octubre 11, 2024 7:21 pm
“La histórica injerencia de EE.UU. se ha sustentado en una hegemonía de clase con las élites locales”: senadora Clara López en conferencia “Imperialismo vs. Emancipación”, organizada por Morena de México

“La histórica injerencia de EE.UU. se ha sustentado en una hegemonía de clase con las élites locales”: senadora Clara López en conferencia “Imperialismo vs. Emancipación”, organizada por Morena de México

TSC /

La narrativa que se ha querido imponer en el sentido de que la Doctrina Monroe que en 2023 cumplió 100 años de haberse formulado supuestamente para defender a las colonias americanas recién emancipadas de posibles invasiones de Europa, simplemente “es un mito”, porque lo cierto es que EE.UU. siempre ha considerado el hemisferio americano como su principal zona de influencia y lo que históricamente ha ejercido es una hegemonía de clase con las élites oligárquicas locales, expresó la senadora del Pacto Histórico, Clara López Obregón, durante su conferencia magistral “Imperialismos vs. Emancipación” este sábado 28 de septiembre, en el marco del Curso virtual de Formación Internacionalista: un piso mínimo, organizado por el partido Morena de México.

Explicó que en 200 años de historia los pueblos de América han predominados dos visiones políticas y de pensamiento: el monroísmo impuesto por Estados Unidos que practica el intervencionismo y la imposición de Washington, y el ideal del bolivarianismo sustentado en la integración, la solidaridad y la complementación para afirmar la identidad latinoamericana.

Hizo énfasis en que en la impronta del monroísmo ha estado presente la discriminación de clase, lo cual se puede evidenciar en el hecho de la unificación de intereses bajo el esquema neoliberal de todas las élites con los intereses económicos de las élites de EE.UU. que son las que controlan su gobierno.

Dijo la senadora López Obregón que en ello hay una continuidad histórica desde la independencia, empezando en 1823 con la expedición de la Doctrina Monroe. Se trataba de hacer de “América para los (norte)americanos”.

La senadora Clara López Obregón, durante su charla virtual sobre Imperialismo vs. Emancipación”.

El Destino manifiesto

El monroísmo, señaló la congresista López Obregón, está afincado en la concepción mística del Destino manifiesto que sustenta la creencia que el estadounidense es una especie de pueblo elegido cuya misión es ocupar todos los territorios, inicialmente de América del Norte, pero también de América del Sur.

Una sola América bajo la égida estadounidense, fundamentada muchísimo en el racismo que fue desde los inicios otra de las expresiones y actitudes con que se justificó todo este intervencionismo y toda esta manipulación, observó la congresista.

Señaló también que, si se observa el mapa de Norteamérica, la expansión de EE.UU. empieza en 1776. Al oriente estaban 13 colonias que ocupaban un espacio bastante pequeño, pero ya para 1863 habían ocupado todo el continente americano, desplazando a los habitantes originarios a pequeñas reservaciones, despojando todas sus vivencias, tierras y hasta su cultura. Esto se hizo a sangre y fuego y a través de la compra de territorios.

“El caso más aberrante”, como lo calificó la senadora López Obregón, fue el de la invasión de México, en donde instalaron a unos colonos o pequeños agricultores en el territorio de Texas y con el pretexto de defenderlos porque eran ciudadanos estadounidenses, Washington generó unos incidentes para tener la excusa perfecta que ‘justificara’ comenzar una guerra que le permitió a EE.UU. tomarse no solamente esta importante jurisdicción territorial sino también a Arizona y a California. Es decir, llegaron hasta el océano Pacífico. En el camino también compraron a Alaska, Luisiana e hicieron lo propio en Florida.

“Eso fue una invasión sin demasiadas excusas. Y la realidad es que, si miramos el mapa de antes de 100 años de la independencia de los EE.UU., este país pasó de una pequeña mancha en el oriente a ocupar casi la totalidad de Norteamérica y fue solamente trancado por Canadá que hacía parte del imperio inglés”, explicó la congresista.

