EDITORIAL TSC /
Entre el 22 y el 24 de octubre se llevará a cabo en la ciudad rusa de Kazán la cumbre de países que integran los BRICS+, la cual constituye un hito en la reconfiguración de la geopolítica mundial por la serie de anuncios que se harán y por la cantidad de países interesados en hacer parte de este bloque que apunta a la multipolaridad en las relaciones internacionales.
Previamente a la reunión los ministros de Finanzas del Grupo BRICS anunciaron que han llegado a un “muy buen acuerdo” para regular el comercio internacional con monedas nacionales, lo cual constituye clara señal que el dólar tiene sus días contados.
Hasta el año pasado, los BRICS+ estaban conformados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El primero de enero de 2024 se le sumaron cuatro países: Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
Los diez integrantes de los BRICS+ representan, en la actualidad, el 46 por ciento del total de la población mundial, el 37,6 del total del Producto Bruto global y más de dos terceras partes de la producción de hidrocarburos. Tres décadas atrás, el G7 (integrado por Europa Occidental, Japón, Estados Unidos y Canadá) contaban con el 50 por ciento de la participación en el Producto Bruto, y los BRICS apenas alcanzaban el 16 por ciento.
Hasta agosto del presente año, 32 países han solicitado sumarse a los BRICS+. Entre las solicitudes figuran los casos paradigmáticos de Cuba y Turquía. En el primer caso, porque la isla caribeña soporta desde hace seis décadas un bloqueo criminal por parte de Estados Unidos. Su ingreso a los BRICS+ generaría oportunidades de quebrar dicho bloqueo a través de la cooperación propuesta por el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que ofrece financiamiento sin injerencismo geopolítico. Esa plataforma permitirá a muchos países eludir las sanciones ilegales dispuestas por el Departamento de Estado, dando paso a una arquitectura financiera. Por su parte, la petición realizada por Ankara –en el caso de ser aceptada– supondría un duro golpe para la OTAN, que vería debilitada su membresía.
Mientras Washington y la Unión Europea (UE) insisten en promover bloqueos, sanciones unilaterales, programas directos de injerencia política, económica y/o financiera, guerras híbridas y operaciones de confusión cognitiva, los BRICS+ se plantean un Nuevo Orden Global basado en el respeto de las soberanías y una consecuente regulación de las grandes corporaciones. Estos últimos insisten en imponer confusión mediática, manipulación algorítmica, destrucción del sentido comunitario, devastación del medio ambiente y desaparición de las identidades nacionales.
Como contrapartida, los BRCS+ plantean un modelo alternativo de gobernabilidad global que busca desconectar al Sur Global de las extorsiones atlantistas y, al mismo tiempo, superar la actual parálisis de las Naciones Unidas, impotente frente a la militarización de la OTAN, la guerra tecnológica contra China y la crisis del Medio Oriente.
En ese contexto, uno de los focos del debate de Kazán será la continuidad de la política de desdolarización. Cuatro décadas atrás, el dólar se utilizaba en ocho de cada diez transacciones del comercio internacional. Hoy ese guarismo se redujo al 45 por ciento.
Para profundizar aún más ese proceso de desconexión monetaria, se analizará la creación del BRICS Bridge, una plataforma de pago supranacional que competiría con el Swift occidental, que monopoliza el intercambio de once mil entidades financieras. El Bridge permitiría realizar pagos en monedas nacionales de los países miembros, al tiempo que el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) actuaría como instrumento de conversión y compensación. De esa forma, se potenciará el comercio entre los socios al facilitar las transacciones de los gobiernos, las empresas y las personas.
También se discutirá otra de las iniciativas más temidas por Washington: la creación de una moneda digital única de los BRICS, denominada R5, en referencia a la primera letra de sus respectivas divisas: real, rublo, rupia, renminbi y rand. La propuesta rusa incluye la posibilidad de que sea utilizada tanto para transacciones internacionales como para el ahorro.
De esta manera, el Sur Global profundizará el deterioro del modelo económico hegemónico forjado en Bretton Woods en 1944 como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y determinará las reglas que van a regular las relaciones económicas, comerciales y financieras a corto y mediano plazo.
Así las cosas, hay un evidente reacomodo de las fichas en el tablero geopolítico mundial.