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Desde el otro lado del Atlántico, concretamente de Cataluña, un grupo de jóvenes luchadores por una verdadera concepción humanística del mundo arribó a Bogotá para tributar homenaje póstumo a su compañero Pablo Molano Romero (1983-2016) y dar testimonio de su militancia y compromiso social y político.
Como bien lo diría Jorge Luis Borges, vinieron a la capital colombiana a dar testimonio de “una vida vivida”. Por ello el pasado jueves 8 de agosto en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación se llevo a cabo un sentido acto de homenaje en memoria de este luchador que nació en Bogotá pero que la mayor parte de su activismo lo desarrolló en Barcelona, como activista del movimiento Okupa de España y del Colectivo Maloka, íntimamente vinculado con las luchas sociales de Colombia.
Con la consigna “Pablo Vive en la certeza del amor, en esa sensación de inmortalidad”, los jóvenes catalanes dieron testimonio de este valioso ser humano, cuyo transcurso vital constituye un legado de dimensión humanística y de compromiso con los altos valores en los que siempre creyó y por lo que dejó trascendente impronta a lo largo de su corto, aunque intenso ciclo vivencial.
La travesía existencial de Pablo Molano fue el impulso de un alma generosa que se entregaba de manera sincera y desinteresada para labrar con sus compañeros de militancia un mundo vivible en el que valores como la solidaridad y el humanismo no fueran utopías sino sustento axiológico de la convivencia cotidiana, de ahí que haya dejado una huella imborrable por su talante “revolucionario en tiempos de indiferencia generalizada”, como lo testimonian sus compañeros de lucha.
Su señora madre, Clara Romero Bateman, hija del destacado dirigente de izquierda, Carlos Romero Jiménez (1933-2019), expresa su sentimiento de gratitud a los compañeros de Pablo por la iniciativa que tuvieron de hacerle un reconocimiento a su vida y a su compromiso de lucha política, en la capital colombiana, donde lo vio nacer.
Esta brigada de ocho personas que viajó a Bogotá hace parte de un colectivo social que desde Barcelona apoya las causas por la paz y la defensa de los derechos humanos en Colombia.
Clara Romero, quien viajó desde la ciudad catalana con los compañeros de Pablo para hacerle este homenaje postrero, resalta la emotividad del acto en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, en el que además concurrieron familiares y amigos no solo para recordarlo sino exaltar su legado de compromiso social en un mundo en el que se requiere liderazgos que asuman el desafío de transformarlo.
Destaca además el contenido del documento testimonial de sus compañeros que fue leído, así como el material audiovisual que se proyectó en el que se da cuenta de algunas vivenciales de Pablo que se reproducen a continuación.
Resistencias en el exilio
Acto de conmemoración 8 de agosto del 2024. Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, Bogotá.
Resistencias en el exilio. En homenaje a Pablo Molano Romero.
Escrito de las compañeras de Barcelona: Carlos, Gal.la, Rossi, Esteve, Silvia y Nuni
Muchas gracias por la invitación y por venir.
Este viaje es para nosotras muy importante. Hace 8 años que murió nuestro compañero y teniamos pendiente conocer los origenes de Pablito. Él durante nuestra vida compartida nos contó muchos episodios, anécdotas, experiencias y momentos importantes de este país. Incluso diríamos que Pablo supo transmitir algunos de vuestros debates y experiencias a la lucha política y social en Barcelona y en Cataluña.
Este acto también es muy especial para las que estamos aquí y para muchas amigas que no han podido viajar pero que tienen en la memoria a nuestro querido compañero. Cuando Pablito murió nos comprometimos a que su vida y su lucha no quedarían en el olvido y como dicen las abuelas, que son las más sabias, cuando muere alguien especial nunca se muere del todo si lo recordamos. Pablo reside dentro de cada una de nosotras, en cada acto político, en cada acción concreta, en cada pensamiento revolucionario, con la dignidad, la libertad y la justicia como banderas.
Intentaremos explicar su vida militante con los episodios más relevantes, dejando claro que cada día, desde que se levantaba de la cama, militaba. Su persona era de una inmensidad política excepcional. Conspiramos siempre. En asambleas, debates, tertulias políticas o simplemente tomando una cerveza. La intensidad de los 10 años compartidos valen más que 3 o 4 vidas de la gente que no toma partido para nada. Podríamos decir que nuestra vida compartida fue una de las épocas más lindas y felices para nosotras, en parte porque él nos enseñó a poner los afectos en el centro de nuestra vida política. ¡Qué maravilloso y que suerte haberte conocido, Pablito!
Pablo empezó a militar en los medios comunitarios de la ciudad de Barcelona y pronto entró al movimiento okupa. Era un movimiento que denunciaba el poder en mayúsculas, la especulación, la privatización y el control social del espacio público a la vez que construía espacios liberados del capital dónde se posibilitan otros modelos de vida colectiva.
