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La conservatización y religiosidad respecto de los derechos de la mujer no sólo se dan en países teocráticos como Afganistán, también hay serios rezagos al respecto en la sociedad colombiana, sostuvo la senadora del Pacto Histórico, Clara López Obregón, durante su intervención en el panel “Logros, desafíos y oportunidades a propósito de los 70 años del voto femenino en Colombia”, organizado el pasado lunes 26 de agosto por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La congresista fue invitada para que comparta su experiencia como mujer en el intrincado oficio de la actividad política y diera también su visión sobre el proceso de lucha en el que ha intervenido desde diversas esferas de la sociedad en cuanto al reconocimiento de los derechos de género, en un medio patriarcal como el colombiano.
La senadora López Obregón participó en este evento de reflexión y análisis sobre el avance del enfoque de género junto con sus colegas congresistas, Paloma Valencia Laserna del Centro Democrático y Jennifer Pedraza Sandoval del partido Dignidad y Compromiso.
La instalación del panel estuvo a cargo del vicepresidente del CNE, Cristian Quiroz Romero y de la magistrada de este organismo, Fabiola Márquez Grisales, quienes hicieron una reseña histórica sobre el proceso de reconocimiento de derechos de la mujer en Colombia, mostrando que su aceptabilidad como sujeto político ha sido el resultado de una larga lucha que está lejos de concluir por cuanto aún falta mucho por cerrar las brechas de género.
Recién hasta 1994, durante el Gobierno de Alfonso López Pumarejo, las mujeres fueron consideradas ciudadanas en Colombia, en comparación con otros países de la región como Uruguay que en 1927 instituyó el voto femenino.
La historia colombiana registra que la mujer tuvo un derecho fugaz al sufragio en 1853 en la entonces provincia santandereana de Vélez, pero fue hasta el 25 de agosto de 1954 que se institucionalizó legalmente el derecho al voto de la mujer que vendría ejercer hasta el plebiscito del 1 de diciembre de 1957 que puso las bases para poner en marcha el experimento bipartidista del Frente Nacional.
El avance en materia de participación política de la mujer tras 75 años de institucionalizado el voto femenino apenas es del 25 %, lo que indica que hay un gran déficit en el país al respecto.
Barrera cultural
La senadora López Obregón hizo hincapié en que “la principal barrera en la desigualdad del género femenino es cultural”. Dijo que es preciso avanzar en igualdad de derechos en todos los ámbitos, pues todavía el déficit de participación de las mujeres en órganos de dirección tanto en el sector público como privado es muy grande.
Puso como ejemplo que en organismos directivos de entidades como el Comité Olímpico Colombiano o la Dimayor que regenta el torneo futbolístico en el país, la carencia de participación de la mujer es total. También señaló que, en los consejos superiores de las universidades, donde la matrícula femenina es alta, su presencia es mínima.
A ello, agregó la congresista del Pacto Histórico, “en Colombia el modelo económico atenta contra la socialización de la mujer y sus derechos”. Además, porque la eficiencia económica se impone por encima de la efectividad social.
Dijo también que en la sociedad colombiana existen estereotipos de género. “Todavía no se acepta en algunos sectores el matrimonio de personas del mismo sexo”.
Llamó la atención sobre la necesidad de avanzar en la lucha por cerrar esa brecha de desigualdad de género, pues las voces conservadoras y retardatarias no cesan en su empeño de vociferar contra los vientos de la modernidad. Por ello alertó que “si no avanzamos el retroceso es un riesgo que nos va a devolver siglos en nuestros derechos”.
Explicó también que el factor de la segregación social está presente en la desigualdad de género. En la medida en que la mujer ostente una posición alta desde el punto de vista económico y social pesa menos la discriminación, señaló la dirigente política.
Pese a las múltiples limitantes, añadió, en el accionar político se han logrado avances, sobre todo en el ámbito de la izquierda colombiana, pues recordó que cuando comenzó sus lides proselitistas por allá a comienzos de los años 80, la organización interna de los eventos partidistas con toda la parte logística que ello implica, estaba a cargo de las mujeres, pero al momento de estar en la tarima y de los discursos, la notoriedad y protagonismo se la llevaban los hombres.
Señaló que, en su caso, cuando militó en el Polo Democrático, fue muy normal que la eligieran y reeligieran como presidenta de ese partido y que la participación femenina en esa organización política tuviera peso específico.
“La legislación ayuda en materia de reconocimiento de derechos para la mujer, pero hay que ir más allá de la política”, superar los estereotipos porque la cultura machista, por lo general, se reproduce inconscientemente, precisó la senadora López Obregón.
Relató su actual experiencia en el Senado de la República, señalando que, en la Comisión Primera, a la que pertenece, “es muy difícil avanzar en temas relacionados con los derechos de las mujeres”. Recientemente, afirmó, no fue posible retomar la discusión para aprobar un proyecto sobre violencia digital de género porque no es fácil aún lograr consensos sobre aspectos relacionados con este tipo de temas relacionados con la equidad.
Puntualizó que es necesario generar pedagogía y acción comunicacional en materia de paridad de género en Colombia, haciendo realidad la consigna de la legendaria luchadora social María Cano (1887-1967) de los tres ochos para garantizarle a la mujer que, por lo general es responsable de las denominadas tareas de los cuidados, una jornada diaria de ocho horas para el trabajo; ocho horas para el descanso; y ocho horas para su socialización y formación cultural.