El Nuevo Siglo
El otorgamiento del premio Nobel de Paz al presidente Juan Manuel Santos tiene varias connotaciones trascendentales para Colombia y envía varias señales al país después de las elecciones del plebiscito del domingo pasado y la búsqueda de una salida concertada entre los sectores del Sí y el No. Las siguientes son las causas y consecuencias que afianzan y dejan vislumbrar un futuro diferente y permiten decir, en principio, que el premio Nobel es para toda Colombia, en cabeza del Presidente de la República:
- Aparte de ser hoy dos los premios Nobel de Colombia, con Gabriel García Márquez, en literatura y Juan Manuel Santos Calderón, en la paz, ambos trabajaron en el propósito de buscar caminos de reconciliación nacional. Conocida Colombia en el mundo como la “nación del realismo mágico”, la situación de equilibrio casi exacto entre el Si y el No, hacen hoy fundamental retomar los esfuerzos de décadas y consolidar la salida política negociada en el país, a fin de dejar definitivamente atrás la guerra.
- El Premio de la Academia sueca se otorga no necesariamente a la paz, en sí misma, sino a los esfuerzos por lograrla, de acuerdo con los protocolos del reglamento interno. En ese sentido es un jalonazo para mantener la ruta abierta hace unos años, con las conversaciones de La Habana, y buscar los instrumentos para sacar avante y fortalecer el proceso, como lo dijo Santos en reciente declaración.
- Si bien en ocasiones anteriores se había entregado el Premio enviando señales de paz, como en el caso del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, (2009) el primero de los mandatarios de carácter afrodescendiente en una nación profundamente dividida por el tema racial, es decir que era un incentivo para la unión en momentos críticos, en esta ocasión con el galardón a Santos, como presidente colombiano en ejercicio, ese reconocimiento es al acumulado de experiencias previas, pero sobre todo una base para mantener y consolidar el rumbo. El galardón a Obama sirvió en algo internamente, no así, sin embargo, en el desarrollo posterior de sucesos internacionales, como lo que hoy ocurre en Siria, Irak y Libia con el Estado Islámico.
- Si bien se había hablado que la candidatura del Nobel de Paz, antes del plebiscito podría ser compartida con el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, posiblemente los resultados electores hicieron que la Academia sueca tomara en cuenta la necesidad fundamental de unir a la sociedad colombiana en cabeza exclusiva de su Jefe de Estado, quien constitucionalmente es el símbolo de la unidad nacional.
- Para algunos podría ser sorpresa que el Nobel a Santos no hubiera sido otorgado de manera conjunta con Timochenko, pero ello podría tener varias razones: Uno) las Farc todavía permanecen en listados de terrorismo y narcotráfico; Dos), aun no se ha resuelto el tema de reclutamiento de menores ni tratamiento a las mujeres en el conflicto y tres) se espera que otras fuerzas diferentes a las Farc también entren por la vía de la paz.
- Es posible que las marchas estudiantiles, en particular la que llenó la Plaza de Bolívar en Bogotá, hubiera sido un acicate para que la Academia Sueca hubiera podido medir la temperatura de la sociedad colombiana en torno a la paz y los profundos anhelos por lograrla. De tal modo, no es un hecho aislado, sino que tiene raíces profundas, particularmente demostradas en las expresiones de la juventud. Por lo tanto es un mensaje de esperanza.
- El Premio si bien es el máximo galardón del exterior con respecto a la búsqueda de la paz, también tiene hondas características nacionales y de posición de Colombia ante el mundo, por cuanto es un mensaje perentorio de que la comunidad internacional no dejará sola a Colombia en sus propósitos de reconciliación nacional.
- El premio Nobel para Santos, a su vez, es un mensaje hacia afuera en el sentido de que la búsqueda de la paz sigue siendo la ruta a seguir, en medio de un escenario global que está signado por el fuego cruzado, incluso con algunos como el Papa Francisco hablando del prólogo de la tercera guerra mundial, y tiene cada vez más difíciles retos, donde no se ven soluciones. En ese sentido, manteniendo este sendero para terminar un conflicto de más de 50 años de vigencia, Colombia se vuelve, de algún modo, ejemplo planetario.
- Después de aparecer debilitado luego los resultados electorales del plebiscito, el presidente Santos recobra vigor y estímulo frente, tanto a las fuerzas del No como del Sí, lo cual le genera una mayor cantidad de liderazgoy poder de convocatoria para obtener la conciliación del acuerdo con las Farc y llevar la antorcha de la paz a buen puerto.
- El punto anterior hace a su vez indispensable abrir el frente negociador con el ELN, con el objeto de que la paz colombiana sea más universal y pueda completarse como un punto de inflexión hacia el futuro, con todos los actores de la violencia de los últimos tiempos.
