Por Marisol Bowen
La Dirección Nacional de Alianza País decidió tomar acciones contra Lenín Moreno, quien durante cinco largos meses ha atacado por todos los flancos a Rafael Correa y ha “permitido” que conviertan a Jorge Glas, nuestro Vicepresidente, en un preso político. Una paradoja vergonzosa y sin precedentes en la historia republicana del Ecuador.
Sus “diálogos” y la entrega de la patria han incluido a banqueros, políticos nefastos, empresarios y corruptos sentenciados; menos al pueblo ni la militancia de dicho movimiento político. Dejando incluso al descubierto el vil engaño al que fuimos sometidos con los famosos “diálogos” cuando Gustavo Baroja, Prefecto de Pichincha, dijera públicamente que los pactos fueron concebidos antes de las elecciones. En definitiva, las fotos de los diálogos no fueron más que un show para justificar los acuerdos previos con los demonios de la política, así como la venta de nuestras almas sin preguntarnos.
Actos y omisiones del actual mandatario que han demostrado hasta la saciedad un clarísimo desvío a la derecha, ausencia absoluta de disciplina y conciencia partidista, falta de interés por la militancia de dicho movimiento político y el quemeimportismo más brutal hacia el pueblo que le dio el poder.
Con todos estos agravantes y escuchando el clamor de la militancia revolucionaria y el pueblo en general, el 31 de octubre, Gabriela Rivadeneira, Doris Solís y Ricardo Patiño de la Dirección Nacional de Alianza País, ejecutaron lo que podría definirse como un exorcismo para sacar los malos espíritus que habían tomado posesión de ese cuerpo político, el ritual que inició quitándole a Moreno la dignidad de presidente del movimiento con el que ganó las pasadas elecciones, dejando en su lugar a Ricardo Patiño, tal como lo establece la normativa interna de dicho movimiento.
Pero, si el diablo se dejara quitar un alma sin dar pelea ¡no sería diablo! Moreno movió sus tentáculos del perverso poder para conseguir de manera inmediata que un tribunal ordene Medidas Cautelares por la decisión tomada por Alianza País. No esperábamos menos que verlo querer quedarse a la fuerza, ya dio síntomas de desesperación y posesión, cuando otros movimientos políticos llegaron a las sedes de Alianza País escudados en su supuesta defensa, los que provocaron desmanes usando incluso la violencia.
A Moreno no le interesa la militancia ni el pueblo, -a las pruebas nos remitimos-, sino tener el control absoluto del movimiento político más fuerte, aunque sus acciones sean contrarias a los principios de dicho movimiento. El meollo del asunto radica en que Alianza País tiene mayoría en la Asamblea y se avecina una consulta popular; sin control sobre dicho movimiento la estructura de su gobierno y su consulta impopular se debilitarán hasta dejarlo sin piso. De ahí que pelee por no aflojar esas almas, a estas alturas del partido no puede darse el lujo de perder fuerza en la Asamblea y al pueblo que planeaba volver a usar en una nueva campaña como tontos útiles.
Por su lado, Moreno, lejos de marcharse con la poca dignidad que podría quedarle, más rápido que inmediatamente impugnó la decisión de la Dirección Nacional de Alianza País, aduciendo que la Directiva Nacional no podía tomar dicha decisión sino la Convención Nacional, que se violó la normativa interna del Movimiento y se violaron sus derechos.
Moreno violó la normativa interna al no acudir a las 3 reuniones establecidas, pero, -según él-, ahí no aplica la normativa. Para sacarlo por dicha falta debe hacerse una Convención Nacional, ¿una fiestita no querría también, por si acaso? ¡Tamaño absurdo! Para eso son las normativas, para cortar de raíz faltas constantes y enemigas como la suya. La expresión de la ambigüedad descarada en un gobernante con la más bestial demostración de la ley del embudo.
Si de derechos violados hablamos, mientras yo escribo, usted lee y él derrocha su maquiavélico poder, en la cárcel 4 de Quito yace un inocente preso, ¡Jorge Glas! Esos si son derechos violados por los deseos más bajos y canallescos del poder.
Sin embargo sigo sin entender por qué Alianza País le aplicó sólo una de las innumerables faltas cometidas por Moreno, las que rezan como tal en la normativa interna de dicho movimiento, entre ellas el maltrato a sus militantes a los que ha tratado de ovejunos, idiotas, mafiosos, corruptos, pendejos, entre otros adjetivos calificativos. Llegando incluso a decir que los odia, en lo que me incluyo, yo también usé mal la pluma aquel nefasto día.
En todo caso, el Tribunal de Garantías Penales de Quitumbe acogió cada una de las letras de Moreno y el 1 de noviembre dejó sin efecto la Resolución de la Dirección Nacional de Alianza País. La cuestión es que en el actual país de las inconstitucionalidades e ilegalidades, dicha sentencia es inconstitucional. El tribunal en mención no es la autoridad competente para fallar en ese tema, arrogándose, en consecuencia, funciones que no le competen.
