Por Marisol Gómez Giraldo / El Tiempo
Como el ministro a cargo de la política y la relación con los partidos, Juan Fernando Cristo no solo fue una de las fichas claves en el diálogo con los promotores del ‘No’ en plebiscito para la paz con las Farc, sino que será el articulador del Gobierno en el Congreso cuando comience la discusión de las leyes para hacer viable el Acuerdo Final de Paz que se firmó el sábado.
En entrevista con El Tiempo, el Ministro del Interior destaca que el nuevo acuerdo para poner fin a la guerra con las Farc cumple el mandato que dieron los colombianos el 2 de octubre, cuando ganó el ‘No’.
Dice que es el resultado de un diálogo nacional que hacía mucho tiempo no tenía lugar en el país y que no se puede mantener abierta de manera indefinida una renegociación del acuerdo.
Listo el nuevo acuerdo de paz, el país se pregunta cuándo, finalmente, comienza el desarme de las Farc y cuándo habrán dejado de existir como guerrilla…
Lo que viene es escuchar tanto a los promotores del ‘Sí’ como a los del ‘No’, para determinar cuál es el mejor camino para la refrendación ágil y que garantice la menor polarización del país. Cuando se defina ese mecanismo y comience la implementación, tendremos claro el día D para el proceso de desarme de las Farc.
¿El comienzo del desarme depende de la refrendación? ¿Ese sería el día D?
Exactamente. Y cuando comience en firme la implementación en el Congreso, que tendrá como proyecto prioritario la Ley de Amnistía para los integrantes de las Farc que no han cometido crímenes de guerra ni delitos de lesa humanidad.
El expresidente y senador Álvaro Uribe dijo el sábado que esperaba que el nuevo acuerdo pudiera ser revisado por los del ‘No’ ¿La puerta para nuevos reparos está cerrada?
Trabajamos una semana intensa con todos los sectores del ‘No’ y cogimos sus propuestas y las defendimos con lealtad ante las Farc. Fruto de un diálogo que hace mucho tiempo no se daba en Colombia, es como tenemos este nuevo acuerdo. Lo que no parece conveniente para la paz del país es mantener abierta de manera indefinida una renegociación del acuerdo.
Se hizo un esfuerzo muy grande y es totalmente demostrable, y es lo que queremos hacer en la reunión con los voceros del ‘No’. Esperamos que tengan la posibilidad de valorar estas modificaciones y que nos acompañen en la implementación. Mantener la puerta abierta para modificar el acuerdo sería condenarlo al fracaso.
Los tuits de algunos integrantes del Centro Democrático dan a entender que todavía no están satisfechos con el nuevo acuerdo. ¿Qué van a hacer con esos reclamos?
Esperamos tener una reunión con el Centro Democrático lo más pronto posible. Desde el domingo hemos tenido contacto con los voceros que designó el expresidente Uribe, y les hemos planteado que estamos listos para reunirnos y evaluar con detalle el nuevo texto, para mirar dónde se incorporaron las propuestas, dónde hubo dificultades, dónde se presentaron diferencias frente a lo planteado por ellos y las razones por las cuales un tema como el de elegibilidad de los comandantes de las Farc no tuvo modificaciones. Ese será el escenario para aprovechar este nuevo clima de diálogo y discutir la refrendación y la implementación.
¿Usted cree que el mejor escenario para la refrendación es el Congreso?
Es el que podamos concertar con las Farc, y escuchando también a los promotores del ‘Sí’ y el ‘No’, y el que menos polarización le genere al país. Preferiría esperar esta semana para escuchar a los diferentes sectores. El Presidente, en su momento, con sus negociadores y las Farc, encontrará el mejor camino. No se puede descartar ninguna de las opciones que están sobre el tapete.
¿El mecanismo ‘fast track’ para sacar pronto en el Congreso las leyes de la paz está ya muerto o tiene vigencia?
El acto legislativo que contemplaba el ‘fast track’ condicionaba la implementación por esa vía a la refrendación del acuerdo de paz anterior. Ahora habrá que esperar las decisiones que tiene pendientes la Corte Constitucional frente a las demandas que tiene el acto legislativo. Pero con ‘fast track’ o sin él, el acuerdo debe pasar para su implementación por el Congreso. Tendremos que tramitar un número importante de reformas constitucionales y legales para garantizar el cumplimiento del acuerdo.
Pero el ‘fast track’ no está completamente muerto…
No. Es una posibilidad que sigue abierta.
Usted participó en sesiones para conciliar las propuestas del ‘No’ con las posiciones de las Farc. ¿Qué tan importantes fueron las concesiones de esta guerrilla?
Nadie puede negar hoy que el acuerdo de Cartagena sufrió modificaciones sustanciales, independientemente de que se hayan conservado la estructura y el espíritu del acuerdo. Uno podría hacer una lista muy grande de modificaciones en temas de fondo, ajustes y precisiones, que demuestran que las Farc tuvieron una actitud abierta y constructiva, que cedieron en algunas de sus posiciones. Se reabrieron debates que se habían dado antes de la firma del acuerdo de Cartagena en temas sensibles, incluyendo el de la elegibilidad, lo que permitió que este nuevo acuerdo tenga un sello importante de las propuestas del ‘No’. Hay concesiones del Gobierno, de las Farc, de los promotores del ‘Sí’; y también se reflejan, en muchos temas, las posiciones del ‘No’.
