Por Juan Carlos Monedero
El Neoliberalismo es un sentido común. La vida se ha convertido en un enorme supermercado donde todos compiten contra todos. Quien no sea rentabla queda fuera: la información, el deporte, la política, estudiar, comer, habitar es una lucha a muerte. Esto le ha tocado siempre a los sectores populares, quienes siempre han tenido la intuición de la rabia contra el poder. Las clases medias, por el contrario, siempre han tenido algo más que perder y por lo general son más miedosas y necesitan creer más a los gobernantes. Cuando la crisis afecta también a las clases medias sumamos fuerzas y entonces el cambio es posible (pasó en 1931, en 1975, en 2011). Así nació el 15-M. Así nació Podemos: cuando fue posible organizar el descontento. Cuando suma muchas voluntades, una organización puede ser factor de cambio en un país. Esa es la magia de Podemos. Eso no quita que la formación morada no tenga imperfecciones. Está compuesta por seres humanos. Los problemas en Podemos siempre se magnifican y las mentiras no se acaban (hay mercenarios que hacen como que no hubiera ganado Podemos el 100% de los juicios que ha tenido. Pero seguirán que si Venezuela, que si hacienda, que si la beca… El falangista Pablo Casado se pasea por los platós con una fotocopia de una factura falsa que enseña entre amenaza y amenaza con aplicar el 155 a los Boy Scouts. Le gustaría ser Margaret Thatcher y viajar al Ulster o a Barcelona en tanque o helicóptero.
A veces los problemas los creamos nosotros mismos. Hay gente siempre que ve la política como un mercado y busca posicionarse personalmente. Aunque le haga daño al colectivo. Por lo general, son gente que cuando tienen posiciones de poder son implacables con la disidencia. Cada vez que alguien quiere buscar una posición personalista -es evidente en Podemos- suele contar con los medios que trabajan para acabar con Podemos. Frente a todo eso -por otro lado, tan humano- Podemos tiene que ser capaz de organizar el descontento prefigurando la España que quiere construir, navegando las aguas siempre contradictorias de la política donde se junta lo mejor y también lo peor. ¿Quién dijo que la democracia fuera fácil? Fácil es el ordena y mando del PP, de Ciudadanos y, desgraciadamente, también del PSOE.
Para pensar en Catalunya, una pregunta da más luz que mil rspuestas: ¿cuál sería la mejor solución para lo que está pasando, es decir, la reclamación de varios millones de catalanes de ver reconocidos sus deseos de sentirse nación? Yo lo tengo muy claro: que puedan sentirse nación dentro de España, que se sientan sin contradicción catalanes y españoles, que les resulte un orgullo defender a Catalunya y defender a España. Si alguien tiene alguna solución mejor y factible debiera contárnosla. Porque lo que estamos escuchando a la coalición de la porra, con el PSOE incorporado, es que, como dijimos en su día, España se limita a su alicorta idea de España y se hace a hostias.
Cuatro lugares en Podemos para reinventar la política
El sentido común neoliberal se organiza sobre cuatro pilares políticos: el miedo ante la incertidumbre, la delegación de la política en los representantes (¡vota y no te metas en política!), la indiferencia -y el desprecio- hacia la política, y una identidad nacional excluyente (aunque la vida te vaya muy mal, tranquilo que “tú eres de aquí”. Aunque tu país te esté dando de comer limosna. La posibilidad de que Podemos gobierne España pasa por revertir esas cuatro raíces que nutren el sentido común actual. No se trata de arrancar las raíces de lo que existe. Se trata de sembrar raíces nuevas y abonarlas para que sean más fuertes que las viejas y quiera el árbol nutrirse de ellas.
