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Entrevista con el exviceministro, politólogo y docente universitario colombiano, Luis Ernesto Gómez Londoño.
- “Para hacer trizas el Acuerdo de Paz, Duque no tiene que romper ningún papel. Lo único que tiene que hacer es lo que está haciendo: nada; dejar de implementarlo”.
- “Con las modificaciones del uribismo a la estructura de la Justicia Especial para la Paz (justicia transicional) se empieza a incumplir y desbaratar el Acuerdo de Paz”.
- “La democracia representativa es una herramienta del siglo XIX. Hay más ciudadanos en Facebook que en las urnas. Los ciudadanos no se están atando a partidos políticos sino a causas políticas”.
No obstante el triunfo de la derecha más recalcitrante en las últimas elecciones en Colombia, con el pupilo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, el joven abogado Iván Duque Márquez, en este país nació al mismo tiempo “un liderazgo colectivo que se une en torno a causas democráticas y no a personas”. Esa es la lectura que hace de la coyuntura político-electoral de esta nación suramericana, Luis Ernesto Gómez Londoño, una figura fresca que irrumpió en la palestra pública, tras renunciar a su cargo de Viceministro del Interior para involucrarse de lleno en la última campaña electoral, defendiendo postulados como el proceso de paz, la ampliación de espacios democráticos y el impulso del activismo ciudadano.
A través de diferentes plataformas de comunicación y las redes sociales, este novel político colombiano se ha propuesto impulsar el debate público, en una sociedad, cuyos sectores más conservadores aupados por los medios de comunicación hegemónicos, se empeñan por imponer el unanimismo y “el pensamiento único”. Hoy su voz se ha convertido en referente de oposición al nuevo gobierno de Iván Duque que se estrena el 7 de agosto.
En diálogo con el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, caracteriza a Duque como un “joven pero con ideología de derecha”, quien además viene a torpedear el Acuerdo de Paz de La Habana suscrito entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la hasta hace poco insurgencia de las Farc.
“Para hacer trizas el Acuerdo de Paz, Duque no tiene que romper ningún papel. Lo único que tiene que hacer es lo que está haciendo: nada; dejar de implementarlo”, sostiene, y a renglón seguido advierte que los millones de colombianos que le apuestan a la construcción de democracia a partir del posconflicto “¡no lo dejaremos; para eso es la resistencia!”
Gómez Londoño, (Medellín, 1981), es un economista, politólogo, profesor universitario, apasionado por la gerencia pública y las nuevas tecnologías de la comunicación. Realizó sus estudios en la Universidad Humboldt de Berlín y cursó dos maestrías en Ciencia Política en ese mismo centro de estudios, y otra en Administración Pública en London School of Economics.
Durante cuatro años, fue coordinador de la asamblea parlamentaria alemana- suramericana y consultor de la Comisión Económica del Bundestag. A su retorno a Colombia se vinculó a la administración pública, ocupando cargos de relevancia a partir de 2016 como los Viceministerios del Trabajo y del Interior. Se desempeña actualmente como docente de las Universidades Externado y Nacional de Colombia.
La gente está cada vez más desconectada de la clase política
Las últimas elecciones tanto parlamentarias como presidenciales en Colombia demostraron la profunda crisis de representación y una candidatura alternativa como la de Gustavo Petro que logró pasar a la segunda vuelta y obtener más de 8 millones de votos, es el síntoma del agotamiento político en este país que reclama un cambio.
Por ello, una de las primeras acciones que realizó Gómez Londoño tras su retiro del Viceministerio del Interior fue renunciar a su partido, el Liberal, una vez que su director, el expresidente César Gaviria Trujillo (1990-94), padre del modelo neoliberal en Colombia, de manera oportunista, aunque él diría pragmática, adhirió a la candidatura del uribista Iván Duque.
“No son las casas políticas sino las causas políticas las que pueden transformar un país”, expresó Gómez en su misiva de renuncia al partido que se suponía que en Colombia defendía las causas populares y anunció, igualmente, que buscará recuperar el ideario social del liberalismo.
El exviceministro aprovechó su retiro de esa histórica colectividad para lanzar duros cuestionamientos en contra de Gaviria Trujillo, a quien le encaró las posturas críticas que, en el pasado, lanzó en contra del también exmandatario Álvaro Uribe y hoy lo tiene de aliado en el gobierno de ultraderecha próximo a posesionarse. “El Partido Liberal, lamentablemente, quedó reducido a eso, a una personería jurídica que le puede servir para darle gobernabilidad al mandatario de turno pero que no representa un ideario de país”, señaló. Al fin, y al cabo, agregó, “el programa de Duque es la antítesis de nuestros principios y valores”.
Dentro de la crisis de representación política, es evidente, explica, que la gente está cada vez más desconectada de las denominadas clases dirigentes que para el caso colombiano son clases dominantes. “La democracia representativa es una herramienta del siglo XIX. Hay más ciudadanos en Facebook que en las urnas. Los ciudadanos no se están atando a partidos políticos sino a causas políticas”, sostiene.
