mayo 19, 2025 10:00 pm
Adiós a la globalización, retorna el proteccionismo

Adiós a la globalización, retorna el proteccionismo

RESUMEN AGENCIAS /

El pasado 2 de abril marcó el final de la globalización por parte del Gobierno de Donald Trump. Washington fue el promotor de la globalización y ahora está dedicado a acabarla.

Estados Unidos se desindustrializó, la productividad se ha estancado, las clases medias han perdido poder de compra, su sistema educativo viene fallando, su infraestructura es inadecuada, su sistema de salud es un desastre, hay problemas de vivienda, una juventud drogadicta y sus valores están en el nivel más bajo.

Trump y su equipo son conscientes de que Estados Unidos viene en decadencia ante la aparición de nuevas potencias, como China, fundamentalmente, Rusia, India y otros países asiáticos. Militarmente, Rusia está hoy adelante y China viene acercándosele.

En 2010, China se convirtió en la potencia manufacturera del mundo, superando a Estados Unidos. Medido en precios de paridad adquisitiva, el Producto Interno Bruto (PIB) de este país ocupa el primer lugar del mundo, seguido por Estados Unidos, India, Japón, Alemania y Rusia.

De un plumazo ‘tarifario’, Donadl Trump le dio entierra de tercera a la globalización neoliberal.

El hegemón se enfrenta a fuertes rivales, de ahí el eslogan trumpista de Make America Great Again (MEGA),“recuperar la grandeza de América”. Como muestra la historia, cuando la potencia dominante ve rivales, se vuelve más agresiva para mantener su predominio.

En su presentación en la Casa Blanca, en una operación de mercadeo político, Trump exhibió en un gráfico su nueva política arancelaria. Mostró cómo su Gobierno va a aumentar los aranceles para todo el mundo, según la fórmula simplista de imponer un arancel igual a la mitad de lo que cada país le cobra a Estados Unidos.

Fin de una época

Aunque ya había fisuras en la globalización, Trump le dio el jaque mate. A partir del 2 de abril de 2025 desaparecieron la globalización, el Consenso de Washington, el libre comercio, las normas sobre el déficit fiscal, el endeudamiento público, las privatizaciones y, en general, el neoliberalismo.

El mundo que se conformó después de la Segunda Guerra Mundial está muerto. Las negociaciones de Bretton Woods de 1944 que pusieron en marcha un Nuevo Orden Económico Internacional para dar estabilidad a las transacciones económicas, que creó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que exigía a los países garantizar la convertibilidad de sus monedas al dólar estadounidense, que preveía una mayor cooperación para evitar devaluaciones competitivas, desaparece.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) que reemplazó al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) creado en 1947 y otras similares, ya no tienen sentido. Y el dólar paulatinamente va perdiendo poder.

Inflación y recesión

Las medidas de Trump producirán un aumento de la inflación y además una recesión. J.P. Morgan prevé para Estados Unidos una tasa de crecimiento negativa de 0,3 %  en 2025, un desempleo del 5,3 %, y un aumento en la inflación de entre 4,0 % y 4,5 %.

En efecto, el aumento global en los aranceles va a elevar los precios de todos los bienes, lo cual disminuye su consumo, y esto a su vez frena el crecimiento del PIB; es decir, en resumen, habrá estanflación, un aumento simultáneo de la inflación y caída de la actividad económica.

Estas consecuencias se darán apenas entren a regir los nuevos aranceles, y el efecto depresivo durará hasta que los consumidores superen este choque inicial, ya sea porque las empresas se vean obligadas a reducir sus utilidades para disminuir los precios o porque se den estímulos de los gobiernos como subsidios y reducción de impuestos. Es una situación global muy compleja.

Ahora, los trumpistas son conscientes que en el corto y aún en el mediano plazo, la situación puede ser difícil, pero esperan que después llegarán los tiempos de estabilización. Pero necesitan que, antes de las elecciones para el Congreso de finales de 2026, la economía comience a recuperarse porque, de lo contrario, los demócratas podrían avanzar y ganar en la Cámara de Representantes. El desafío es enorme y no hay nada seguro.

