febrero 16, 2025 8:13 pm
El falso concepto de populismo y los desafíos de la izquierda

El falso concepto de populismo y los desafíos de la izquierda

POR VIJAY PRASHAD /

El Instituto Tricontinental de Investigación Social acaba de publicar su más reciente ensayo que lleva por título ‘El falso concepto de populismo y los desafíos de la izquierda: un análisis de coyuntura de la política en el Atlántico Norte’. Este documento fue motivado por la victoria electoral del potentado republicano Donald Trump en Estados Unidos y por la percepción, dentro de sectores del viejo liberalismo y la socialdemocracia, que el ascenso de la extrema derecha actual es la causa principal de los problemas que enfrenta la humanidad. Sin embargo, Trump no es el origen de los patrones de intimidación y represión que Estados Unidos y sus aliados han infligido históricamente al Sur Global.

Trump nació en 1946, apenas un año después que Estados Unidos lanzara bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Durante su infancia, Estados Unidos invadió la península de Corea (1945) e intervino en las elecciones de Costa Rica (1948), Siria (1949), Irán (1953) y Guatemala (1954). Si bien Trump facilitó la agresión regional israelí a través de los Acuerdos de Abraham (2020), no fue quien firmó las órdenes para transferir sistemas de armas peligrosos a Israel en su guerra genocida, ni es la única fuerza del Atlántico Norte comprometida con la defensa de sus financiadores.

El magnate estadounidense es un producto del pacto neoliberal, un verdadero Frankenstein del sistema. Su afirmación de ser un multimillonario “hecho a sí mismo” es tan ficticia como su declaración de ser un político “hecho a sí mismo”: en ambas áreas, fue impulsado por fuerzas mucho más grandes que él. Cuando los viejos liberales y muchos socialdemócratas abandonaron sus compromisos con el bienestar social y el bien común para abrazar el neoliberalismo, perdieron apoyo entre amplios sectores del electorado del Atlántico Norte. Estos sectores liberales utilizaron al Estado para desviar enormes porciones del excedente económico con el fin de crear multimillonarios, al tiempo que desmantelaban empleos para sus propias poblaciones.

Al perder su base de apoyo en las masas, la clase dominante buscó desesperadamente formas de mantener su hegemonía electoral. Esto implicó, primero, sabotear cualquier posibilidad de resurgimiento de las políticas de bienestar social a través de la centroizquierda (como lo demuestran el sabotaje a la campaña de Bernie Sanders y la conspiración contra Jeremy Corbyn en Reino Unido). Luego, encontrar candidatos dispuestos a decir cualquier cosa para construir y disciplinar una nueva base popular, siempre que estos candidatos, como Trump, siguieran comprometidos con las rígidas estructuras de extracción de excedentes del trabajo colectivo para beneficiar las cuentas bancarias de unos pocos.

Con el tiempo, Trump y otros líderes de la extrema derecha actual caerán en desgracia con sus bases, incapaces de cumplir las promesas que les hicieron. Cuando esto ocurra, la clase dominante —los Frankenstein del capitalismo— encontrarán otro u otra ilusionista dispuesta a deslumbrar a una base desorientada mientras perpetúan las mismas brutalidades contra la clase trabajadora y el campesinado del mundo.

¿Qué significará la Presidencia de Trump para el mundo?, se pregunta el analista político liberal. ¿Qué ha significado para el mundo el pacto neoliberal? Cuando el “mal menor” del pacto neoliberal —Biden en Estados Unidos, Starmer en el Reino Unido, Macron en Francia, Scholz en Alemania (y hasta el patético final de su carrera política, Trudeau en Canadá)— es totalmente cómplice de un genocidio en curso. Ante esto, poco puede hacer Trump para empeorar la situación. Más allá de “terminar el trabajo” en Gaza, como él y sus aliados se han comprometido a hacer, quizás lo único que queda es preguntarse si, al estilo del Dr. Strangelove, llevará a cabo el exterminio de la humanidad y la aniquilación del planeta. Pero, incluso cuando se trata de la destrucción del planeta, ¿qué han hecho las megacorporaciones del pacto neoliberal sino cometer ecocidio e ignorar la evidencia de la catástrofe climática?