No existe tal violación a sus derechos constitucionales o humanos, -si acaso humanidad tuviera-, sólo en este caso aplican las garantías constitucionales, cuya finalidad está establecida en el Art. 6 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional: “Las garantías jurisdiccionales tienen como finalidad la protección eficaz e inmediata de los derechos reconocidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos…”. Dicho artículo también establece que las medidas cautelares tienen como finalidad: “…Prevenir, impedir o interrumpir la violación de un derecho”, y el Art. 26 indica: “Las medidas cautelares tendrán por objeto evitar o cesar la amenaza o violación de los derechos reconocidos en la Constitución y en instrumentos internacionales sobre derechos humanos”. Sólo en esos casos según lo establece el Art. 7 de la misma Ley, cualquier jueza o juez de primera instancia tendrán competencias. Como no hay violación a la Constitución, no hay afectación ni amenaza a sus derechos constitucionales o humanos, la acción no aplica en dicha instancia legal y las medidas cautelares así como el dictamen del Tribunal en mención son improcedentes.
El Tribunal de Garantías Penales aceptó que no se respetó el derecho de Moreno al debido proceso, -esa fue su sentencia veloz-, la cuestión es que dicho Tribunal no está facultado para cuestionar la decisión de los Directivos Nacionales de Alianza País porque es un movimiento político y no un órgano de la función pública; tienen sus propios estatutos y reglamentos internos y, dicho sea de paso, no está sujeto a dicha instancia legal sino al Tribunal Electoral. De hecho, es el Estado el llamado a respetar y hacer respetar el debido proceso, no un movimiento político. Así lo establece el Art. 76 de la Constitución que indica: “…Corresponde a toda autoridad administrativa o judicial, garantizar el cumplimiento de las normas y los derechos de las partes.”. Lo dicho “Autoridad administrativa o judicial”, no movimiento político.
En ese contexto, el debido proceso es una cuestión de Estado y no de agrupaciones políticas, cuyas determinaciones se ejerce en función de Normativas, Estatutos, Reglamentos internos, etc.
En consecuencia, el Tribunal de Garantías Penales no podía avocar conocimiento sobre la remoción de Moreno como presidente de Alianza País y una supuesta violación al debido proceso, lo que convierte a la acción en ajena a su competencia. Por consiguiente no podían emitir medidas cautelares, mucho menos dejar sin efecto la decisión tomada por la Directiva Nacional de dicho movimiento político, lo que convierte a dicho dictamen en ilegal y nulo.
No obstante, vemos a quienes salieron a la palestra pública a defender a Moreno con uñas y dientes, -los sin principios ni convicciones-, entre ellos la vicepresidenta interina, quien hasta se burló públicamente de la decisión de Alianza País. Ella junto a otros funcionarios puestos a dedo por Moreno, ninguno electo por decisión popular. En tal virtud nos resulta irrelevante el pataleo de quienes no representan en democracia a un solo ciudadano ecuatoriano, sino a sus propios intereses con aroma a lentejas.
Y en la danza del pataleo, no podía faltar el que usó a Rafael Correa para catapultar su ya sepultada vida política, José Serrano; quien aseguró que, como parte de Alianza país, Moreno seguía siendo su presidente. No tenemos problema con eso, hay quienes creen en el diablo y cruzan nuestras mismas calles. Así también la Asambleísta Viviana Bonilla, -la sorpresa del momento-, quien también sacó las uñas para defender a Moreno en una entrevista para Ecuador inmediato, donde le preguntaron si la Dirigencia Nacional de Alianza País podía tomar dicha resolución al margen de una Convención Nacional, respondiendo a la pregunta del periodista -después de varias salidas por la tangente-, que sí podía, ¡si pero no! Porque Moreno no es cualquier militante. ¿Acaso las normativas y estatutos de Alianza País tienen realeza? ¡No! La disciplina y las normativas son para todos.
Alianza País no es de unos cuantos, menos de los que traicionaron sus principios, es del pueblo ¡y allí no entrarán nunca más!
Han dejado en evidencia sus caras sin sangre, pero no nos desinflamos, al contrario, ¡traicionados pero no derrotados! Como dijera Cristina Kirchner: “Los traidores son necesarios. Sin ellos ¿cómo sabríamos quienes son leales?”
Por ahora y mientras se realiza la Convención Nacional de Alianza País donde volverá Rafael Correa para darles cristiana sepultura política, todo esto y lo que finalmente pasará al respecto de la impugnación ilegal, se lo puede resumir en un cacho (chiste):
Erase un conejo corriendo y gritando en el bosque:
¡Corran que Moreno está cazando patos¡
¡Corran que Moreno está cazando patos!
En ese momento se acerca un tigre y le dice: pero si tú eres conejo no pato.
Y el conejo le responde: Sí, ¡pero hazle entender a ese hombre!
¡Que tragedia!
Finalmente, la acción tomada por Alianza País es legal y con ellos o sin ellos, ¡ya tiene presidente! Pero eso es algo que solo podrán sostener las bases mismas de dicho movimiento ¡el pueblo!
Aunque el país haya dado un giro brutal en la desgracia provocada por un error en democracia, aunque el actual mandatario haya pasado de ser un candidato afable y tolerante a ser un presidente vengativo, agresivo, soez y aterrador; aunque sigamos creyendo en la justicia para nuestro Vicepresidente injustamente encarcelado, aunque en cinco meses no exista una sola obra de Moreno sino críticas para las miles de Correa, aunque se cometan arbitrariedades cada día y atropellen al pueblo con insultos; ese mismo pueblo es paciente pero no ciego.
Prevalecidos del efímero poder, han olvidado la fuerza del pueblo aguerrido que se ha graduado de valiente infinidad de veces. Que el león aunque esté dormido no deja de ser león, y que la paciencia es virtud de inteligentes ¡porque es la virtud del cálculo!