enero 20, 2025 11:42 am
Contraste con la actitud obsecuente y vergonzante de los líderes europeos: Claudia Sheinbaum planta cara a Donald Trump

Contraste con la actitud obsecuente y vergonzante de los líderes europeos: Claudia Sheinbaum planta cara a Donald Trump

De manera clara y contundente ha respondido la mandataria de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a los inaceptables pronunciamientos injerencistas del entrante presidente estadounidense Donald Trump.

DIARIO RED /

Frente a la cobardía con la que los líderes europeos están respondiendo a las amenazas imperialistas de Estados Unidos, México se ha convertido en un ejemplo para todos los demócratas.

En los últimos días, Donald Trump ha amenazado a Dinamarca —miembro de la Unión Europea (UE) y de la OTAN— con una posible invasión de Groenlandia (territorio bajo soberanía danesa y, por tanto, europea), ha amenazado a Panamá con recuperar el control estadounidense del estratégico canal utilizando la fuerza militar si hace falta y ha expresado públicamente su deseo de anexionarse Canadá —el segundo país más extenso del mundo— como el Estado número 51 de Estados Unidos.

Ante todo esto, los mismos líderes europeos que hicieron sonar unánimes los clarines de la guerra contra el supuesto expansionismo ruso, los mismos que profirieron contundentes proclamas contra los imaginarios planes “imperialistas” de Vladimir Putin, han respondido con palabras amables y hasta con genuflexiones diplomáticas a las amenazas del nuevo Presidente de la primera potencia militar del mundo de anexionarse países a una escala de magnitud superior que lo que jamás ha podido llevar a cabo la Federación Rusa. Dinamarca ha aumentado —como respuesta— el protagonismo de Groenlandia en el escudo de armas de su casa real, los portavoces de la Comisión Europea han pedido por favor que se respete la soberanía territorial de los países y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ya de salida, ha tranquilizado a los canadienses diciéndoles que no se preocupen, que el tipo que acaba de amenazarlos con una anexión es el presidente de un país «amigo» y que, por eso, no va a pasar nada.

En los últimos años, las élites políticas de la Unión Europea decidieron adoptar una estrategia de seguidismo ciego, cortoplacista e irresponsable de la voluntad y los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos, alimentando una escalada bélica a miles de kilómetros de Washington y en la que el gigante norteamericano ha sido el único beneficiado —los muertos los han puesto Ucrania y Rusia, la destrucción de la economía y la industria la ha pagado Alemania y, mientras tanto, Estados Unidos se ha asegurado ser el principal suministrador de gas natural licuado a Europa—, pero también apoyando el peor genocidio del siglo XXI en la Franja de Gaza y ensuciando de esa manera y para siempre el alma de Europa. Después de haber permitido el asesinato industrial de mujeres y niños en clave de limpieza étnica que ha perpetrado el Gobierno criminal de Israel —mediante el mantenimiento de las relaciones diplomáticas y el comercio de armas, así como la ausencia total de sanciones—, nunca más la Unión Europea se podrá presentar ante el resto de países del mundo como defensora del derecho internacional, la paz y los derechos humanos. Todo el capital histórico y moral que habían acumulado los países del continente europeo después de superar el oscuro pavor del holocausto nazi ha muerto en los mismos bombardeos que han fallecido los niños palestinos con la complicidad de Europa. Y, después de haber elegido ese camino de violencia, de oprobio y de inmoralidad solamente para contentar al hegemón norteamericano, llega ahora Donald Trump y habla abiertamente de invadir Dinamarca. Los patéticos balbuceos de los geniales estrategas europeos son perfectamente entendibles teniendo en cuenta lo que han hecho.

Por su parte, los poderes mediáticos otanistas ni siquiera se muestran del todo alarmados. Solamente en España, 20minutos jugaba con la idea de lo grande que sería Estados Unidos si se anexionara Canadá y Groenlandia y los recursos a los que tendría acceso —imaginemos lo mismo dibujando mapas sobre la anexión rusa de Ucrania, Finlandia y las repúblicas del báltico—, La Vanguardia se dedicaba también a contar los millones de kilómetros cuadrados que tendría el nuevo Estados Unidos y La Razón argumentaba que a lo mejor Trump está en lo cierto y hay que cambiar el nombre del ‘golfo de México’ por ‘golfo de América’, como ha exigido el Presidente in pectore.

Precisamente a este último estrambote ha decidido responder en primera persona la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Mostrando un mapa de 1607, ha explicado durante sus célebres ‘mañaneras’ que el golfo de México ya se llamaba así mucho antes de que existieran los Estados Unidos de América. Además, y utilizando la ironía, aprovechó para proponer un cambio de nombre para su vecino del norte. “¿Por qué no le llamamos ‘América mexicana’? Se oye bonito, ¿no? Desde 1607, la Constitución de Apatzingán era de América mexicana. Entonces, vamos a llamarle así”, dijo Sheinbaum antes de recordar a Trump que, en México, ya no gobiernan títeres suyos como el impresentable Felipe Calderón o su exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna, condenado en EE.UU. por sus nexos con el narcotráfico, sino el pueblo de México.

Esta reacción, tan irónica como firme y tan diferente a los temblores de piernas y los agachamientos de cabeza que ejecutan los líderes europeos, ha sido muy aplaudida pero no es más que el último gesto de una larga lista. No debemos olvidar que, ante la reforma constitucional promovida por Morena para elegir a todo el Poder Judicial —incluyendo su cúpula— mediante una votación popular en las urnas, la administración Biden ya ensayó la injerencia, y primero Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y después Claudia Sheinbaum pusieron pie en pared para defender la soberanía democrática de su país.

Más recientemente y frente a la publicación de un bulo por parte del New York Times, en el que el supuestamente prestigioso periódico norteamericano se inventaba la existencia de un laboratorio de fentanilo en el Estado mexicano de Sinaloa —como ya se inventó las armas químicas en posesión de Sadam Hussein y posiblemente con la intención de empezar a armar una excusa para una futura intervención militar en México—, Sheinbaum volvió a utilizar las mañaneras para desmentir el bulo de guerra en primera persona.

La respuesta digna y soberanista por parte de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no se ha hecho esperar ante las inaceptables amenazas del estrafalario y pintoresco magnate estadounidense Donald Trump.

En esta época en la que no solamente las personas progresistas y de izquierdas, sino el conjunto de los demócratas del mundo contempla con pavor cómo un plutócrata fascista en posesión del mayor arsenal nuclear del planeta lanza amenazas a diestro y siniestro mientras la mayoría de los líderes occidentales le piden perdón por existir, la preocupación se convierte en esperanza si miramos a México. Compartiendo miles de kilómetros de frontera y con una exposición económica, comercial y de seguridad enorme a todo lo que decida hacer su vecino del norte, la dignidad, la fuerza democrática, la potencia popular y la determinación de los líderes de la nación mexicana, encabezados por su mandataria, son un recordatorio permanente de que las cosas se pueden hacer de otra manera y de que una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde.

Diario Red, España.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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