Involución de EE.UU.

Lo que está claro es que la involución de Estados Unidos que seguirá a sus brutales amenazas y humillaciones a los líderes mundiales acabará provocando un retroceso tanto en las relaciones con Washington como en la disposición mundial a seguir manteniendo activos estadounidenses (como los bonos del Tesoro).

El desafío de China a Trump también establecerá un “tono” para aquellos que no tienen la “influencia” de Beijing.

Hoy el mundo presencia la batalla comercial entre EE.UU. representado por el emblemático toro de Wall Street y la China comunista de la hoz y el martillo.

Detrás de las audaces acciones de Trump se esconde una dura realidad a la que se enfrentan muchos de sus partidarios: es indiscutible que la fuerza laboral estadounidense ha sido devastada por una triple amenaza: la inmigración masiva, la anomia generalizada de los trabajadores –resultado del declive cultural– y, en particular, la alienación masiva y la exclusión del derecho al voto de los hombres de mentalidad conservadora. Estos factores han contribuido poderosamente a la actual crisis de confianza en la capacidad de su manufactura para recuperar siquiera un atisbo de su antiguo esplendor, sin importar cuánto el inquilino de la Casa Blanca golpee al maltrecho ‘Orden Mundial’.

Trump está organizando una revolución para invertir esta realidad, para acabar con la anomia estadounidense, trayendo de vuelta (como espera) la industria a su país.

Un partidario de Trump muy valorado lo expresa de forma bastante brutal: “Ahora nos encontramos en un punto de inflexión muy importante. Si vamos a enfrentarnos a ‘El Gran Malo’ con China, no podemos permitirnos lealtades divididas… Es hora de ser desagradables, brutal y duramente desagradables. Las sensibilidades delicadas deben eliminarse como una pluma en un huracán”.

Trump le ha declarado la guerra comercial al dragón chino: las consecuencias se sentirán en breve lapso.

No es sorprendente que, en el contexto general del nihilismo occidental, pueda arraigar una mentalidad que admira el poder y las soluciones tecnocráticas despiadadas, casi la crueldad porque sí. Ese es un indicador de un futuro turbulento.

El descalabro económico de Occidente se ha complicado con las declaraciones a menudo contradictorias de Trump. Puede que forme parte de su repertorio; sin embargo, sus desordenadas maneras evocan el pensamiento de que nada es fiable, nada es constante.

Chao globalización; proteccionismo a la vista

 

Con la guerra tarifaria de Trump desplegada a nivel mundial se puede afirmar que se le está dando entierra de tercera a la globalización neoliberal, fenómeno económico, social y político que ha marcado el devenir del mundo contemporáneo desde finales del siglo XX. Se caracteriza por la expansión global de las políticas de liberalización de los mercados, la desregulación, la privatización de empresas estatales y la reducción del gasto público. Estas políticas se han implementado bajo la premisa de que el supuesto “libre mercado” es el mejor mecanismo para fomentar el crecimiento económico y mejorar el bienestar de las personas.

El concepto de globalización neoliberal surge en la década de 1980, principalmente con los Gobiernos de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido. Ambos líderes implementaron una serie de reformas orientadas a reducir la intervención del Estado en la economía, fomentar la competencia y abrir los mercados nacionales al comercio internacional. Estas políticas se extendieron rápidamente a otros países, en gran parte debido a la influencia de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que promovieron la adopción de programas de ajuste estructural en países en desarrollo a cambio de asistencia financiera.

Las políticas neoliberales se basan en varios pilares fundamentales:

  • Liberalización del comercio y la inversión: eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias para facilitar el flujo de bienes, servicios y capitales entre países.