- En medio de la controversia por el contenido del Acuerdo con las Farc, en especial sobre la aproximación de la justicia transicional, que es uno de los elementos principales de los cánones del exterior dentro de los procesos de paz, el presidente Santos tiene ahora una plataforma más adecuada para aplicarla a Colombia con el fin de que ella no sea motivo de vindicta sino de reconciliación.
- Símbolos muy fuertes, como el Nobel de Paz a Nelson Mandela y Frederic De Klerk, luego de concluido y firmado el pacto sudafricano, tienen una connotación aún mayor, como en el caso colombiano, cuando se está exactamente en medio de un proceso y se ha abierto un escenario diferente al presupuestado y de mucho mayor envergadura, luego de los resultados del plebiscito, cuando todos los sectores manifestaron que quieren la paz pero hasta ahora se está en el camino de configurar un teatro de mucho más alcance y compromiso integral.
- En su momento el Nobel de Paz fue entregado, en medio de un proceso de paz, a dos fuerzas profundamente enfrentadas como israelíes y palestinos, en el Medio Oriente. Se pensó que el galardón conjunto para Isaac Rabin, presidente israelita y Yasser Arafat, jefe máximo de la Organización para la Liberación de Palestina, (OLP), consolidaría tanto el cese al fuego como los compromisos convenidos. Por desgracia, no fue así y décadas después el conflicto permanece en la zona. En todo caso, en este momento, la OLP ya tenía puesto de observadora en las Naciones Unidas. No siendo, sin embargo, el caso colombiano el de una confrontación internacional, las señales son una catapulta para lograr un acuerdo nacional estable y duradero.
- No solo el proceso de paz, sino la política pública del presidente Juan Manuel Santos, sin intermediación de las guerrillas, ha tenido de epicentro a las víctimas. Así se ha hecho con leyes nacionales correspondientes, tanto para su indemnización como para la distribución de la tierra, lo que también es parte de los alicientes del Premio Nobel de Paz. Con esto, las víctimas también son reconocidas y cobran vigencia integral, en un país de seis millones de desplazados y al menos 220 mil fenecidos en el conflicto durante las últimas cinco décadas.
- En su momento el único presidente latinoamericano que había logrado el Premio Nobel de Paz por sus esfuerzos en Centroamérica fue Oscar Arias, de Costa Rica. También se otorgó a activistas de derechos humanos como Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú. En esta ocasión, el presidente Santos entra en esa galería, luego de que América Latina no tuviera hace ya tiempo ninguna mención al respecto, concentrado el tema en los conflictos del cono sur y centroamericanos. Pero en los últimos tiempos, el conflicto tomó auge en la América meridional, particularmente en Colombia, sin desconocer lo ocurrido en Perú u hoy en Venezuela, de modo que Santos también es, a partir de este momento, un símbolo que contará hacia el futuro en la región.
- El Nobel de Paz al presidente Santos es, también, un apalancamiento a la democracia colombiana y la idea perentoria de que a partir de ella podrán salvarse todos los escollos para salir avante del punto de inflexión que vive el país. Con ello, Santos puede seguir adelante con su proyecto del “Nuevo Amanecer” y mantener la ruta anunciada hacia la paz de “Perseverar, perseverar, perseverar”.
- Con el Nobel de Paz no se sabe cuál sea el destino que el presidente Santos otorgue a los recursos que entrega la Academia Sueca, pero muy seguramente ellos tendrán destino a algún tipo de entidad que colabore con la comprensión del difícil fenómeno colombiano de los últimos tiempos y la paz latinoamericana.
- Con este galardón a Santos se da un paso, desde el punto de vista internacional, para delimitar la memoria histórica y marcar una nueva perspectiva hacia el futuro.
- Si bien había otras candidaturas al premio Nobel de Paz, y la de Santos fue retomada tan sólo en las últimas horas, frente a las del Papa Francisco y de Edward Snowden, entre otros, ello le permitió a la Academia dar un salto hacia adelante y poner a Colombia ante los ojos del mundo como ejemplo a seguir. Temas palpitantes y difíciles como los de la inmigración y las nuevas realidades cibernéticas cedieron esta vez el paso a un tema que, en el fondo, había sido una especie de guerra invisible para la mayoría del mundo, como la colombiana, un poco en la misma condición de lo sucedido en Sudán.
- A nivel interno, el Nobel de Paz compromete tanto a los actores de la política colombiana como a la sociedad civil en general, puesto que es tanto un Premio como una responsabilidad para demostrar el hondo compromiso nacional con la paz y la concertación para salir avante del histórico momento en que se encuentra el país. El Nobel de Paz al presidente Juan Manuel Santos es pues, y ante todo, un acto de confianza.