mayo 19, 2025 10:45 pm
Estrepitosa crisis del Foro Económico Mundial no es menor: epitomiza agonía de la globalización financierista

Estrepitosa crisis del Foro Económico Mundial no es menor: epitomiza agonía de la globalización financierista

POR ALFREDO JALIFE-RAHME

Ya en enero del año clave de 1971, Henry Kissinger apuntaló a su paisano alemán Klaus Schwab para dirigir el World Economic Forum (WEF): Foro Económico Mundial, con sede en Davos, Suiza, que se posicionó como uno de los máximos think tanks de la globalización financierista que se daba el lujo de instruir sobre el manejo de la economía mundial. Siete meses después, Richard Nixon desacopló al dólar del patrón oro, lo cual dio pie a las continuas turbulencias de la globalización financierista.

Kissinger, mentor del hoy satanizado y sanitizado Schwab, se inició como empleado del banquero David Rockefeller, mandamás del Chase Manhattan Bank, luego transmutado en JPMorgan-Chase, principal mega-banco de EE.UU., cuyo segundo accionista institucional es BlackRock, que dirige Larry Fink –quien forma parte de los cuatro jinetes globalistas, con Rothschild/Soros/Bloomberg–.

Henry Kissinger mentor del alemán Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial en 1971.

Rockefeller, quien desde su abuelo –que hizo su fortuna con el petróleo en el siglo XIX y fundó Standard Oil, que luego se subsumió en Exxon Mobil– pertenece a la sempiterna dinastía de los Tycoons (los Magnates), fue cofundador del siniestro Grupo Bilderberg y de la funesta Comisión Trilateral –a la que, por cierto, perteneció el propagandista y diletante neoliberal mexicano Enrique Krauze Kleinbort, hoy tránsfuga en España–. Ahora el Grupo Rockefeller promueve la tramposa Agenda Verde para incitar a los países tontos a desprenderse de sus activos petroleros y así comprarlos a precios de remate.

El alemán Schwab, ingeniero mecánico y economista de 87 años, se mantuvo increíble e ininterrumpidamente 55 años en su dictadura globalista. Fue reclutado por Kissinger cuando obtuvo su maestría en administración pública en la Escuela de Gobierno JF Kennedy de la hoy atribulada Universidad Harvard.

El libro de Schwab, ‘La cuarta revolución industrial’  –impacto de las tecnologías emergentes en casi toda la gama del desarrollo humano en el siglo XXI– ha sido criticado por el politólogo Klaus-Gerd Giesen como el sustrato ideológico del polémico transhumanismo que promueve el historiador israelí Yuval Harari, considerado como el gurú predilecto del WEF, quien asevera sin rubor que los humanos se han vuelto redundantes (sic) en la época del dominio de la tecnología.

Schwab devenga un salario anual de 1.2 millones de dólares y ha sido motivo de muchas críticas por sus esotéricos manejos financieros, sin contar denuncias de acoso sexual por una pléyade de empleadas.

Hace cinco años, Schwab publicó el megapolémico libro ‘El gran reseteo’ y en fechas recientes fue acusado de manipular las investigaciones para incurrir en favores con los gobiernos –en particular, el muy sensible Reporte de Competitividad Global, una de las piedras de toque muy cotizada del WEF, del cual cambió la metodología, y que sería interesante conocer los países beneficiados que lubricaron al polémico ingeniero mecánico–, según una carta anónima enviada al Consejo Directivo, además de haber usado fondos de la organización para promoverse al Premio Nobel de la Paz –presea cada día más devaluada dados sus repelentes recipiendarios recientes–.

El recio Schwab, quien también es economista, desecha las calumnias como asesinato de carácter A inicios de este mes de abril comentó estar listo para dejar la batuta del WEF en 2027. Sin embargo, el fétido olor sulfuroso de los escándalos lo obligaron a renunciar prematuramente y alcanzó a su esposa Hilde por haber dilapidado los recursos del WEF para sus fines personales, aún no detallados.

En medio de escándalos se vio obligado a renunciar Klaus Shwab a la Presidencia del neoliberal Foro Económico Mundial que fundó en 1971 a instancias de Henry Kissinger y el Grupo Rockefeller.

Reuters, portavoz de la anglósfera globalista, no puede ocultar las exacciones de uno de sus máximos consentidos globalistas y expone que Schwab es motivo de una investigación.

La estrepitosa caída de Schwab no es menor: epitomiza la agonía de la globalización financierista.

@AlfredoJalife

La Jornada, México.

 

 

 

 

 

 

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