el nombre del EPL, lo cual tuvo consecuencias negativas para el proceso de paz, entre ellas:

Costo político y confusión al mostrar ambivalencia frente al compromiso de paz;

Debilitamiento de las posibilidades de reintegración de excombatientes a la vida civil, y altos riesgos de seguridad al provocar la persecución oficial que afectaba también a población amnistiada y los ataques de fracciones disidentes contra sus antiguos compañeros de militancia.

Así se rearmaron disidencias contra el EPL y su acuerdo de paz, utilizando los nombres de sus anteriores frentes:

Jesús María Alzate y Bernardo Franco entre Urabá y Córdoba;

Pedro León Arboleda Roldán en el occidente de Antioquia;

Oscar William Calvo en el Eje Cafetero;

Aldemar Londoño entre Putumayo y Nariño;

Libardo Mora Toro en Catatumbo, y

Ernesto Rojas en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Pero el reducido núcleo de cuadros políticos del PCC ML opuesto al pacto de paz no fue capaz de conducir estas agrupaciones que tampoco tenían mandos militares importantes. Cuando varios de esos cuadros fueron capturados por el Estado el grupo entró en crisis y quedó casi extinto.

Entre tanto las disidencias del occidente de Antioquia, Putumayo-Nariño y la Sierra Nevada se involucraron en la delincuencia común. La disidencia de Risaralda se mantuvo hasta comienzos de los 2000, pero acabó siendo disuelta por la Fuerza Pública.

La disidencia del Catatumbo tuvo la ventaja de actuar en una zona del EPL entre frentes de las FARC y del ELN que les brindaron apoyo. Durante los noventa se expandió a zonas del nororiente y del Magdalena Medio donde antes estaba el EPL, pero tras realizar secuestros y extorsiones sufrió golpes del Ejército en Santander y ataques de las FARC en el Magdalena Medio. Es el único grupo disidente que subsiste replegado en algunos municipios del Catatumbo y, según distintas fuentes, muy comprometido con las redes del narcotráfico asociadas con la herencia del narco-paramilitarismo.

Hacia el Clan del Golfo

La disidencia del EPL que actuó en Urabá y que dejó centenares de víctimas –entre otras cosas por una guerra degradada con el grupo Comandos Populares– tuvo que replegarse hacia el sur. Pero entonces las FARC- que habían sido sus aliadas- la presionaron militarmente hasta hacerla salir de sus zonas.

En 1996 este grupo disidente se entregó formalmente al Ejército en Córdoba, donde más de 160 guerrilleros se acogieron al programa de reinserción. Sin embargo, su comandante Gonzalo y otros de sus jefes establecieron contacto con los Castaño y acordaron su ingreso a las AUC que iniciaban su expansión nacional. Así, al menos parte de quienes fueron guerrilleros y que además se habían desmovilizado acabaron por ocupar puesto de mando dentro del paramilitarismo que había sido su enemigo.

Paradójicamente, parte de los integrantes de los Comandos Populares, sus anteriores enemigos militares, que ya actuaban como paramilitares en coordinación con la XVII Brigada del Ejército y organismos de seguridad estatales en Urabá –según distintas denuncias-, también establecieron contacto con los Castaño e ingresaron a las AUC.

Este periplo indica que no hubo un tránsito del PCC ML y del EPL al paramilitarismo, sino que la gran mayoría de sus militantes y combatientes cumplió con los compromisos del pacto de paz. No obstante es claro que hubo un tránsito de los grupos armados disidentes o rearmados con excombatientes del EPL a las filas del narco-paramilitarismo.

En ese contexto se encuentra que quien fue un reconocido dirigente sindical y cuadro del PC ML, Rafael García, terminó vinculado a los Comandos Populares y luego se convirtió en líder paramilitar. A la vez, quienes fueron jóvenes exguerrilleros que se desmovilizaron y luego se volvieron a movilizar con estos grupos disidentes y rearmados pasaron al paramilitarismo y al narcotráfico. Varios de ellos aparecieron después como parte de los jefes de los Urabeños, organización narco-paramilitar ahora conocida como Clan Úsuga y que se autodenomina “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”.

En justicia

Estas experiencias indican la importancia de evitar las disidencias o rearmes en el proceso de paz con las FARC.

De igual forma, ponen de presente la necesidad de reconocer y dignificar el nombre y la actuación de las miles de personas amnistiadas y vinculadas con éxito a la vida civil gracias a los acuerdos de paz suscritos con las guerrillas, incluyendo a quienes han sido objeto de victimización por tal motivo.

Pero igualmente debe reconocerse que entre algunos mandos medios o bajos y entre algunos jóvenes combatientes que participaron en las disidencias y rearmes contra los procesos de paz, se produjo un fenómeno de degradación política y ética. Esta degradación se expresó en sus formas de actuación, que derivaron en acciones delincuenciales y en la afiliación al mercado mercenario del narco-paramilitarismo, que lamentablemente mantiene expresiones que deben superarse pronto de cara a las demandas actuales del proceso de paz.

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