Estas fuerzas neoliberales dicen respaldar formas de liberalismo, como la libertad de expresión. Sin embargo, en realidad, son estas mismas fuerzas liberales y ex socialdemócratas del mundo atlántico las que introdujeron poderes ampliamente incontrolables para las fuerzas represivas en nombre del antiterrorismo. Entregaron así esos poderes a fuerzas como Trump, que por instinto están en contra de las libertades de expresión y asociación. Los viejos liberales y los antiguos socialdemócratas dirán que al menos no son patriarcales ni racistas, pero incluso en este aspecto sus registros son deplorables: la tasa de deportación en Estados Unidos es tan alta o más con presidentes liberales que con conservadores. Los viejos liberales y antiguos socialdemócratas no han hecho casi nada para defender los derechos de las mujeres, convertidos en un simple tema de campaña en lugar de un verdadero campo de lucha.

Esa es precisamente la cuestión: ni los viejos liberales ni los antiguos socialdemócratas ni la extrema derecha actual son capaces de ampliar el campo de lucha. Esto deja espacio para que los trabajadores entren en ese campo con confianza y claridad y den forma a una política de emancipación de las garras del capitalismo. Así, se les permite profundizar en la batalla de ideas y plantear cuestiones programáticas que busquen resolver problemas reales, en lugar de limitarse a intentar construir formaciones electorales para derrotar a la derecha.

¿Será posible que los monstruos, los representantes de la extrema derecha actual, como Trump, sean también, en cierto modo, ‘portadores de luz’ luciferinos, cuyas contradicciones nos permiten ver con más claridad los engaños del pacto neoliberal? Pueden hacerlo, pero ellos y el resto de los monstruos del mundo noratlántico no son capaces de hacer mucho más. No son como las criaturas de las profundidades marinas. Sus seguidores pueden emocionarse momentáneamente por su carisma, pero pronto temblarán ante sus fracasos. ¿Adónde irán esas multitudes cuando pierdan el interés por esa extrema derecha actual? Las sombrías realidades de la guerra y el hambre han entorpecido las posibilidades de una luz interior para muchos seres humanos que parecen haber perdido la chispa en sus ojos, esa que guarda la promesa de iluminar el camino hacia el futuro.

Resurgimiento de la acepción “populismo”

Durante los últimos 15 años, el concepto de “populismo” ha resurgido con fuerza. El término se utiliza en Europa y América del Norte para describir a las fuerzas políticas aparentemente ajenas al consenso neoliberal de la vida política. Durante casi 50 años, las fuerzas políticas neoliberales fomentaron la idea que ellas serían las administradoras del sistema capitalista, y que incluso cuando se produjera un cambio de gobierno, no habría ningún cambio real en el consenso neoliberal, conocido en la década de 1990 como el Consenso de Washington. En ese entonces, se refería a un conjunto de recetas políticas de libre mercado consideradas como el paquete de reformas “estándar” promovido para los “países en desarrollo”.

En la actualidad, el término debe ampliarse para incluir algunos aspectos clave, como la necesidad de aceptar el capitalismo como eterno, reducir los aspectos del Estado que proporcionan bienestar social y regulan las empresas, ampliar el aparato represivo del Estado para impedir cualquier desafío al statu quo y reconocer la centralidad de Estados Unidos como líder del sistema mundial.

En las décadas de 1970 y 1980, los partidos que solían ser socialdemócratas (la izquierda) y los tradicionalmente conservadores (la derecha) comenzaron a desviarse hacia el pacto neoliberal, y la defensa de este nuevo consenso difuminó las divisiones tradicionales y creó la posibilidad de un futuro tecnocrático. En otras palabras, estas fuerzas neoliberales no estaban arraigadas en un partido, sino en varios, y cada uno de estos partidos estaba comprometido, a pesar de sus orígenes, con los términos del pacto neoliberal. Por ejemplo, en Estados Unidos, los partidos Demócrata y Republicano adhirieron plenamente a este consenso neoliberal en los años 90, tras el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Descarga del documento

Para acceder al ensayo en archivo PDF, ingresar al siguiente enlace:

El falso concepto de populismo y los desafíos de la izquierda

@vijayprashad

https://www.thetricontinental.org/es/

 

 

 

 

 

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