(1) A la identidad excluyente se la combate construyendo identidades incluyentes: sentirte catalán y español, andaluza, gallega, vallecana y española, española y musulmana, católico y catalán, negra y vasca. Y que esas identidades te permitan materialmente vivir (que la gente no come indentidades). Eso se logra menos con el discurso y más con la convivencia. Se trata de articular espacios de encuentro que no sean de confrontación (como el fútbol, levantado sobre la guerra). Lo sabían en la Edad Media, casando los reyes a sus hijos con los de otros reyes. Tienen que ir más andaluces a la Diada y bajar más catalanes a la Feria de Abril. De camimo, que paren en San Isidro, que les invitamos a un vermút. Pero ahí no acaban las dificultades. No debemos perder de vista un problema para la democracia: el neoliberalismo no es incompatible con el autoritarismo ni con la deriva nacionalista excluyente. Erdogan, como buen neoliberal, dice que quiere gobernar Turquía como una empresa. Como Rajoy, como Puigdemont, como Rivera. El problema es que los que queremos una democracia con ciudadanía, no con clientes, estamos en el polo opuesto de esas concepciones.
(2) La indiferencia se solventa con compromiso. Esta semana, las calles de Madrid se llenaron de murcianas y murcianos peleando para que el AVE no separe a la ciudad. Esa movilización, como ocurrió con Gamonal, no deja indiferente a la ciudadanía. La indiferencia se solventa con compromiso. Lo ha hecho también el independentismo que viene del 15-M. Ese compromiso que nace de abajo va a ser esencial para profundizar en la democracia en el conjunto de España (no así la dirección política del independentismo, que ha pensado en términos de partido desde el primer momento). Lo ha hecho también, aunque de manera reactiva y despertando a la bestia fascista, el españolismo del PP y el neofalangismo de Ciudadanos -contando además con el aparato de represión del Estado-. No es que toda la gente que fue a esas manifestaciones comulgara ni mucho menos con esos partidos, pero quien se apuntó el tanto fue esa derecha canovista, de la misma manera que los tantos independentistas se los apunta ERC y el PdeCat. En España, durante la I República, durante la II República, durante la Transición, luchar contra la indiferencia era gritar: “Llibertat, amnistia, Estatut d’Autonomía”. Hay capacidad para instalar un relato pero no para mantenerlo. Borrell e Iceta terminan haciéndose un selfie en una pancarta con Rivera y Albiol.
En España, para salir de la indiferencia necesitamos un relato diferente de España. La tarea de Podemos de construir el imaginario de una patria diferente a la del PP y Ciudadanos está detenida. Pedro Sánchez se fotografió con una bandera española gigante, en un gesto meramente electoral. Le cortarían igual la cabeza. Luego ganaría las primarias hablando de plurinacionalidad. Pronto se ha desdicho. Lo que era de verdad en su gesto es ese apego a la bandera como forma de encubrir cualquier idea alternativa. La energía intelectual del PSOE anda bien debilitada. También la de Podemos. ¿Dónde está la intelectualidad española? Es verdad que ahora los profesores universitarios forman parte de esa intelectualidad. Pero es bastante probable que la mediocridad que hace que no existan universidades españolas entre las más punteras del mundo es lo que hay detrás de los manifiestos llorones y tardíos de profesores, por lo general de derecho, a rebufo del gobierno del PP, el partido más corrupto de Europa. Cuando los socialistas catalanes tienen que ponerse al lado de Albiol, mal vamos. Podemos empezó a hablar de una España alternativa, hizo un hueco privilegiado a la memoria histórica, se propuso recuperar a Lorca y a Machado, a Negrín y a Cernuda, a María Zambrano y Cenobia Camprubí, a las 13 rosas y a Clara Campoamor, a Américo Castro, a Miguel Hernández, a Nogales a Victoria Kent a Margarita Nelken. Tiene que seguir por ahí. Podemos va a gobernar cuando tenga un relato de España claro. En un país con un himno sin letra y con una música que sonaba cuando fusilaban a republicanos.