Tras estas adquisiciones ese Destino manifiesto consolidó el continente norteamericano y empezó a mirar hacia el sur. Durante el mandato de Teodoro Roosevelt (1901-1909), se amplía el concepto de la Doctrina Monroe con lo que se dominó la “diplomacia de las cañoneras” para impedir que los banqueros europeos llegaran con sus fragatas a cobrar por la fuerza a los países latinoamericanos sus deudas.

EE.UU. entonces mediante el corolario Roosevelt de la Doctrina Monroe, decide convertirse en policía no solo del continente americano para aconductar gobiernos o hacer cumplir intereses foráneos, sino que, de ahí, sentaron el precedente de que ellos podían operar de esa manera en cualquier parte del mundo. Fue la época de la guerra independentista en Cuba, que para precaver que ya estaban prácticamente derrotados los españoles en la isla, EE.UU. la invadió, precisó la senadora López Obregón.

Todo ello culminó en una guerra con el imperio español, cuyo epilogo fue un tratado en que cambiaron de manos de colonizador a colonizador o de imperio a imperio Puerto Rico, Filipinas, Hawai y la isla de Guam en el Pacífico. Y Cuba se convirtió en un protectorado con una denigrante Enmienda Platt en su Constitución que permitía básicamente que EE.UU. gobernara indirectamente a través de sus vetos y sus imposiciones al gobierno cubano. Son las épocas de las invasiones, toda suerte de atropellos. Y llega la crisis económica en la que Franklin Delano Roosevelt debe hacer frente a una situación de debilidad interna.

Es la época en que se inaugura la denominada política del Buen vecino, un poco la idea era que no hay que intervenir directamente en los asuntos de los demás países, pero en ese contexto de crisis económica comienza la Segunda Guerra Mundial en que EE.UU. busca aliados para enfrentar el fascismo de Alemania y Japón. Pero terminada la guerra, empieza nuevamente la teoría de la dominación, esta vez la lucha es por contener al comunismo.

Dentro de este contexto comienza un nuevo capítulo con la doctrina Truman, que literalmente expresa: “si no está con nosotros, está con la contraparte” y EE.UU. se arroga el derecho a imponer su criterio. Entonces todo el mundo tenía que tomar partido.

Durante esa etapa de la Guerra Fría comprendida entre 1948 y 1989, Washington protagoniza 11 invasiones y 19 intervenciones. Salvo algunas que fueron invasiones directas como los casos de Cuba, Panamá y Granada, las demás resultaron casos de operaciones encubiertas, golpes de Estado, organizados por la CIA.

Mimetización

Tras hacer ese recuento histórico, la senadora López Obregón señaló que tanto ayer como hoy con los casos de ‘lawfare’ o guerra jurídica, es característico la utilización de fuerzas encubiertas, “siempre tratando de mimetizar para poder negar autorías de una intervención”. Ello con el propósito de que las élites pudiesen seguir manejando la política en cada uno de los países, para lo cual una herramienta útil fue la Doctrina de la Seguridad Nacional orientada a contener el comunismo y el “enemigo interno” que según decían, se manifestaba a través del malestar social, con los paros cívicos, las protestas, expresiones que se extendieron por todo el continente, “no propiamente porque vinieran extranjeros a incitar el descontento, sino porque había causas reales, propias, endógenas, que lo motivaban”, explica la congresista del Pacto Histórico.

Esa es la época, recordó la dirigente política, en que entra en auge la Escuela de las Américas de EE.UU. que entrena a los militares que van a liderar y a organizar las cuentas dictaduras en los países latinoamericanos; la Operación Cóndor que es una coordinación a nivel continental de los regímenes militares; los desaparecidos del Cono Sur, que todos ellos suman menos de los de Colombia “que dizque era una democracia funcionando”; y el intervencionismo descarado de Washington para gobernar, como ya se anotó anteriormente, “con los amigos de clase”.

