Por Ariel Ávila / El País de España
El presidente de Ecuador decidió entablar un diálogo directo con una organización criminal, reconociéndole prácticamente poder de interlocución.
La crisis de la frontera sur de Colombia o la norte Ecuador deja un saldo complejo. Por los lados del Ecuador dos periodistas y un conductor del diario El Comercio fueron asesinados y aún no se han rescatado sus cuerpos. Además, días después, dos comerciantes fueron secuestrados. Hechos que se suman a un lista de otras siete acciones armadas por parte de grupos criminales en territorio ecuatoriano. Por los lados de Colombia, lo que se vive en la zona de frontera es una verdadera guerra civil. Un reacomodamiento criminal, cuyo balance es que de 242 municipios donde antes operaban las FARC, hay un grupo de 76 municipalidades con problemas serios de seguridad, derivado de un copamiento criminal por parte de organizaciones ilegales. Once de esos 76 municipios se ubican muy cerca o en la frontera entre Colombia y Ecuador.
La tercera estrategia se conoce días después de comenzar la crisis y es que reaccionando en caliente, el presidente Moreno decide no alojar más en su territorio los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla del ELN, al menos mientras esta guerrilla no cese las acciones armadas. Además, da por terminado el papel de garante del Ecuador en la negociación. A este respecto caben varias consideraciones. Por ejemplo, el ELN y el Gobierno colombiano estaban muy cerca de firmar un cese al fuego bilateral, lo cual detendría las acciones del ELN en toda Colombia. Se calculaba que estaban a una o dos semanas de cerrar un acuerdo: es decir, el Gobierno del Ecuador decide terminar su papel en los diálogos por algo que estaba a unos días de lograrse. Además, el ELN no tenía nada que ver con los secuestros en la frontera, y si bien hacen presencia en algunos municipios del departamento de Nariño en Colombia, no habían hecho ninguna acción armada en territorio ecuatoriano. Por último, Ecuador pudo haber aprovechado su papel en los diálogos para presionar a Colombia en temas de coordinación militar en la frontera, para mejorar su papel a nivel internacional e incluso para atraer la solidaridad internacional, pero de un momento a otro lo echa todo a la caneca de la basura.
Pero tal vez lo que más sorprende del presidente Moreno es la información que posee sobre lo que sucede en la frontera norte de su país y sobre las dinámicas criminales de esa zona. Por ejemplo, manifestó que las disidencias eran el brazo armado de las FARC o su retaguardia, algo absolutamente falso. Además, nunca habló de la presencia de carteles del narcotráfico mexicano con emisarios directos en la frontera, lo cual es una de las causas principales de la violencia contra las instituciones ecuatorianas. Es decir, demostró que el sistema de inteligencia de su país tiene unas deficiencias muy grandes o que no le están diciendo la verdad. Cualquiera de las dos opciones es gravísima. En fin, varios errores ha mostrado el Gobierno ecuatoriano. Pero por los lados del Gobierno colombiano la situación es bastante similar. Un desastre el manejo de la crisis fronteriza.
El País de España.