(3) La delegación de la política se solventa con participación. Eso fue el 15-M: la repolitización de la gente que construyó un relato alternativo. Hoy Podemos debiera ser capaz de ir casa por casa a explicar su proyecto de España, a contar cómo el Partido Popular está rompiendo nuestro país, a explicar cómo las catalanas y los catalanes tienen que votar precisamente para lograr que no se marchen. No hay ningún partido que pueda hacer ahora mismo eso. No es extraño el odio de los partidos del 78 hacia Podemos. La ira desatada dificulta esta explicación. Pero hay que intentarlo. Nos jugamos un país. Por eso Podemos necesita activar a sus jóvenes -son quienes más energía portan y una idea más limpia de la España futura tienen-.
(4) Por último, y quizá lo más importante en este momento: ¿como se vence al miedo? Regresando a la indignación que hizo nacer a Podemos.
Convertir la ira estéril en digna rabia
Lo único que vence al miedo que se está generando en nuestras sociedades, tanto en España como en el resto de Europa, es convertir la angustia en digna rabia. El miedo reclama al padre castrador que nos proteja. Y cuanto más nos protege, más indefensos estamos, más a su merced. La dignidad, como recuerda María Moliner, es la condición de quien no humilla y no se deja humillar. Hay muchos poderosos que no se dejan humillar. De hecho, son los que votan todos los días gracias a su poder. Pero humillan a los demás. Constantemente. La tarea del 15-M, y es la tarea de Podemos, consiste en convertir la ira que produce la corrupción, la ira que produce el que unos aventureros junto a unos ladrones nos hayan llevado a este callejón sin salida en Catalunya, la ira ante el vaciamiento de la hucha de las pensiones, la ira ante unos empleos cada vez más precarios, la ira ante el crecimiento de las desigualdades, la ira ante la subida especulativa -¡Otra vez!- de viviendas y alquileres, la ira ante la precarización de la Universidad pública y el abandono de la educación, la ira ante la privatización de la sanidad, del alargamiento de las listas de espera, del encarecimiento de las medicinas, de la salud, del ocio. Después de un año de incertidumbre, todos han movido ficha: el PP y Ciudadanos hacia la reacción falangista, el PSOE, de nuevo, hacia el susanismo y el felipismo, el Rey hacia el pasado Borbón, el independentismo hacia el abismo (con la ambigüedad democristiana de ERC que no dudará en decir cuando convenga lo contrario de lo que está diciendo), el PNV a la condición de bisagra única de Madrid, Bildu al orgasmo vicario por la situación catalana que le hace de nuevo reforzar su reclamo identitario y “despodemizarse”. Queda por saber qué tiene que hacer Podemos después de haber mantenido la postura más honesta: diálogo dentro de la Constitución para ir más allá de la Constitución, referendum pactado con el Estado, proyecto constituyente que garantice los derechos sociales, justamente cuando ya es evidente que a sus cuarenta años la Constitución de 1978 está exhausta.
Podemos tiene que volver a hablar desde la digna rabia, con la contundencia que poseen quienes transforman la ira en digna rabia. Podemos tiene que mandar al basurero de la historia a la dirigencia independentista a la que se les ha perdonado demasiadas mentiras ¿No dijeron que las anteriores elecciones fueron un plebiscito? Cuando se pierde un plebiscito no se queman las naves ni se dinamitan los puertos, sino que intenta ganar fuerzas, no abrir una guerra que golpea a tu propio pueblo y que necesita mentir presentando una España que es mucho más rica de lo que dicen solo para justificar su fracaso y su cobardía. Podemos tiene que mandar al basurero de la historia al PP de Mariano Rajoy. Si se aplicase la ley de partidos al PP es bastante probable que habría que ilegalizar ese partido. Casi mil cargos imputados por robarle dinero a España. ¿Y se envuelven con la bandera española? Cada vez que un cargo imputado del PP se envuelve con la bandera española la llena de mierda. ¿Por qué se lo permitimos los españoles honrados? ¿Sólo porque tienen mil altavoces para gritar que tenemos que resignarnos porque todos somos iguales? (Insisto: no han sido capaces de demostrar en ningún tribunal sus mentiras contra Podemos).
