octubre 11, 2024 8:14 pm
Otra vez la privatización de Ecopetrol

Otra vez la privatización de Ecopetrol

Por Diego Otero Prada

La privatización de Ecopetrol es una idea que viene desde el gobierno del Presidente Eterno Álvaro Uribe Vélez. Se comenzó con la venta del 10% de las acciones,  dentro de una estrategia de continuar vendiendo más  participaciones pero  las protestas ciudadanas y políticas lo frustraron.

Desde que nuestra clase dirigente adoptó el neoliberalismo a partir de gobierno de César Gaviria de 1990 a 1994, la mayoría de las empresas estatales han sido vendidas. Es un proceso que se inició con el gobierno de Gaviria, continuó con el del supuesto social demócrata Ernesto Samper Pizano,  siguió con los de derecha de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe y se mantuvo con el gobierno de la Tercera Vía de Juan Manuel Santos.

Después de la venta de acciones del gobierno nacional de una de las reinas de la corona, Isagen, en 2016, permanecen aún en manos públicas ISA, EPM, Emcali, EEB, EAAB, algunas empresas menores de acueducto, alcantarillado y aseo urbano y la reina suprema, Ecopetrol.

Ecopetrol es el manjar más deseado por las multinacionales petroleras y sus intermediarios colombianos, como el uribista  presidente de Fasecolda, Jorge Enrique Botero.  Es una presa muy apetecida. Para venderla, nuestros quinta columnistas  del capital petrolero internacional dan todo tipo de argumentos falaces, como se ha hecho con las otras privatizaciones de empresas públicas.

Pero todos los argumentos de estos anti nacionales esconden el verdadero  interés, cual es el de vender Ecopetrol a como sea para satisfacer las ansias de acumulación del capital extranjero y de los países capitalistas desarrollados, especialmente Estados Unidos, que quieren apoderarse del petróleo colombiano.

Por principio, nuestra élite política y gremial es anti nacional. El imperio, hoy en manos de Trump requiere apoderarse del petróleo del planeta, y en nuestro continente del petróleo de Venezuela y Colombia. Y hay que cumplir las órdenes, para eso se va a visitar a Trump.

Infortunadamente,  el nuevo inquilino de Palacio de Nariño, el presidente Iván Duque, es uno de los mejores abogados en toda la historia colombiana del imperio estadunidense. Es un súbdito dispuesto a todo para satisfacerlo y recibir las congratulaciones.

Ya lo vemos en las relaciones exteriores abrazado con la extrema derecha venezolana, con los peores elementos de Partido Republicano  y aliado con la política exterior de Trump para intervenir en Venezuela y sabotear la unión sudamericana. Está rompiendo una política sagrada de no intervención en los asuntos internos de otros países y va a ser cómplice de la subversión de los Estados Unidos  contra Venezuela. En verdad, el proceso comenzó con el presidente de la Tercera Vía.

Pero volviendo a Ecopetrol, hay que oponerse por todos los medios legales a su venta parcial o total. En el mundo, casi todas las empresas petroleras son estatales por su importancia y porque son una fuente de ingresos para el gobierno central y las regiones, para promover avance tecnológico, desarrollar la energía y porque da poder de negociación internacional.

Un argumento que se da para vender empresas públicas es el de la ineficiencia del sector estatal y de su politización. Como esto no puede decirse de Ecopetrol, como era el caso de Isagen, vienen los argumentos de la falta de recursos para que el gobierno central se financie. Para el plan de carretas 4G cuando se discutía la privatización de Isagen,  ahora para que se cumpla la regla fiscal. Siempre existirá una excusa para los privatizadores neoliberales y sus amigos de las entidades internacionales y de los gobiernos del imperio.

En definitiva, si se privatiza o no Ecopetrol no se resuelve con las discusiones económicas, jurídicas, sociales y técnicas. Es un asunto político, de fuerza, de movilizar a la opinión pública, a los ciudadanos de toda clase, a los obreros, intelectuales, estudiantes, campesinos,  profesionales, clase media, empresarios, en fin al pueblo. Movilización significa salir a la calle, manifestarse en todos los lugares, protestar, presionar a la clase política. La experiencia yo ha mostrado, que al final la justicia se coloca a lado del poder, de ahí que pensar que jurídicamente se pueda evitar la privatización de Ecopetrol es perder el tiempo, es ser iluso. En Colombia como en todas partes, la calle es la que manda.

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