El Nuevo Día, Ibagué
El ibaguereño Jairo Rivera Henker, es uno de los líderes sociales comisionado por las Farc para hacer acompañamiento y vigilancia en el Congreso a los acuerdos de paz; el vocero habló con El Nuevo Día sobre las preocupaciones y las victorias que han tenido los acuerdos en su tránsito legislativo, y hasta del impacto que tendría la próxima Presidencia de la República en lo acordado.
EL NUEVO DÍA: ¿En el Congreso cuál es su trabajo y qué objetivo tiene?
JAIRO RIVERA HENKER: Somos seis voceros por ‘Voces de paz’, agrupación política que surgió por la pregunta que tuvo la guerrilla y el Gobierno durante la negociación, de cómo lograr salvaguardar una presencia simbólica y política dentro del Congreso de la República y alrededor de la ciudadanía, que pudiera hacer veeduría a los acuerdos de paz y salvaguardar la letra de los acuerdos, ya que en el texto está depositada la confianza de las partes.
La fórmula fue una agrupación de ciudadanos en ejercicio para hacer esa labor, vinculada a representar a la insurgencia que no puede hacer política porque sigue en armas, pero representarla en términos de los intereses de los acuerdos de paz, que es lo que ha sido difícil explicar y comprender para mucha gente. La mayoría estuvimos asesorando la mesa de diálogos alrededor de algunos puntos específicos de nuestra experticia, en mi caso fue el de la participación política.
E.N.D.: ¿Entre tantos líderes sociales en el país, porque lo tuvieron en cuenta para ese grupo?
J.R.H.: Primero porque conocía los acuerdos al estar asesorando, entonces hay un parte de confianza de la guerrilla; segundo, porque he hecho parte de varios movimientos y liderando procesos sociales, como el movimiento estudiantil (Mane) y después del 2 de octubre, cuando se precipitó todo con los movimientos ciudadanos que empujaron a la salida de incertidumbre de lo que fue el triunfo del ‘No’.
Y porque no creo que haya mucha gente que se disponga para una tarea como esta, que en realidad es muy difícil, de muchos señalamientos y peligros, lo que evidencia que el país no ha cambiado tanto como muchos lo quisiéramos.
E.N.D.: Cuando se anunció que usted sería parte de ‘Voces de paz’, en redes sociales hizo publicaciones diciendo de que no era vocero de las Farc, ¿por qué?
J.R.H.: Porque no somos de las Farc y ellos mismos pueden representarse, tienen voz ahora y lo seguirán haciendo, de hecho van a estar en el Congreso.
No puedo representar a las Farc, porque no comparto muchas de las cosas que han hecho, pero sí puedo representar los acuerdos y los intereses de que transiten a la vida política, democrática, dejar las armas y construir un referente de verdad.
Y el tercer elemento es que no lo dicen los acuerdos. Para nosotros era muy importante ser enfáticos de qué estamos representando y qué no; la gente va a seguir diciendo: ¡esos son los de las Farc!, es un riesgo y una certeza que conocíamos desde mucho antes, pero la claridad es importante, para que puedan entender en qué está el proceso, para dónde va y para qué servimos nosotros.
E.N.D.: ¿En el Congreso ha visto disposición para la implementación de los acuerdos?
J.R.H.: Hasta el momento ha habido mucha disposición, creo que hay una suerte de consenso en el país político, en el Congreso, las Cortes, el Gobierno; una decisión de Estado, porque la paz es un paso imprescindible para una modernización aplazada, en Colombia no ha habido un proyecto de modernidad en los últimos 40 años y es urgente, estamos en la premodernidad política en términos de construcción de democracia.
La Unidad Nacional y los partidos cercanos al Gobierno han mostrado interés en la aprobación de las leyes, pero otros sectores han tenido mezquindad como el Centro Democrático, porque hay temor de que no se logre ganar esa batalla que se está librando para insertar la paz como un nuevo horizonte ético de un país que se acostumbró a la guerra, a la venganza y a un odio fuerte a las Farc.
Algunos congresistas comprenden esto, pero hay un peligro de que no se logre dar el paso, y si eso pasa, creo que se va a iniciar otro ciclo de violencia que impide un proyecto de modernidad en más décadas.
E.N.D.: ‘Voces de Paz’ también se ha reunido con líderes sociales en distintas partes del país, tal como lo hizo usted aquí en Ibagué, ¿cuál es el mensaje que se está dando a la ciudadanía?
