Por Fernando Arellano Ortiz, enviado especial
Quito
“La paz de Colombia constituye un elemento esencial en el proceso de cambio que viene experimentando nuestro hemisferio y adicionalmente, el SÍ a la paz en el plebiscito de este domingo 2 de octubre, es el sí a la vida; y el sí a la vida, es un imperativo ético”, expresa la ministra del Trabajo, Clara López Obregón, en el mensaje que hizo llegar al Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2016 que se realizó en la capital ecuatoriana entre el 28 y este 30 de septiembre, organizado por el movimiento oficialista Alianza País del presidente Rafael Correa Delgado.
La titular de la cartera laboral fue invitada a este certamen internacional como expositora en el panel ‘Colombia en el camino de la paz, los desafíos del posconflicto’. Sin embargo la circunstancia de estar a escasas horas de la realización del histórico plebiscito que refrendará los acuerdos de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la insurgencia de las Farc, le impidió viajar a Quito. Por ello envió una misiva de saludo a los participantes de este encuentro.
El mensaje de la ministra López Obregón fue leído durante la clausura de este evento internacional que congregó a representantes de alrededor de 30 organizaciones políticas progresistas y de izquierda de América Latina y España, el cual se realizó en la Capilla del Hombre, museo del artista plástico Oswaldo Guayasamín.
Proceso de paz, oportunidad para concretar reformas sociales
En desarrollo del ELAP 2016, se realizó el panel ‘Colombia en el camino de la paz, los desafíos del posconflicto’, el cual contó con la participación del exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro; la excongresista Piedad Córdoba; y la activista de derechos humanos, Gloria Flórez.
Los tres dirigentes coincidieron en señalar que el proceso de paz constituye una oportunidad para avanzar en la concreción de las reformas políticas, económicas y sociales que reclama el pueblo colombiano.
Petro dijo que ojalá se produzca una amplia movilización popular después de la realización del plebiscito de este 2 de octubre que posibilite la convocatoria de una constituyente que es, en su concepto, el mecanismo idóneo para impulsar y concretar esas reformas.
Por su parte, Córdoba, afirmó que es necesario configurar un frente amplio o una convergencia política de los sectores progresistas de Colombia, ahora que las Farc se convierten en movimiento político con el fin de disputar el poder. “Sin la unidad es difícil ser gobierno”, dijo.
A su turno, Flórez señaló que ojalá en esta nueva etapa en que desaparece un actor armado como las Farc, los gobiernos de los países vecinos jueguen un papel activo para concretar con Colombia una verdadera política de fronteras que permita superar la compleja problemática que viven las comunidades de estas zonas colindantes.
Una de las conclusiones de ese panel fue que el conflicto colombiano es un factor de desestabilización de la región que aprovecha Washington para continuar con su injerencia, así como la derecha para promover la restauración conservadora.
Texto del mensaje de la ministra López Obregón
A continuación el texto completo del mensaje de la ministra del Trabajo, Clara López Obregón, al III Encuentro Latinoamericano Progresista:
Bogotá, D.C., septiembre de 2016.
Doctores
DORIS SOLIZ CARRIÓN
Secretaria Ejecutiva
ÓSCAR BONILLA SORIA
Secretario de Acción Política
MOVIMIENTO ALIANZA PAÍS
Quito – Ecuador.
Apreciados compañeros de Alianza País:
Reciban en primer término mi caluroso saludo y mi felicitación por la realización de la tercera versión del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2016 que se ha convertido en un reflexivo espacio de análisis y de debate sobre los acuciantes temas políticos y socioeconómicos que atañen a nuestra américa.
Fue mi deseo el estar departiendo con ustedes en esta oportunidad en Quito cuando recibí a mediados del pasado mes de agosto su cordial invitación a participar en este tercer encuentro internacional como expositora en el panel ‘Colombia en el camino de la paz, los desafíos del posconflicto’. El hecho de que estemos a escasos tres días de la realización del histórico plebiscito que refrendará los acuerdos de paz entre el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y la insurgencia de las Farc, me impide acompañarlos por cuanto en estos días hemos intensificado nuestra labor de pedagogía y promoción sobre los alcances de los mismos.