De la contención del comunismo al neoliberalismo

A la caída de la Unión Soviética, se cambia el libreto y EE.UU. busca otra bandera: el supuesto “desarrollo económico” a través del Consenso de Washington, que, a decir verdad, tuvo más de Washington que de consenso, y en virtud del cual se trazan los ‘principios’ estructurales del malhadado modelo económico neoliberal.

Un modelo sustentado, según lo señala la congresista López Obregón, en el saqueo de toda la propiedad pública, la estructuración del sistema económico de libre comercio y la  promoción de la libre empresa privada, adecuado supuestamente “para desarrollar a los países”, las privatizaciones, la aplicación de todos los requisitos del Fondo Monetario Internacional para ajustar los cánones de este libre mercado que implica separar al Estado totalmente de la prestación de los servicios públicos y hasta sociales, de educación, salud, previsión social y demás, con las consecuencias que todos hemos visto y que en el caso colombiano generó las explosiones sociales del 2019 y 2021.

Como respuesta a la devastación del Estado y de los derechos sociales, la respuesta popular es la elección a partir de 1994 de 24 gobiernos de corte progresista que al tratar de revertir el modelo neoliberal han sido víctimas de guerra jurídica y/o golpes de Estado.

La resistencia

Ante todo ese rosario de atropellos de EE.UU. con sus aliados, las oligarquías locales, los pueblos latinoamericanos históricamente han ejercido resistencia ya sea a través de medios institucionales o expresiones populares, precisó la senadora López Obregón.

Desde un principio las naciones latinoamericanas se opusieron a la unión aduanera planteada por Washington, antes de la creación de la OEA, hasta que se introdujeron los tratados de libre comercio (TLC) a comienzos del presente siglo.

Otro ejemplo es la Doctrina Drago del canciller argentino Luis María Drago en 1902 contra el bloqueo naval en Venezuela; y durante la época de la Guerra Fría la resistencia se incrementó a lo largo y ancho del continente, hasta llegar a la histórica derrotada del ALCA en Mar del Plata en 2005, en donde los mandatarios latinoamericanos de corte progresista le dijeron no al presidente George W. Bush ante la intención de Washington de imponer los principios del libre comercio a todos los países del hemisferio. Ahí fue protagónico el sentir de los pueblos con su cumbre en que el lema fue No al ALCA.

‘Lawfare’

Durante los últimos 30 años se han elegido 24 gobernantes en Latinoamérica, de los cuales 14 de ellos, por haberse atrevido a proponer un modelo económico contrapuesto al neoliberal los han sacado mediante golpes cruentos o blandos, o simplemente les han hecho imposible la gobernabilidad.  Y es lo que está ocurriendo actualmente en Colombia con el presidente Gustavo Petro, a quien los sectores de la derecha no descansan en su propósito de intentar sacarlo de la Casa de Nariño y de manera sistemática lo bloquean institucionalmente para que no pueda cumplir con su programa de gobierno.

 

El bolivarianismo, un anhelo por cumplir

La otra visión que sigue siendo un anhelo por cumplir ha sido el bolivarianismo de constituir una confederación de repúblicas en el hemisferio americano, gobernada por órganos supranacionales, capaz de construir una ciudadanía hispanoamericana, donde primaran los principios de solidaridad y complementación.

Ese ideal del Libertador Simón Bolívar desde un principio fue torpedeado por personajes como el general colombiano Francisco de Paula Santander, quien saboteó, por ejemplo, el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, invitando a los Estados Unidos; o la creación en 1948 de la Organización de Estados Americanos (OEA) que ha tenido como propósito expreso aconductar y alinear a los países frente a los dictados de Washington.

De ahí que la famosa frase de Bolívar siga teniendo vigencia: «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad».

De ahí que la senadora López Obregón concluyera que sigue siendo una tarea pendiente para los pueblos latinoamericanos hacer realidad “la unidad en la diversidad de la ciudadanía”, generando las condiciones para edificar un “Estado continental plurinacional que permita enfrentar el injerencismo imperial”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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