La ultraderecha vive de la guerra
A su paso por el Gobierno, Gómez Londoño estuvo íntimamente relacionado con el proceso de paz que logró desarmar a las Farc, movimiento insurgente que inició su reincorporación a la legalidad y se proyecta como organización política, razón por la que una de sus preocupaciones con el retorno de la ultraderecha representada en el uribismo al poder ejecutivo, es qué va a pasar con la implementación de las acciones desde el gobierno para garantizar el desarrollo del posconflicto y cuál va a ser la suerte de las negociaciones que se vienen realizando con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en La Habana.
“¿Si no se cumple el proceso de paz, qué va a pasar con los exguerrilleros y milicianos?”, se interroga. Y se lamenta por el hecho de que “el uribismo hizo campaña prometiendo mandar a las Farc a la cárcel e impidiendo que participara en política. Poco a poco van cumpliendo. Poco a poco hacen trizas los acuerdos. Poco a poco renacerán las violencias en Colombia. ¡Ellos viven de la guerra!”, afirma en tono desconsolador.
Advierte que “con las modificaciones del uribismo a la estructura de la Justicia Especial para la Paz (justicia transicional) se empieza a incumplir y desbaratar el Acuerdo de Paz. La incapacidad del Estado de cumplir la palabra empeñada ha sido el origen de la violencia. ¡Una lástima que Colombia no quiso la reconciliación!”, se lamenta.
Sin embargo, dijo que en el momento en que el gobierno de Duque ponga en serio riesgo la paz, sus defensores convocarán movilizaciones populares y saldrán a las calles de las ciudades colombianas para exigir que se respete lo acordado con las Farc.
El desafío de Colombia: ingresar a la modernidad
Tantas décadas de conflicto armado interno con todas sus negativas consecuencias le han impedido a Colombia ingresar a la modernidad, entendida como un sistema socio-económico, político y un tipo de relaciones sociales que posibiliten un cambio en las orientaciones culturales para construir democracia y ciudadanía. Por ello, Gómez Londoño dice que el desafío de la sociedad colombiana es salir de la premodernidad y un requisito para lograrlo es consolidar la paz.
Su visión es categórica: “para salir de la premodernidad este país tiene que transitar por el saber y el cambio de modelo económico, en el sentido de salir del extractivismo”. Dentro de ese contexto, explica, es prioritario enfocar la gestión del conocimiento para responder a las necesidades del país.
Se trata en definitiva, de lograr la transición de una sociedad primaria-extractivista a una sociedad del conocimiento, para lo cual es preciso elevar los niveles de educación, consolidar la institucionalidad democrática, incrementar la productividad sistémica del país y desarrollar nuevas áreas de investigación.
Revolución digital: hacia un modelo de democracia directa y de participación
El activismo político que desarrolla Gómez Londoño lo sustenta en buena medida en el aprovechamiento de las tecnologías de la comunicación, pues desde hace años entendió “que el revolucionario poder de la gente para cambiar la sociedad está en digital”.
“A los ciudadanos de hoy no les interesan los dogmas de los partidos… Ellos luchan por la defensa del ambiente, los derechos de las minorías, de los animales, y de la movilidad alternativa. Y lo hacen por las redes”, explica en su libro Googlecracia. Gobierno, campañas y ciudadanía digital (Grupo Editorial Ibáñez, Bogotá, 2017).
En este interesante trabajo bibliográfico, su autor detalla porque la revolución digital constituye una alternativa hacia un modelo de democracia directa y de participación. Demuestra, por ejemplo, que “en Colombia hay 23 millones de usuarios de Facebook, 3 millones en Instagram y 775 mil en Twitter. Aunque algunos se repiten en las tres redes, lo cierto es que sumados hay prácticamente el doble de colombianos activos en redes participando del debate político antes que en las urnas”.
Además señala que “las redes sociales han logrado desarticular la agenda impuesta por los medios de comunicación hegemónicos, potenciando una ciudadanía con más fuentes de información, que se vuelve beligerante ante cualquier situación que la indigne. Y uno de sus blancos preferidos es la clase política tradicional, con la que tiene razones de sobra para molestarse, pues los escándalos de corrupción son el pan de cada día”.
Explora también el libro casos muy representativos de experimentos digitales en varios países y las vías para transformar la política que permiten potencializar la participación ciudadana.
“Soy un convencido de que el poder de la gente es más grande que la gente en el poder. Así lo digo siempre en mis intervenciones en redes sociales para invitar a las personas a que conviertan su activismo digital en algo útil para su vida y su entorno”, precisa este politólogo para agregar que “el gran plus de la tecnología trae a la democracia la posibilidad de controlar decisiones y las iniciativas de sus gobernantes y legisladores en tiempo real, por medio de una aplicación”.
Sin embargo, observa que “la tecnología por sí sola no es suficiente y ahora el reto es educar a la ciudadanía para que participe de manera activa por estos canales; pero también hacer que estas herramientas sean incorporadas a la ley para que tengan un efecto vinculante en la política”.
Gómez Londoño ha irrumpido en la “batalla de las ideas” políticas en un país tan sui géneris como Colombia para contribuir con su activismo a cambiar las coordenadas del debate, pues como bien lo señala en su libro, “nuestro territorio es virtual y nuestra lucha es de carácter comunicativo. Nos hemos valido de las redes sociales para posicionar en ciertas capas influyentes de la opinión pública una lectura colectiva de la realidad política, orientada hacia la búsqueda de justicia en sus consecuencias más profundas”.