diciembre 3, 2024 12:04 am
Papa Francisco pidió un “nuevo pacto social por el trabajo”, reivindicó el rol de los sindicatos y advirtió por la corrupción

Papa Francisco pidió un “nuevo pacto social por el trabajo”, reivindicó el rol de los sindicatos y advirtió por la corrupción

Por Hernán Reyes Alcaide / Agencia Télam

El jefe de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio, abogó por “un nuevo pacto social por el trabajo, que reduzca las horas de trabajo de aquellos que se encuentran en su última estación laboral, y que cree trabajo para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar”.

En efecto el papa Francisco pidió un “nuevo pacto social por el trabajo”, al tiempo que criticó que “el capitalismo no comprende el valor de los sindicatos”, y advirtió sobre el peligro de que “el rostro de la corrupción” acceda “al corazón de algunos gremialistas”.

“Una sociedad está desorientada y miope cuando obliga a los ancianos a trabajar y obliga a una generación entera de jóvenes a no trabajar cuando debería hacerlo, por ellos y por todos”, afirmó este miércoles el Pontífice durante un encuentro con delegados del Congreso Italiano de Sindicatos del Trabajo con motivo de su 18º Congreso Nacional.

En este sentido, Bergoglio abogó por “un nuevo pacto social por el trabajo, que reduzca las horas de trabajo de aquellos que se encuentran en su última estación laboral, y que cree trabajo para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar”.

El Papa lamentó la incomprensión que muchas veces sufren los sindicatos.

“El capitalismo de nuestro tiempo no comprende el valor del sindicato porque ha olvidado la naturaleza social de la economía, de la empresa, de la vida, de los lazos y de los pactos”, planteó frente a centenares de delegados.

Sin embargo, agregó Francisco, “tal vez nuestra sociedad tampoco comprende al sindicato porque no lo encuentra luchando por los derechos de aquellos que se encuentran en las periferias existenciales, los descartados del trabajo, los inmigrantes, los pobres; o simplemente no comprende por qué el rostro de la corrupción ha accedido al corazón de algunos sindicalistas”.

Además, de cara a los gremialistas, les advirtió sobre “el riesgo de olvidar su naturaleza profética, de convertirse en algo muy parecido a las instituciones y a los poderes que, por el contrario, debería criticar”.

“Con el paso del tiempo ha terminado por parecerse demasiado a la política, o incluso a los partidos políticos, con su lenguaje, con su estilo”. De esa manera, los sindicatos “pierden fuerza y eficacia”, precisó.

“Persona’ y ‘trabajo’ son dos palabras que pueden y deben estar unidas. Porque si pensamos y decimos ‘trabajo’ sin ‘persona’, el trabajo termina por convertirse en algo deshumano, olvidando a la persona, se olvida y se abandona a sí mismo”, afirmó.

Por otro lado, pidió pensar “en una persona sin trabajo, estamos entonces ante algo parcial, incompleto, porque la persona se realiza en plenitud cuando se convierte en trabajador o trabajadora; porque el individuo se vuelve persona cuando se abre a los demás, a la vida social, cuando florece en el trabajo”.

En este sentido, lamentó que haya en el mundo “tantos niños que trabajan y no estudian, cuando el único trabajo bueno para ellos es estudiar. O cuando no siempre, y no a todos, se les reconoce el derecho a una pensión justa, o cuando un trabajador enferma y es descartado del mundo del trabajo en nombre de la eficiencia”.

“Una pensión justa es aquella que no es ni muy rica, ni muy pobre, y subrayó que las ‘pensiones de oro’ son una ofensa al trabajo no menos graves que las pensiones pobres”, planteó.

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