RESUMEN NOTICIOSO /
Una vez más el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, trató de lavarse las manos y echarle la culpa del incremento de la tarifa del sistema de transporte público TransMilenio al Gobierno nacional del presidente Gustavo Petro.
Como se sabe, el déficit financiero del transporte en Bogotá lleva años y se debe a que la operación y funcionamiento se lleva a cabo por un oligopolio privado de transporte, sometiendo a la ciudad capital a altos costos, en los que se incluye la altísima utilidad de estos concesionarios.
La táctica del alcalde Galán desde que asumió hace un año es que si le va mal en la solución de los problemas de Bogotá es “culpa de Petro” pero si el Presidente hace sugerencias es “injerencia indebida”.
Galán prometió durante su campaña reducir la tarifa de TransMilenio buscando fuentes de financiación, pero esa es otra de sus promesas incumplidas.
El burgomaestre bogotano quedó en evidencia ante la contundente respuesta que le dio el Gobierno nacional a través de la ministra de Transporte, María Constanza García, quien señaló que este “no tiene ningún compromiso de girar recursos para la operación de TransMilenio en Bogotá, ni en ningún otro sistema del país”.
Presidente Petro rechaza aumento de la tarifa de TransMilenio y aclara que Nación nunca ha subsidiado su operación
El presidente Petro rechazó el aumento en el pasaje de TransMilenio y propone transferir recursos a cambio de propiedad en la operación de los buses o convertir troncales en tranvías eléctricos.
La reciente propuesta de la Alcaldía de Bogotá para incrementar las tarifas del sistema de transporte masivo TransMilenio en 2025 ha encendido un debate que involucra al primer mandatario. En un mensaje publicado en su cuenta oficial de X, el mandatario de los colombianos rechazó tajantemente la medida y abrió la discusión sobre el déficit financiero del sistema y las fallas en su modelo de operación.
Polémica sobre los recursos
El presidente Petro afirmó que los recursos del Gobierno nacional no han sido destinados, ni en el pasado ni en el presente, para subsidiar la operación de TransMilenio. El mandatario recordó que durante su gestión como alcalde de Bogotá no solicitó apoyo del gobierno central para financiar el sistema, marcando una clara diferencia con las estrategias de la actual administración distrital.
En su declaración, Petro sugirió que, si el Distrito enfrenta problemas financieros para cubrir el costo de la operación debido a un posible sobreendeudamiento, alternativas como la transferencia de recursos a cambio de participación en la propiedad de los buses o la implementación de tranvías eléctricos podrían ser soluciones viables. Estas propuestas apuntan a un modelo de transporte más sostenible y menos costoso, pero su implementación requeriría reformas estructurales. Déficit y problemas estructurales
El déficit operativo de TransMilenio, que actualmente supera los tres billones de pesos, es uno de los mayores desafíos para la Administración distrital. Este déficit, agravado por la disminución de usuarios y vehículos en circulación desde 2019, ha llevado a propuestas como el aumento de la tarifa para mantener la operación.
Sin embargo, el modelo de concesión del sistema también ha sido duramente cuestionado. Los contratos actuales permiten a los operadores privados quedarse con el 95 % de las ganancias de los pasajes, mientras que el Distrito asume los costos de infraestructura, mantenimiento y subsidios. A pesar de la alta rentabilidad para los operadores, los costos adicionales asociados con riesgos y amortizaciones, que han perdido justificación después de 22 años, siguen siendo trasladados a los usuari Impacto en los usuarios y la gestión privada
El aumento de tarifas golpea directamente a los ciudadanos, especialmente a los sectores más vulnerables, quienes ya enfrentan un sistema que muchos califican como indigno. A esto se suma la percepción de que la calidad del servicio ha disminuido debido a estrategias como la reducción de buses en operación y la saturación de vehículos para ahorrar costos operativos.
Además, la gestión de los operadores privados ha sido objeto de críticas por prácticas como la explotación laboral, falta de mantenimiento adecuado de los buses y opacidad en la propiedad de las empresas concesionarias. Según informes, estas compañías no solo obtienen grandes beneficios de los pasajes, sino que también destinan recursos a otros negocios como el transporte en otras ciudades y sectores relacionados a través de tarifas elevadas.
Propuestas para un cambio estructural
Diferentes actores desde el Concejo de la ciudad han propuesto medidas para mitigar el déficit y mejorar el sistema. Estas incluyen la renegociación de los contratos con los operadores privados, la implementación de métodos de pago más flexibles como abonos mensuales y familiares, y la distribución equitativa de los costos de la evasión entre la administración y los operadores.
Además, la posibilidad de integrar tranvías eléctricos y repensar el modelo de transporte público en Bogotá ha tomado relevancia en el debate. Según expertos, estos cambios no solo podrían reducir costos operativos, sino también ofrecer un servicio más eficiente y sostenible para la ciudad.
El rechazo del presidente Petro a un posible aumento de tarifas en TransMilenio ha reabierto una discusión sobre la sostenibilidad financiera y social del sistema. Con un modelo de concesión que privilegia a los operadores privados y un déficit que amenaza su operación, es evidente que se necesitan soluciones estructurales. Mientras tanto, los usuarios siguen enfrentando tarifas altas, servicios saturados y una gestión cuestionable, lo que subraya la urgencia de una reforma integral del sistema de transporte masivo en Bogotá.