Por María Jimena Duzán / Revista Semana
Con el trasteo al uribismo, el expresidente César Gaviria queda en el mismo partido en el que están los expresidentes que denunciaron los presuntos pagos que podrían enredar a su hijo Simón. ¿Simple coincidencia? Puede ser.
Luego de escuchar la explosiva entrevista que le dio a La W el expresidente César Gaviria, queda claro que su trasteo para las toldas uribistas no es solo porque ande pensando en sus negocios de gas ni porque quiera colocar a su hijo Simón en la fila india de aspirantes presidenciales para 2022.
Por lo perturbado que se le escuchó en esa entrevista –¡hasta se le trastabilló el nombre de su candidato y le dio por llamarlo “Lombana”!– , es evidente que detrás de ese acto de oportunismo político hay también un afán por echarle tierra a un episodio sucedido en agosto 28 de 2017 que desde entonces lo atormenta.
En esa fecha los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe le escribieron una carta al fiscal Néstor Humberto Martínez, en la que le piden investigar unos pagos “subrepticios” que se habrían hecho a la campaña de Juan Manuel Santos de 2014 por parte de Odebrecht. (Ver copia de la carta aquí).
Entre los pagos que piden investigar mencionan uno que fue el que prendió las alarmas del expresidente César Gaviria porque hace referencia a Esteban Moreno, un empresario caleño muy cercano a su hijo, Simón Gaviria, quien según un confidencial publicado por SEMANA fue contratado junto con Ángela Garzón para gerenciar la campaña de 2014 del Partido Liberal al Congreso cuando Gaviria era ya jefe de esa colectividad.
En su carta, ambos expresidentes le piden al fiscal investigar si es cierto que el lunes 9 de junio de 2014 se le entregaron a la campaña de Juan Manuel Santos a través de Logistics Soluciones Integrales S.A.S., empresa de propiedad de Esteban Moreno, cerca de 4.000 millones de pesos para la segunda vuelta, y si posteriormente se saldaron, en 2015, 3.920 millones de pesos de deudas pendientes en 8 contratos de 490 millones de pesos cada uno, en los meses de marzo, abril, junio, agosto, septiembre, octubre y noviembre de ese año.
Un mes antes de que se conociera esta carta, este espinoso tema era ya un dolor de cabeza para el expresidente Gaviria a tal punto que, según algunas fuentes consultadas por esta columna, motivó un duro encontrón entre el fiscal NHM y el propio expresidente Gaviria, quien en un almuerzo se salió del forro y amenazó a NHM de que si se metía con su hijo, él iba a contarle al país quién era realmente.
Luego de este agrio rifirrafe, se hizo pública la carta de los expresidentes Uribe y Pastrana dirigida al fiscal que complicó aún más las cosas porque en ella se daban detalles de los pagos y se revelaba su cantidad de manera precisa. De pronto lo que hasta ese momento era un simple rumor se convirtió en una denuncia de peso.
Sin embargo, hasta hoy el expresidente Gaviria ha corrido con suerte, si es que así se le puede llamar a la manera como el fiscal NHM se las ha ingeniado para mostrar resultados en Odebrecht sin tocar a los peces gordos: hasta el momento no hay una investigación abierta contra Esteban Moreno ni sobre los pagos que fueron denunciados. Es más, tampoco hay ningún capturado ni condenado por haber ordenado los sobornos que ya ascienden a 50 millones de dólares, pese a que hay evidencias concluyentes que reposan en la Fiscalía de que gran parte de esa plata –por lo menos 30 millones de dólares– habría salido de la concesión de la Ruta del Sol II. Mientras que en países como Perú la Fiscalía tiene tras las rejas a los socios de Odebrecht por el pago de coimas, aquí en Colombia resulta casi un sacrilegio mencionarlos. (La Ruta del Sol II fue adjudicada a Odebrecht, que tiene el 64 por ciento de la concesión; a Epysol-Corficolombiana de propiedad del grupo Sarmiento Angulo, que posee el 33 por ciento; y al grupo Solarte, que tiene el 4,9 por ciento).
Hoy, con el trasteo al uribismo, el expresidente Gaviria queda en el mismo partido en el que están los expresidentes que denunciaron los presuntos pagos que podrían enredar a su hijo Simón. ¿Simple coincidencia? Puede ser.
Ni Uribe ni Pastrana han vuelto a recordarle al fiscal su detallada carta y tampoco han vuelto a mencionar públicamente ese episodio. ¿Simple coincidencia?… Puede ser.
No obstante, también existe la probabilidad de que detrás de esta voltereta de Gaviria haya una suerte de pacto de silencio para echarle tierra al tema de Esteban Moreno, mencionado en la carta de quienes hoy son los mejores amigos de César Gaviria. Y queda claro que el cadáver insepulto del Partido Liberal le va a servir al expresidente Gaviria de carta de negociación para sellar ese pacto de silencio.