J.R.H.: Estamos construyendo redes por la implementación y verificación de los acuerdos en todos lados y que además apoyen la reincorporación. El proceso tiene éxito si se logra la implementación de los acuerdos, que tiene diferentes etapas, la primera es esta, la legislativa; luego es hacer de eso políticas públicas en los territorios, lo que está impregnado de peligros como la corrupción, y se roben la plata que debe llegar a las regiones; que no se logre edificar una política pública acorde con las realidades de los territorios, o que sean rechazadas por la gente. Para que estos acuerdos tengan éxito necesitan un diálogo externo, que logre seducir a la región, a la población, a la guerrilla, a los políticos para que esto signifique transformaciones que impidan nuevos brotes de violencia en los territorios.
E.N.D: Se habla que la guerrilla no tendría candidato presidencial en 2018, y a su vez de la apuesta a un Gobierno de transición, ¿cómo serían estos elementos?
J.R.H: No sé si las Farc alguna vez contempló postularse para la Presidencia del 2018, pero no creo, ellos comprenden que aquí se está jugando algo más importante que su vocación de poder, un tránsito político de unas dimensiones éticas; el acuerdo de paz resultó siendo una coyuntura donde emergió la disputa de valores de la sociedad, que va a posibilitar o no, un proceso de modernización del Estado.
Estoy convencido que a las Farc no les interesa lanzarse a hacer un proyecto ni como el venezolano, ni el cubano; porque creo que entienden el estatuto de derrota que tiene el viejo proyecto comunista del siglo XX, por lo menos la comandancia; en ese contexto y lo que he hablado con ellos, la idea del Gobierno de transición no es como el que se hablaba en los años 60 hacia el socialismo, ni mucho menos, es absurdo; es un Gobierno de tránsito de un Estado de guerra a un Estado de paz, y configurar una cultura nacional de paz.
E.N.D.: ¿Qué cualidades debe tener ese Presidente?
J.R.H.: La posibilidad de construir un gran bloque con las mayorías alrededor de la paz, no sólo de los acuerdos de La Habana, que son un peldaño fundamental, pero hay otras cosas por hacer como la negociación con el ELN, que va a ser bien difícil; también entender el paramilitarismo y si es cierto que sigue siendo un fenómeno político, hay que hablar con ellos e incorporarlos con las mismas condiciones que los otros, pero en un modelo diferente al de Ralito, pero si es una cuestión de bandas criminales enraizadas con la corrupción institucional, pues es un fenómeno que hay que combatir, igual que a los miembros de las Farc que se queden delinquiendo.
Debe ser un liderazgo carismático que pueda recoger a todos, a los que votamos ‘Sí’ y a los que votaron ‘No’, pero que ven una opción de paz, inclusive a los que no votaron; y que se encamine un proyecto de construcción de sociedad civil y Estado Social de Derecho que reconozca los acuerdos.
E.N.D.: ¿De la siguiente baraja alguno reúne esas condiciones? Iván Cepeda, Gustavo Petro, Claudia López, Jorge Robledo, Humberto de la Calle, Sergio Fajardo.
J.R.H.: Claro que sí, esa es la baraja de la posible transición política en Colombia, pero fíjese que es una baraja difícil, es un país que sigue siendo muy conservador, y no hablo del partido porque es interesante que grandes sectores del Partido Conservador han concurrido hacia la paz en una idea de una modernidad a través de la democracia y lo cultural. Eso que vimos en la campaña del ‘No’ es un síntoma tremendo de ese país arraigado, como lo fue el tema de la ideología de género, que no estaba en los acuerdos; sencillamente esto hace pensar que es un camino que va a ser difícil y en últimas va ser una segunda refrendación de los acuerdos de paz.
E.N.D.: ¿Es consciente del momento histórico del cual es protagonista?
J.R.H.: No me lo imaginé pero me alegra, usualmente la dinámica de la historia es más accidentada de lo que uno cree y uno termina siendo atropellado por acontecimientos que a veces lo destruyen o lo enaltecen; esta es una función para mí muy difícil porque tiene toda la carga simbólica negativa de las Farc, pero es a la vez muy gratificante porque he aprendido como nunca, no solamente de la guerrilla, sino del diálogo con la gente, con el Congreso; me estoy moviendo en diferentes arenas que entre sí no se conocen y tienen diferente tabús, tener la posibilidad de matizar todos estos escenarios para mí es enriquecedor pese a los peligros que conlleva, porque me han amenazado muchas veces, pero prefiero no acordarme mucho de eso.
E.N.D.: Ante su experiencia en el Congreso, ¿tiene pensado aspirar a las elecciones parlamentarias del 2018?
J.R.H.: No, por ahora no, en absoluto y por varias cosas, por un lado, para mí es una experiencia transitoria muy llena y cargada de cosas; pero también me parece que todavía no hay espacio político para eso que me gustaría representar que es la ciudadanía, entendida como la gente consciente de la política que esté activa; quizás se ha despertado un poco entre sectores como el que en parte representa Claudia López, en su momento Mockus, y algunos sectores de la izquierda; si lo existiera me fascinaría pero creo que no se ha formado aún, y por ahora estoy pensando en esta tarea que estoy haciendo.
