Por Pedro Juan Orozco
Con fecha 28 de junio de 2017 fue publicada en los medios hablados y escritos una encuesta de la firma Gallup sobre la imagen favorable de los potenciales candidatos presidenciables en las elecciones de 2018 en Colombia.
Tanto El Tiempo como El Espectador publicaron los resultados de dicha encuesta en los mismos términos en que fueron suministrados por la firma encuestadora; es decir, registrando que quien goza de la mayor imagen favorable en el país es la exministra Clara López Obregón con un 46%.
Pero la revista Semana no procedió con la misma transparencia ya que omitió publicar los resultados de la encuesta en el mismo orden arrojado por el ranking de la firma Gallup y, en su lugar, se inventó una metodología mediante la cual le resta a la imagen favorable de cada candidato su respectiva imagen negativa y, proceden, por su cuenta y riesgo, a alterar el orden de los candidatos, ubicando a la exministra López Obregón en el sexto lugar; en tanto que suben a unos y bajan a otros (según sus preferencias políticas), incurriendo en un error metodológico y dejando la duda de su parcialidad en la campaña política que desde ya se inicia para el 2018.
El primer y más cacareado principio de la ética periodística dice que la opinión es libre, pero la información es sagrada; pues bien, en este caso, la revista Semana no ha actuado conforme a este principio, ya que no publicó la información generada por la fuente, vale decir, la firma Gallup, y le ha entregado a sus lectores una foto diferente de lo que refleja la percepción de los colombianos.
Con frecuencia se afirma que una encuesta es una especie de fotografía que recoge la opinión de los ciudadanos en un momento determinado; pero en este caso, la revista bajo la dirección de Alejandro Santos Rubino, no está publicando la foto que refleje la opinión de los encuestados en la fecha de recolección de los datos. Ello constituye una desinformación y deja entrever una intención sesgada de desorientar a los colombianos en su derecho a contar con una información veraz y con unos análisis ponderados e imparciales que le ayuden a tomar la mejor decisión para proceder a votar por quienes consideren que será la persona más preparada y con las mejores condiciones para dirigir los destinos del país en el próximo cuatrienio.
Dice el adagio popular que por el desayuno se adivina cómo será el almuerzo. Hay que esperar estar equivocado con esta predicción; pero las señales no muestran un panorama alentador.
La revista Semana le debe una explicación a sus lectores.