“Una mano amputada menos, una viuda menos y un huérfano menos, valen la pena”, escribe la esposa del alto oficial en respuesta a los infundios propalados por la congresista del ultraderechista Centro Democrático, María Fernanda Cabal.
El general Javier Alberto Flórez fue uno de los negociadores para el cese del fuego con las Farc en La Habana. Su esposa, Sandra Inés Henao, al escuchar críticas sobre el papel de los militares en el acuerdo en Cuba, decidió responder a través de su cuenta en Facebook, en una larga carta que comienza diciendo: “Si alguien me hubiera dicho, que creer en la Paz, era tan difícil, ¡nunca lo hubiera creído!”
Entre quienes acusan se encuentra la representante a la Cámara por el uribismo María Fernanda Cabal, quien entre otras cosas dijo que los militares que negociaron en La Habana fueron unos “vendidos”.
La siguiente es la carta de Sandra Inés Henao tal cual ella la publicó en la red social:
“La historia lo dirá!
Si alguien me hubiera dicho, que creer en La Paz, era tan difícil, nunca lo hubiera creído!
Cuando estuve en la guerra, porque lo estuve!
En la guerra pura, era fácil!
Pensar que era el único camino posible!
Vivir con miedo!
Temer x la vida!
Temer!
Odiar!
Estar tal vez dispuesta a disparar un arma!
Por defender no tanto mi vida, sino la de mis hijos!
Era como estar dispuesta a amputar partes de mis dedos, porque no había otra opción!
Luchar x defender el hecho de que las armas disparadas tenían una justificación , porque así crecí!
Porque la lucha era la solución!
Aunque veía la sangre de mi pueblo derramarse, en los caminos de mi patria!
Aunque vivía en velorios y en entierros!
Aunque abracé tantas viudas y huérfanos!
Y familias de secuestrados!
Y amputados que partían mi corazón en mil pedazos!
Acompañaba a mi héroe en sus batallas!
Lloraba con las madres, desmadradas!
Porque no hay nombre para las mujeres q entierran a sus hijos!
Aunque vi en muchas paradas militares, entregar una bandera de honor!
Muy merecida!
Pero que no ahoga la verdad de haber entregado un hijo, por la guerra!
Y siempre decía: Dios mío yo no quiero recibir esa bandera!
Le rogué tanto a Dios, por morir al lado de mi esposo!
Pero de viejos!
Cultivando! Viajando!
No por una bala!
Un día, él volvió y pensé, los héroes vuelven al hogar!
Feliz creí, que ya acababa la pesadilla y podría esconderme con él en un lugar remoto a olvidar!
A sanar!
Pero no fue así!
Una nueva misión nos dio Dios y el presidente de Colombia!
Luchar por la PAZ!
Hacer historia, tratar de reconciliar a mi pueblo colombiano!
Tratar de devolver a Colombia, los hermosos parajes, que conocí y amé en la guerra !
Que quería algún día mostrarles a mis nietos!
Sin recorrerlos, como lo hicimos con nuestros hijos, heroicamente x acompañar a nuestro héroe!
Este gobierno, me enseñó, nos enseñó, nos dio la oportunidad de pensar q había otra manera de vivir!
Y mi esposo , el más grande guerrero, comprendió, que era posible, hablar y llegar a acuerdos, sin disparar, sin derramar sangre!
Desarmando el espíritu y hablando con su enemigo eterno!
Y lo hizo!
Fue muy difícil hasta para nosotros entenderlo!
Pero poco a poco, fuimos viendo que ese milagro era posible!
Lo comprendí, cuando en Enero de este año, pregunté
En el hospital militar, cuántos heridos en combate tenemos?
Y me dijeron, cero!!!
Cero!!!
Tuve q sentarme y llorar!
Lloré, porque durante 15 años de mi vida trabajando con los hijos de mi corazón, los heridos en combate !
No habíamos recibido ni uno!!!
Quería contarle al mundo!
A los q nunca han abrazado a un ser humano destrozado oliendo a sangre!
A los q nunca han ido a un entierro de mis soldado, policías e infantes!
Quería gritar!!
Esto es un milagro!
Ahí , ese día!
Vencí mi temor de cambiar mis creencias!
Vencí la historia de 50 años de mi vida de guerra!
Y decidí perdonar!
Eso, solo eso valía la pena!
Pedí perdón, x alguna vez creer, ingenuamente, que el único camino era el de la violencia!
Desarme mi espíritu!
Desarme mi alma!
Y decidí creer!
Creer!
Creer!
Pero nos han tratado tan mal a veces!
Ahora somos los vendidos, porque no queremos más guerra!
Porque entendimos que hablando!
Perdonando!
Acordando!
Dándole una oportunidad a nuestro país!
No ha sido , no será fácil!
No está inventada La Paz!
En Colombia!
Porque nunca estas generaciones hemos vivido la PAZ!
Tendremos q aprender!
Sacrificar!
Acá no existen los egos individuales!
Acá debe primar el bien común!
Nunca nadie estuvo conmigo en mis noches en vela , cuando en la soledad lejana de parajes remotos de esta tierra , abrazaba a mis hijos y les repetía , es q el papa lucha x la patria!
Nadie lo reemplazó en la primera comunión de mis hijos!
Nadie lo reemplazó en muchas navidades !
Nadie me abrazó cuando habían combates y llegaban los muertos y heridos y yo rezaba para q no fuera el mío!
Yo decidí acompañarlo en la guerra!
Me costó muy caro!
Pague mil noches de soledad!
De miedo!
De preguntarme si eso merecían mis hijos!
Hoy decido acompañarlo en esta lucha por La Paz!
Hoy de nuevo!
Nadie me acompaña de afuera, en mis noches en vela!
Solo mis hijos!
Nadie me abraza cuando me dicen cosas horribles!
Solo mis hijos!
Porque ellos le regalaron a Colombia, a su padre para la guerra!
Y se lo regalan, hoy por La Paz!
Lagrimas de sangre hemos derramado!
Quién diría que creer en la PAZ , costara tanto!
Yo decidí, Javier, desde el día que aceptaste este reto acompañarte y hoy con orgullo!
Te digo que la misión, que te encargaron!
La cumpliste!
Orgullosa estoy de mi Héroe!
Ser La copiloto de esta misión, ha sido, lo más difícil de mi vida!
Primero Dios, la virgen y mis ángeles, que me dieron el valor y la inteligencia para criar a mis hijos tan bien, siendo, casi una madre cabeza de familia, por ser tu esposa!
Acá estoy a tu lado, olvidando el pasado, luchando este presente tan difícil.
Para decirle a mis nietos!
Estén orgullosos por llevar ese apellido!
El General FLOREZ ha hecho todo, con honorabilidad, sinceridad! e institucionalmente!
Como un soldado de la Patria!
Entregando su vida por Colombia!
Sigo sacrificando, la poca juventud q aún me queda!
Por mi patria!
Envejeceré contigo!
Ya no podremos hacer muchas cosa, que solo nos regala la juventud!
Pero tomada de tu mano, miraré al horizonte y diré, gracias Dios mío!
Porque fuimos parte de algo maravilloso!
Un milagro!
Comenzar el camino hacia La Paz de mi Colombia amada!
La siempre sola, por la guerra!
La siempre sola, por La Paz!
Pero la más creyente, en esta esperanza!
Por mis nietos!
Misión cumplida!
Te respaldo y te respeto inmensamente, por tener esa inmensa capacidad, de reconciliar tu alma, tus convicciones, por la PAZ DE NUESTRO PUEBLO COLOMBIANO!”
SANDRA INÉS HENAO DE FLÓREZ