No es verdad que todos seamos iguales: los condenados por los jueces son ellos. Y son ellos los que llenan la bandera de estiércol. Y la han colgado de la fachada de la sede de Génova, pagada con dinero negro. Podemos tiene que convertir en digna rabia esa ira ante tanto sinvergüenza. En esa batalla sabemos que en ayuda al PP están muchos mercenarios de los medios que por dinero piensan con faltas de ortografía y mala sintaxis democrática-. Podemos convirtió la indignación en digna rabia en la moción de censura. Pero se está dejando robar el relato, que aprovechan los oportunistas. No es fácil el momento. El grito de ¡Rompen España! convoca más que la evidencia de ¡Se roban España! Por eso hay que explicarlo tanto como haga falta. Bajará el polvo y se verá qué queda en pie. Mientras tanto toca convocar de nuevo a la organización.
Todos han movido ficha pero el tablero del 78 se ha desdibujado
Todo el régimen del 78 ha salido en tromba a apoyar al PP. Tánto que el PSOE ha tenido que volver al redil. Hay una involución en el Gobierno de Rajoy que aplica inconstitucionalmente el 155, en el Tribunal Constitucional que se pliega a las presiones del gobierno, en los medios, en la fiscalía, en las fuerzas y cuerpos de seguridad, en el Parlamento que aprueba el CETA aprovechando la confusión y regala la soberanía española. El riesgo de una segunda transición que devuelva al franquismo ámbitos ganados en la primera transición está ahí. Podemos es la única garantía de que esto no pase. Para ello, tiene que armarse de razones para hacer oír su digna rabia.
Pasa, en primer lugar, por colocar fuera de la organización a los que han roto todos los principios éticos de Podemos. La dirección de Podem se ha situado hace mucho tiempo fuera de Podemos. Tienen otros partidos -con los que llevan meses haciendo política- que les recibirán con gusto. Es muy deshonesto por parte de la actual dirección de Podem, encabezada por Albano Dante, sostener unas ideas políticas ajenas a Podemos desde una organización con la que comparte un código ético y político. Ideas que, además, no estaban en el programa electoral con el que se presentó a las elecciones. Esa deshonestidad no debe caber en Podemos. Podemos tiene que reconstruir su espacio político en Catalunya. Eso pasa por reinventar Podem y por reinventar En comú Podem, construyendo una nueva fuerza política comprometida con Catalunya y con España y que defienda, con la misma fuerza, los derechos sociales en el conjunto del Estado de la misma manera que el derecho a decidir como la forma legal y legítima de solventar el encaje de Catalunya en España. Podemos no necesita en Catalunya una fuerza política pensada solo para discutir con Madrid, de la misma manera que la nueva fuerza política en Catalunya no necesita en España una fuerza política que no entienda la condición plurinacional de España ni que Catalunya es una nación. España necesita el ímpetu de la Catalunya rebelde, fuerte, trabajadora, exigente, de la misma manera que Catalunya necesita la savia compartida con una España que le paró los pies al fascismo, que se la jugó cuando murió el dictador, que coge un autobús para ayudar en el Prestige, en los incendios, en una catástrofe y que vibra de la misma manera ante cualquier injusticia. Fragmentados no solamente vamos a sentirnos rotos, sino que por puro egoísmo vamos a tener muchas menos oportunidades para pelear en la guerra sin cuartel de la globalización neoliberal.
Está en manos de Podemos pelear contra el miedo con la digna rabia, esa que construye esperanza, pelear contra la delegación de la política apostando por la participación que le permita al partido volar, luchar contra la indiferencia creando compromiso, enfrentarse a las identidades excluyentes recuperando esa patria de patrias donde no solamente cabemos todas y todos sino que es donde está lo más hermoso de nuestra historia compartida. Los reyes y los príncipes, a los cuentos. Por eso le tienen tanto miedo a un proceso constituyente. Dejar de ser súbditos. Volver a ser sujetos de ciudadanía.
Público.es