Yo conocí a Pablo en el curso académico 2006-2007 en la facultad de filosofía e historia de la Universidad de Barcelona. Él hacía ver que estudiaba filosofía y yo antropología. Con otras compañeras fundamos la asamblea de facultad de UB Raval contra el Capital y un día llegó Pablo con esos ojos brillantes de niño travieso. Allí empezó una bonita historia de lucha y de amor. Éramos gente que veníamos de tradiciones políticas diversas: anarquistas, libertarias, trotskistas, comunistas, feministas, autónomos o simplemente estudiantes con inquietudes. Allí construimos un laboratorio político a partir de la práctica y la acción directa. Charlas, huelgas, asambleas, coordinadoras entre universidades de toda Cataluña y del resto del estado español, comedores populares, librerías autogestionadas, manifestaciones eran el pan de cada día contra el capital y la privatización de la universidad pública. Los siguientes cursos pasamos a okupar facultades y también el rectorado dónde vivimos algunas de las presentes y Pablito 4 meses juntas. El desalojo del rectorado y la represión de los estudiantes nos unieron para okupar un bloque en el centro de Barcelona que bautizamos con el nombre de Rimaia, que en catalán significa la brecha que se genera en los glaciares a través del calor de la montaña y eso justamente es a lo que aspirabamos: generar una brecha en la cotidianidad de la ciudad capitalista mediante el apoyo mutuo, la solidaridad y la creación de poder popular. Fueron años de mucha actividad política. Sacudimos las dinámicas de la izquierda tradicional de Cataluña. Desalojos, okupaciones. creación de espacios amplios donde sindicalistas, colectivos de barrio, anticapitalistas de todas las familias conseguimos poner la ciudad patas arriba y construir un contrapoder muy importante en la ciudad.
La huelga general del 29 de septiembre del 2010 okupamos el antiguo Banco de España, en el centro neurálgico de Barcelona, en la Plaza Cataluña. Paréntesis: en nuestra época era difícil asaltar bancos, así que los okupabamos. Con esta acción espectacular queríamos reivindicar que la huelga general tenía que ser una huelga social y revolucionaria donde los sujetos más precarios y excluidos de la clase trabajadora tomarán la palabra y la acción, es decir, hicimos un llamamiento a las que no tenían derecho a hacer huelga a organizarse con nosotras para poder ejercerla.
Después, en mayo del 2011, vinieron las acampadas en las plazas de todo el estado español, siendo nosotras las primeras en llegar a la Plaza Cataluña para organizarla. Era muy potente cuando nos mirábamos a los ojos y sabíamos perfectamente lo que cada una tenía que hacer. La complicidad que teníamos las compañeras que vivimos esta época todavía sigue vigente y para nosotras es una de los ingredientes más poderosos de nuestra lucha. La consolidación de un “Nosaltres” -nosotras- que nunca se podrá romper.
En la huelga general del 29 de marzo del 2012 la ciudad de Barcelona volvió a convertirse en la Rosa de Foc, que es como se conoce popularmente a la ciudad cuando arde para hacer justicia. La represión fue importante, cientos de detenidos, y detuvieron a Pablo. La solidaridad fue brutal, mucha gente y colectivos nos apoyaron y conseguimos sacarlo rápidamente. Pablo junto a otras compañeras como Esteve, yo y otras creamos Rereguarda en Moviment, en el 2011, para apoyar y acompañar a las compañeras sin partido que sufrían la represión. Fueron momentos muy duros, pero sabíamos que era nuestra responsabilidad que nadie se quedara sola delante la represión del estado.
La última parte de su vida fue en el barrio de Poble Sec, en el Ateneo La Base. Un espacio que nació de la reflexión colectiva de que era necesario arraigarse a un territorio para construir más allá de la efervescencia de las movilizaciones. Una base que nos permitiera articular las diferentes dimensiones de la lucha: la material, la espiritual y la guerrera. Este año celebramos que este espacio ha cumplido 10 años y que sigue siendo un referente en el barrio y en la ciudad, y en él se continúa construyendo, día a día, una comunidad de lucha.
Es muy difícil en 10 minutos poder contar lo que significó Pablito para el movimiento político revolucionario de Barcelona. Sin embargo, queremos que se comprenda que él irrumpió en una Barcelona en la que la izquierda no institucional estaba totalmente fragmentada. Y el compromiso, empatía, carisma y arranque de Pablito fueron claves para posibilitar el nacimiento de un nuevo ciclo político en el que conseguimos interpelar a grandes mayorías, romper con los dogmatismos, generar espacios de encuentro y sobretodo llevar la política a las calles, a la vida cotidiana, y hacer que estallara el conflicto social.
Ya para terminar y dejar paso a otras compañeras solo agradecer al M19, a la gente que acompañó a Pablito en su socialización primaria, a Clarita, a su família y amigos colombianos, a vuestras luchas que inspiraron y cruzaron el Atlántico de la mano de Pablo Molano Romero, un revolucionario en tiempos de indiferencia generalizada, un hombre bueno que dejó un legado inmenso de amor y lucha, que seguiremos reivindicando y ejerciendo en cada uno de nuestros actos.
Pablo vive, la lucha sigue!
Facetas vivenciales de Pablo Molano Romero