E.N.D.: ¿Cree que ese espacio político sí se puede formar pronto o es muy romántico pensar en ello?
J.R.H.: Creo que si sale adelante este proceso de paz, será más rápido de lo que creemos; nos hemos mantenido en la premodernidad política, porque las lógicas de la guerra son irracionales, la idea es eliminar al enemigo y punto.
La lógica de la paz es radicalmente distinta, exige una sociedad aliada al diálogo, y no quiere decir que transite a la homogeneidad y todos sean iguales, piensen igual, sean felices y se cojan de la mano; pero sí unas lógicas mínimas de democracia, donde se exige más razón que imposición, y tiene que ver con el ejemplo que aún no se ha dado, y no sé si lo podamos hacer germinar en este poco tiempo, pero si se logra sería maravilloso; lo que sería terrible es que fuéramos otra vez hacia un estilo de sociedad fanática, autoritaria y violenta.
E.N.D.: ¿Luego de la Ley de amnistía, qué sigue en el Congreso?
J.R.H.: Luego de la Ley de amnistía viene el proceso de justicia y paz, el artículo que vincula en la Constitución los acuerdos, el acto legislativo y la reforma a la Ley Quinta, la participación nuestra y posteriormente la del movimiento de las Farc; esas son las que están ahorita, y seguramente van a venir diferentes leyes de participación política y desarrollo rural integral.
Esperamos que el ‘fast track’ se acabe en estos seis meses relacionado con las leyes macro, después vendrán otras específicas, nosotros vamos hasta el día D+180, que es el día de desarme cuando la insurgencia elija a sus delegados.
E.N.D.: ¿Sus voces han sido escuchadas en el Congreso?
J.R.H.: Hasta el momento sí, tanto en el Gobierno como en las bancadas, sobre todo la Unidad Nacional y la izquierda han sido muy generosos con nosotros; con Uribe bien, pero no con todo el Centro Democrático, Uribe saludó a la presidencia de ‘Voces de Paz’ en el Senado, lo que no hicieron en la Cámara Representantes; inclusive tuvimos dificultades fuertísimas con un par de Representantes, uno fue Álvaro Hernán Prada, porque nos hicimos detrás de su curul y en plenaria dijo: ‘quítenme a estos terroristas de atrás’; lo que hicimos fue regalarles unas banderas que decía ‘el futuro de Colombia es la paz’, dos representantes del Centro Democrático no las recibieron, nos dijeron guárdeselas, el resto las recibieron, inclusive se pararon y nos dieron la mano.
E.N.D.: ¿Qué discusiones fuertes vienen en el Congreso?
J.R.H.: Lo que viene va a ser más duro, la justicia especial de paz es la aplicación de la ley de amnistía con delitos no amnistiables, claro también amnistiables, pero eso no tiene mucha discusión porque es la sala de situación, que es donde se define la situación jurídica como militar, guerrillero, etcétera.
Pero se viene la discusión sobre las sanciones y la verdad, estas son las más fuertes; ahora bien, se supone que todo ya está acordado, la labor nuestra es velar para que no se cambie el espíritu de lo acordado porque se pierde la confianza de las partes.
La otra labor nuestra es ayudar a la incorporación que es difícil porque la guerrilla tiene miedos y temores, esa incertidumbre puede jugar en contra del proceso.
Una herencia
En su recorrido por Ibagué, el delegado de ‘Voces de paz’ estuvo acompañado de su padre, el exsenador tolimense Jairo Rivera Morales, quien no solo expresó su orgullo, sino que hizo énfasis en que el liderazgo de su hijo era de herencia. “Pertenecemos a una familia que siempre ha sido de izquierda, mi padre fue un liberal de izquierda gaitanista, yo decidí militar en el Partido Liberal porque aquí en el Tolima se planteaba la construcción del proyecto socialista, pero todo eso naufragó; y he sido un presidente del Polo Democrático en el Tolima.
De su hijo expresó: “Estoy muy orgulloso de ver a mi hijo representando eso, al lado del profesor Jairo Estrada, que también es ibaguereño, representan a la tierra tolimense, y en eso los estamos acompañando y asumimos el riesgo de compartir las dificultades y asperezas de este proceso; hay gente que lo deja de saludar a uno porque dicen este es fariano y el hijo de fariano; no, estamos por la paz de Colombia, nosotros queremos que no haya más guerra, me siento orgulloso, satisfecho y enaltecido porque mi hijo a su corta edad está en el Congreso y esté en este proceso, por eso estoy acompañándolo”.