Este III Encuentro Latinoamericano Progresista organizado por Alianza País se enmarca dentro de la perspectiva de “la consolidación de las políticas de cambio en la región” y la apuesta “por un pacto ético latinoamericano”. La paz de Colombia constituye un elemento esencial en el proceso de cambio que viene experimentando nuestro hemisferio y adicionalmente, el SÍ a la paz en el plebiscito de este domingo 2 de octubre, es el sí a la vida; y el sí a la vida, es un imperativo ético.
La firma de los acuerdos de paz de La Habana y el triunfo del SÍ en el plebiscito que aspiramos los demócratas de Colombia sea contundente, es una forma de cerrar la fábrica de víctimas que ha generado la guerra de nuestro país por décadas. Este imperativo ético tiene que traducirse en la construcción de un nuevo país mediante un renovado pacto social que apunte a superar la desigualdad social, la inequidad económica, así como la exclusión política que han sido históricamente las causas fundantes del conflicto colombiano. De esta manera se le estará dando sentido a la profundización de la democracia por cuanto que este nuevo relacionamiento social implicará cambiar la manera de hacer política, con reglas transparentes de juego que posibiliten profundas reformas estructurales e institucionales.
Hoy lo responsable en un país tan complejo como Colombia es aprovechar los vientos de cambio para ir transformando el modelo económico, pero lo tenemos que hacer en un ambiente de tranquilidad. La refrendación de los acuerdos de paz de La Habana en el plebiscito no es solamente un paso estratégico para el devenir histórico de la nación, sino que constituye una extraordinaria oportunidad para generar ese nuevo ‘pacto social’.
El logro de la paz es de interés estratégico para cualquier pueblo, y más para uno como el colombiano, que ha sufrido una guerra tras otra. Guerras que han servido para el despojo de los vencidos, desde las primeras del siglo XIX que llevaron a la Constitución a prohibir por primera vez la pena de exilio y la confiscación de sus bienes. Pero de vencidos han sido las sucesivas olas de desplazados por la violencia de uno y otro bando que han hecho de Colombia un país de ciudades grandes y desequilibradas.
En la actual coyuntura colombiana, por encima de las diferencias sobre el modelo económico o el modelo de justicia, debe abrirse paso la capacidad de dibujar un posconflicto en el que la violencia quede proscrita como herramienta para hacer política, donde pueda superarse el déficit de democracia y la deliberación en la diferencia abra los espacios para el cambio pacífico. Para ello es imprescindible legitimar los acuerdos de La Habana, abrir los diálogos formales con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y rodear la implementación de lo pactado con garantías para todas las víctimas, pero también para los insurgentes que dejan las armas.
Estos desafíos pero a la vez el apasionante compromiso de contribuir desde la institucionalidad a darle sustentación a la etapa del posacuerdo fueron las motivaciones que me llevaron a aceptarle el Ministerio del Trabajo al presidente Juan Manuel Santos, no obstante las críticas que recibí por parte de algunos sectores de izquierda que se resisten a aceptar la importancia de influir en un momento clave y determinante como el que transita Colombia, desde una posición de responsabilidad política en el Gobierno.
Al desearles muchos éxitos a los organizadores y participantes en las deliberaciones del ELAP 2016, quiero expresar mi reconocimiento al decidido respaldo de las fuerzas democráticas y gobiernos progresistas de América Latina al proceso de paz de Colombia. Su renovado compromiso y apoyo en la etapa del posconflicto que comienza, será decisivo para avanzar en la consolidación de la reconciliación en nuestro país, pero al mismo tiempo será una contribución a la dinámica de las luchas de cambio en nuestra región.
Con altos sentimientos de consideración y aprecio, me es grato suscribirme de ustedes.
Atentamente,
CLARA LÓPEZ OBREGÓN
Ministra del Trabajo de Colombia