¿Y, según usted, cuáles fueron las concesiones más importantes de las Farc?
En la Justicia Especial para la Paz, que tenía 75 puntos, hay 68 modificaciones. Unas son sustanciales y otras son precisiones. En segundo lugar, en lo que tiene que ver con el bloque de constitucionalidad, hubo una apertura de las Farc que permitió tomar la decisión de que el acuerdo definitivo no irá ni en la Constitución ni en su totalidad en el bloque de constitucionalidad.
En la implementación hubo modificaciones para las cuales las Farc tuvieron una actitud constructiva. En la Comisión de Protección y Garantías, que había generado preocupación en el ‘No’. En materia de restricción de libertad, se concretó en ocho numerales la forma como se va a cumplir esa restricción, lo que les da mucha tranquilidad a muchos sectores. Fue un esfuerzo del Gobierno y las Farc, y reconocemos el ánimo de construir en la etapa previa de los del ‘No’.
Precisamente, en cuanto a la seguridad jurídica del acuerdo, las Farc refutaron el domingo que se hubiera renunciado a incluirlo en el bloque de constitucionalidad. ¿En qué quedó eso?
En que el acuerdo tendrá una cláusula de cumplimiento en la Constitución. El compromiso de buena fe del Estado para cumplir el acuerdo que se ha firmado. Además, se contempla la incorporación no de todo el contenido, sino de aquello que tiene que ver con los derechos fundamentales y el Derecho Internacional Humanitario. Se trata de dar seguridad jurídica, pero al mismo tiempo descartar la incorporación de todo el contenido del acuerdo al bloque de constitucionalidad.
Deme un ejemplo para explicar lo que menciona.
Todo aquello que tenga que ver con el tratamiento de menores, con la búsqueda de desaparecidos, de las víctimas del conflicto… se incorporaría como parámetros de interpretación. Eso quiere decir que en cualquier reforma legal o constitucional tendrá que tenerse como parámetro de la discusión lo que está pactado en el acuerdo.
¿En la práctica, el Congreso o la Corte podrían cambiar alguna parte del Acuerdo Final? Ese era el gran temor de las Farc…
El Congreso tiene sus facultades y competencias soberanas. En la práctica, la Corte Constitucional, incluso con el acuerdo anterior, mantenía todas sus competencias de control de constitucionalidad de las distintas normas que se expidieran en desarrollo del acuerdo. Esas competencias se reiteran. En casos específicos, con esta fórmula tendrá que haber una interpretación de la Corte y el Congreso de cada capítulo del acuerdo. Algunos temas no quedarán como parámetro de constitucionalidad, y se podrán tomar decisiones distintas. Pero, obviamente, es ahí donde viene la cláusula, que se redactó conjuntamente con las Farc, del compromiso del Estado en el cumplimiento del acuerdo. Esto sí iría en la Constitución.
¿Eso quiere decir que el próximo gobierno, cualquiera que sea, está obligado a cumplir los acuerdos de paz como quedaron?
Un acuerdo de esta trascendencia se hace para cumplirlo con la mayor fidelidad, más allá de cualquier gobierno, y así quedaría consagrado ese compromiso del Estado colombiano.
Dice el nuevo acuerdo que la implementación va a tener en cuenta la situación fiscal del país. ¿Eso tendrá un impacto en el cumplimiento de los acuerdos?
Se amplió el horizonte fiscal de 10 a 15 años, para el cumplimiento de los acuerdos. Esa era una de las peticiones del ‘No’. Ese es el cambio fundamental, la ampliación del periodo, siempre en el marco de la responsabilidad fiscal.
¿Significa esto que se le da más tiempo al cumplimiento de los acuerdos para ir a tono con la situación fiscal del país?
Exactamente. La inversión que se requiere ya no se haría en 10 años, sino en 15, para poder tener un flujo de recursos un poco más espaciado.
En el punto del fin de los cultivos ilícitos llama la atención que las Farc se comprometieron a colaborar con información sobre el narcotráfico. ¿Deben, por ejemplo, denunciar rutas?
Ese es un avance muy importante. Quiere decir que quienes hayan estado en la protección de cultivos o en la propia actividad del narcotráfico, cuando acudan ante la Justicia Especial para la Paz, tendrán que suministrar la información para tener acceso a los beneficios.
Eso convierte a las Farc en objetivos militares de las bandas activas en el narcotráfico e implica reforzar la seguridad de los excombatientes…
Ese tal vez es uno de los mayores desafíos de este proceso de paz y uno de los mayores compromisos del Estado en materia de protección y seguridad a todos los integrantes de las Farc.
¿En qué momento del desarme las Farc tienen que haber entregado el listado de sus bienes para la reparación de las víctimas?
Ese cronograma tendrá que establecerse por parte de la Comisión de Verificación del Acuerdo Final, pero es uno de los grandes avances de este nuevo acuerdo.
¿Cree que la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos influyó en el cambio de actitud de las Farc?
Desde el día siguiente al plebiscito, las Farc demostraron una actitud constructiva.
El Gobierno ha reconocido que este es un mejor acuerdo. ¿El Gobierno no estaba tranquilo con el anterior?
Estaba muy tranquilo por lo que se firmó el 26 de septiembre, pero incluso las obras buenas son susceptibles de mejorar.