Por Lucía Converti y Pablo Wahren / CELAG
La presencia de los presidentes de Brasil y Argentina en el Foro Económico, mostró un objetivo conjunto de ambos países, tanto en el camino que están recorriendo individualmente como en el planteo hacia el Foro de Davos.
Culmino el 26 de enero la 48 edición del Foro Económico Mundial de Davos. Este Foro se repite anualmente y, como es sabido, congrega a “líderes mundiales”. Presidentes, referentes de reconocidas ONG, intelectuales, funcionarios y, por supuesto, los anfitriones del Foro: empresarios. Como tal, este evento es una iniciativa privada en la que se intentan resolver los problemas del mundo, sin embargo, el espacio siempre se ha considerado -por lo menos desde Latinoamérica- como una plataforma para que los gobiernos expongan las ventajas económicas de sus países y así conseguir que los empresarios inviertan.
Este año, el Foro contó con la presencia de cuatro presidentes de Latinoamérica: Temer (Brasil), Macri (Argentina), Santos (Colombia) y Juan Carlos Varela (Panamá). La presencia de los presidentes de Brasil y Argentina, mostró un objetivo conjunto de ambos países, tanto en el camino que están recorriendo individualmente como en el planteo hacia el Foro de Davos.
Los discursos de ambos presidentes se centraron en:
- La lucha contra la corrupción y la transparencia (a pesar de estar ambos involucrados en casos de corrupción).
- El destierro del populismo del poder económico y político en sus países.
- La voluntad de apostar por una apertura sin control del Mercosur, que puede llevar a un refortalecimiento de la dependencia comercial de estos países.
En este sentido, y en consonancia con los planteos de fortalecer la globalización y los cambios que eso trae en el mercado de trabajo, ofrecieron como ejemplo de su compromiso cumplir con los puntos con los que este Foro considera que proveerá el bienestar mundial.
- la apertura comercial y financiera.
- la flexibilización laboral.
- la reducción de impuestos y cargas sociales a las empresas.
También expresaron la voluntad férrea de que se lleve adelante la firma del Tratado de Libre Comercio del MERCOSUR con la Unión Europea, pidiendo que el Foro intervenga para resolver algunos temas pendientes como la negativa del sector agropecuario europeo a que eso suceda[1].
De esta forma, tanto Brasil como Argentina fueron a presentar los deberes hechos para “reinsertarse” en el mundo promoviendo sus economías primarizadas y su mercado laboral flexible, de mano con lo que requiera la cuarta revolución industrial [2].
No muy distinta fue la participación de Santos, quien expresó la necesidad de comprometerse con el desarrollo sustentable y la generación de energías limpias, muy acorde a los planteos del primer mundo y sin ninguna mención de las problemáticas económicas y sociales de su país.
De esta forma se sella el compromiso de estos países con el empresariado mundial: cumplir con las condiciones políticas y jurídicas al servicio de los negocios y no de los ciudadanos. Ofreciendo apertura económica, ubicando los recursos naturales disponibles en el lugar de “proveedor de materias primas”, subastando las empresas públicas y apostando por un modelo de crecimiento basado en los servicios como el turismo. Reduciendo el costo laboral a partir de quitarle derechos a los trabajadores y disminuir la carga patronal previsional. Reduciendo también los impuestos a las empresas, limitando el accionar de los sindicatos, y reprimiendo todas las expresiones de desacuerdo social.
En este mismo marco, cabe mencionar la idea del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, profundizando el rol de productor primario y abriendo de par en par las puertas a los productos industriales europeos, que logrará un recrudecimiento de la restricción externa regional.
Como en todos los Foros previos, se realizaron movilizaciones sociales en contra del evento, que buscan denunciar que los problemas económicos mundiales no se vienen solucionando con las políticas propuestas por los líderes del mundo. Que año tras año la desigualdad empeora y que los participantes de ese evento, entre otros pocos, son los que se apropian de la mayor parte de la riqueza generada en el mundo.
En particular, Latinoamérica es una de las regiones más desiguales del mundo, pero algunos de sus gobiernos hoy apuestan a que las mismas políticas ya aplicadas anteriormente en la región tengan un resultado diferente. La única explicación consistente es que quienes participan del Foro son empresarios presidentes.
[1] Escuchar reportaje a Mauricio Macri luego de su discurso.
[2] Este fue uno de los temas sobre los que giro el Foro.
CELAG