  • Desregulación: reducción de la intervención estatal en los mercados para permitir que las fuerzas del mercado determinen los precios, la producción y la distribución de recursos.

  • Privatización: transferencia de empresas y servicios públicos al sector privado, bajo el argumento de que la competencia y la eficiencia del mercado mejorarán la calidad y reducirán los costos.

  • Disciplina fiscal: reducción del gasto público y de los déficits fiscales a través de la austeridad, la reducción de subsidios y la reforma de los sistemas de seguridad social.

Efectos negativos

 

Este modelo económico promovido por Washington e impuesto a nivel planetario, sustentado en la liberalización y la desregulación, ha exacerbado las desigualdades económicas y sociales, tanto dentro de los países como entre ellos.

Los efectos negativos a nivel mundial se han traducido en:

  • Desempleo y precarización laboral: La privatización y la austeridad han llevado a la reducción de empleos en el sector público, así como a la flexibilización y precarización de las condiciones laborales en el sector privado.

  • Vulnerabilidad financiera: la apertura de los mercados financieros ha aumentado la exposición de los países a crisis económicas y financieras internacionales.

  • Destrucción ambiental: la búsqueda de crecimiento económico y la explotación de recursos naturales han tenido un impacto negativo en el medio ambiente, contribuyendo al cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

A lo largo de los años, la globalización neoliberal ha sido objeto de numerosas críticas y ha generado movimientos de resistencia en diferentes partes del mundo. Los críticos argumentan que las políticas neoliberales benefician principalmente a las élites económicas y a las multinacionales, mientras que perjudican a los trabajadores y a las comunidades más vulnerables. Además, señalan que la dependencia del mercado como regulador de la economía y la sociedad ignora las necesidades de equidad y justicia social.

Globalización vs. proteccionismo

 

Dentro de las contradicciones del capitalismo, con la guerra arancelaria de Trump, la globalización neoliberal enfrenta un desafío significativo. La política proteccionista que ahora asume Washington a través de la adopción de una tabla arancelaria mundial constituye uno de los factores clave que va a contribuir al debilitamiento del modelo neoliberal.

De esta manera, el mundo retorna al proteccionismo por cuanto EE.UU. busca ahora, según reitera Trump, salvaguardar su industria nacional.

La imposición de aranceles a las importaciones es una de las principales herramientas utilizadas en esta guerra comercial. Como consecuencia de ello se aumentan los costos para las empresas y los consumidores, lo que afecta negativamente la economía global.

Esta guerra arancelaria, además, está generando incertidumbre en los mercados financieros y afecta la confianza de los inversores. El mundo entonces está en presencia de la “desglobalización”, con algunos países buscando reducir su dependencia de las importaciones y promover la producción nacional.

Impacto

Ante las medidas proteccionistas adoptadas por el Gobierno de EE.UU. el impacto en la economía mundial se puede sintetizar en los siguientes factores:

*Debilitamiento del libre comercio que ha sido la base de la globalización neoliberal.

*Cambio en la dinámica global con algunos países buscando redefinir sus relaciones comerciales y económicas.

*Nuevas oportunidades para algunos países, como aquellos que pueden beneficiarse de la reubicación de cadenas de suministro.

Perspectivas

 

La “desglobalización” en primer término genera incertidumbre por cuanto que la perspectiva futura del modelo neoliberal es incierta y dependerá de la evolución de la guerra arancelaria y de las políticas económicas de los países.

Algunos analistas predicen que la globalización neoliberal podría dar paso a nuevas formas económicas, más regionales y menos dependientes del libre comercio.

La evolución de la guerra arancelaria y de las políticas económicas de los países determinará el curso de la globalización en el futuro.

En ese contexto, los países al verse obligados a aceptar unas nuevas reglas de juego en el ámbito comercial tienen al mismo tiempo que abordar aspectos como la desigualdad económica y la sostenibilidad ambiental para poder sobreaguar otra de las crisis recurrentes del capitalismo.

 

 

 

 

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