¿QUEQUÉ? /
Dentro de un contexto de desinstitucionalización y desconocimiento del Estado Social de Derecho por cuanto que, en Ecuador, desde 2017, se han revivido antiguas condiciones de subdesarrollo que han derivado en una combinación de economía en deterioro, dominio oligárquico, derrumbe de la estructura institucional y de las condiciones de vida, trabajo y seguridad ciudadana, el gobierno neoliberal del magnate bananero Daniel Noboa Aazín ante los niveles alarmantes de inseguridad ciudadana, ha encontrado el pretexto perfecto para plantear una reforma constitucional que permita nuevamente la instalación de bases militares extranjeras (léase de Estados Unidos) en territorio ecuatoriano.
Desde los últimos gobiernos neoliberales de Lenín Moreno, Guillermo Lasso y el actual que preside el potentado Noboa Azín, el país se debate en un caos institucional, donde reina el desgobierno que ha ocasionado el derrumbe de las condiciones de vida de la mayoría de la población, impactado todo ello por el avance que ha adquirido la narco-delincuencia.
Los indicadores económicos indican una grave involución de lo que se había logrado en desarrollo social y económico durante el Gobierno de la Revolución Ciudadana (RC) que lideró el presidente Rafael Correa Delgado (2007-2017) y hoy Ecuador se sitúa entre los países con mayor inseguridad no obstante la asistencia militar que recibe de Estados Unidos.
Recientemente en su red social de X, el excanciller Guillaume Long mostraba un revelador cuadro estadístico de la masiva reducción de los homicidios en Ecuador durante el Gobierno de Correa y el brutal pico posterior.
Pese a los datos estadísticos y la realidad fáctica, el Gobierno de Noboa y los sectores de la inefable ultraderecha ecuatoriana siguen manteniendo la narrativa según la cual uno de los factores que contribuyó a la seguridad ciudadana fue la base militar de EE.UU. en Manta que se instaló en 1999 y que Correa cerró en 2009. Lo cierto es que los hechos y las estadísticas muestran que dicha base no tuvo ningún impacto en esa materia.
Sin embargo, Noboa quiere cambiar la Constitución para volver a tener una base estadounidense bajo el argumento que solo con la ayuda de Washington se resuelve la violencia.
Ecuador mayor receptor de “ayuda” militar de EE.UU.
Si bien durante el breve gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023) hay un crecimiento exorbitante en la asistencia militar y en seguridad por parte de EE.UU. (que denominan “ayuda”), particularmente con el Programa de Financiamiento Militar Extranjero (FMF), los niveles de inseguridad y crecimiento de la narco-delincuencia crecieron de manera exorbitante.
Contrasta el hecho de que Ecuador se ubique como el principal receptor de la asistencia netamente militar en la región durante la administración Biden (2021-2023) y sea, al mismo tiempo, uno de los países de mayor inseguridad en Latinoamérica.
La verdadera intención de volver a instalar una base militar estadounidense
Según reciente reporte del Observatorio Lawfare que lleva por título Ecuador: del lawfare al control geopolítico, la verdadera intención de volver a instalar una base estadounidense en este país suramericano no es el control del narcotráfico ni contribuir a generar condiciones de seguridad, sino que tiene que ver con un aspecto geopolítico.
En efecto, de acuerdo con dicho informe, el sitio ideal para instalar la base militar que estaría operada por el Comando Sur de los EE.UU. sería en las islas Galapagos que le serviría al Pentágono de “polígono” en el Pacífico.
Galápagos (en particular la isla de San Cristóbal), cumple doble función: ofensiva contra China y defensiva del Canal de Panamá y del Tren Transístmico en México.
Colige el informe del Observatorio Lawfare: “Estamos presenciando el ‘Plan Ecuador’, como lo fue en su momento Colombia con el Plan Colombia y México con la Iniciativa Mérida, estrategias que bajo el supuesto objetivo de ‘acabar con el narcotráfico’, tuvieron consecuencias sociales, políticas y económicas desastrosas para ambos países y que hasta la fecha continúan. La ‘tierra arrasada’ que se esgrime sobre Ecuador avanza con la previa destrucción de la base productiva, de los empresarios nacionales y la economía en su conjunto, que desde 2019, aplicó el ajuste estructural comandado por el FMI y que implicó un fuerte deterioro en la vida de las y los ecuatorianos. Y sigue en ciernes la posibilidad de firmar un TLC con EE.UU., que, como en los casos justamente de México y Colombia, terminan con la incipiente industria nacional”.