octubre 7, 2024 12:37 pm
Paz con ONU

Paz con ONU

Por Horacio Duque

Con la dejación de las armas por parte de las Farc viene el proceso de inserción económica, política y social de los guerrilleros. El acompañamiento de las Naciones Unidas es una garantia de la mayor trascendencia y para el efecto se nombrará una nueva misión política por el Consejo de Seguridad.

Es de la mayor importancia conocer los elementos de tal participación internacional.

Este 10 de julio debe salir una nueva Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para ordenar una nueva Misión política de dicho organismo en Colombia con el fin de acompañar la nueva fase de la implementación de los acuerdos de paz.

La Misión anterior ya cumplió su tarea en lo relacionado con el Cese bilateral de fuego y las hostilidades, la ubicación de las Farc en las Zonas veredales y los Puntos Transitorios y la dejación de las armas.

El nuevo mandato tiene que ver con la tarea de garantizar la construcción política, social y económica de la paz, y la seguridad de los combatientes guerrilleros en la transición y la inserción civil al campo de la lucha democrática.

Al respecto es necesario tener en cuenta que el modelo de la superación de la guerra colombiana se debe entender en los términos de un Protocolo aplicado por Naciones Unidas en las dos últimas décadas para superar las denominadas “nuevas guerras” suscitadas después de la Segunda Guerra Mundial, una de las cuales es la nuestra, originada desde el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 y la violencia de los años 50.

Las Farc ya cumplieron con la dejación de las armas, aportando sustancialmente al fin del conflicto, ahora le corresponde al Estado dar cumplimiento a sus compromisos incluidos en el Acuerdo final de paz.

Inicialmente se prevé una presencia durante 36 meses, pero dada la complejidad de lo que viene por las características de una “paz imperfecta”, con otros actores inmersos en la violencia anti sistémica o delincuencial, por la continuidad del negocio de las drogas, es muy probable que tal Misión deba ampliar su participación por más tiempo, como una garantía esencial para la guerrilla mutada en un movimiento político y social.

Por supuesto, la incertidumbre alimentada en el campo político por actores adversos a la paz es otro elemento a considerar en esta labor de las Naciones Unidas.

Tal como lo hemos señalado en otras reflexiones el papel de la ONU no es casual y el mismo se inscribe en un prototipo conocido como Paz posbelica que refleja la plataforma diseñada en el documento de la “Agenda para la paz” de Boutros Boutros-Ghali,  formulado en 1992, la cual  ha servido de referencia en las operaciones de construcción de paz posbélica y  se ha convertido en la forma de intervención internacional más habitual por parte de Naciones Unidas. Documento que marcará el paso de cómo deben abordarse los escenarios postconflicto con el objetivo de mantener una paz permanente.

En este documento se introdujo una taxonomía de conceptos y enfoques que desde entonces han sido una referencia clave en este ámbito: la diplomacia preventiva, las operaciones de mantenimiento de la paz (peace-keeping), las operaciones de imposición de la paz (peace-making) y la construcción de la paz (peace-building).

La construcción de la paz (peace-building),  es un concepto más amplio que abarca todos los anteriores y se refiere a las acciones para alcanzar una paz estable y duradera, una vez que las hostilidades han terminado.

Este informe proporcionó un importante impulso a los argumentos a favor de la adopción de una política global de prevención de conflictos y construcción de la paz por parte de la comunidad internacional.

Boutros-Ghali en su documento definió consolidación de la paz (paceboulding) como los medios destinados a individualizar y fortalecer estructuras que tiendan a reforzar y consolidar la paz a fin de evitar una reanudación del conflicto.

Por supuesto, no se trata de un concepto que genere consenso, sino que por el contrario, cada gran corriente de debate en la disciplina de las Relaciones Internacionales tiene su propia interpretación sobre como tales operaciones adquirieron un carácter cada vez más multidimensional, al integrar no sólo elementos relacionados con la diplomacia preventiva o el mantenimiento de la paz (pacekeeping) —como se había caracterizado al período de la Guerra Fría— sino también tareas de asistencia humanitaria, asistencia en procesos electorales, reconstrucción física de infraestructuras, estrategias de buen gobierno, iniciativas de desarme, desmovilización y reinserción de ex combatientes (conocidas por sus siglas en inglés DDR) o estrategias para la reforma del sector de la seguridad (policía y ejército principalmente).

Estas “operaciones multifuncionales complejas” pretendían no sólo consolidar la paz después de un conflicto bélico, sino también evitar el estallido de nuevos conflictos violentos.

Los elementos relacionados con la construcción de la paz, tal y como fue concebida por Boutros Ghali incluían el desarme de los actores armados, restaurar el orden, la eliminación de la armas, la repatriación de los refugiados, el apoyo y asesoramiento para la formación de los cuerpos de seguridad, el seguimiento de las elecciones, el desminado y otras formas de desmilitarización, proveer de asistencia técnica, avanzar en los esfuerzos para la protección de los derechos humanos, reformar y fortalecer las instituciones de gobernanza y promover la participación formal e informal en el proceso político. También incluía proyectos orientados a la creación de un nuevo entorno político, económico, social y de seguridad, con los recursos e instrumentos necesarios para resolver las tensiones e incompatibilidades existentes de forma pacífica. En definitiva, Naciones Unidas juega un papel clave en ofrecer instrumentos y en apoyar a aquellos países asolados por la guerra para el establecimiento de las condiciones de una paz sostenible y duradera.

Este Programa de paz se complementó después con otros documentos de la ONU como los siguientes:

Suplemento de un Programa de paz (1995).

Los resultados del Grupo de Trabajo Interdepartamental que contienen:

–              Una Agenda para el Desarrollo (1994).

–              Una agenda para la democratización (1996).

–              El Informe del Panel sobre Operaciones de paz de Naciones Unidas (2000), también conocido como Informe Brahimi.

Otras contribuciones posteriores como los de la Comisión Carnegie para la Prevención de conflictos letales, el Informe del Secretario General sobre Prevención de Conflictos (2001), las propuestas de la Unión Europea en el marco de su Política Exterior y de Seguridad Común, así como diversas iniciativas de la sociedad civil han ido ampliando el enfoque de construcción de paz.

Todos estos aportes han ido conformando el marco de la construcción de la paz, que abarca todas aquellas iniciativas que apoyan estructuras sostenibles y procesos, que fortalecen las perspectivas de una coexistencia pacífica e implican objetivos de medio y largo plazo de carácter político, económico, social y cultural.

Para el nuevo movimiento político que se constituirá próximamente, conocer y aplicar adecuadamente este esquema es de la mayor prioridad dada su coincidencia con los potenciales democratizadores del Acuerdo final

Así debe ocurrir en la tarea de organizar los Programas de desarrollo con enfoque territorial (Pdets) y sus Planes de Acción como instrumentos de transformación territorial en los 16 espacios geográficos previstos para el efecto en casi 190 municipios del país.

Espacios en los que se debe implementar la reintegración social y económica de los integrantes de las Farc; echar a rodar los proyectos productivos agroindustriales; ejecutar la reforma rural integral mediante el acceso a los 3 millones de hectáreas de tierra y formalizar la propiedad de otros 7 millones; poner a funcionar Ecomun como una red amplia de cooperativas; construir los planes de vivienda rural; hacer las inversiones en vías terciarias, en educación, salud, tecnología y ambiente; y dar seguridad a la población.

Ojala todo salga dentro de lo previsto por el bien de la convivencia y el respeto a la vida.

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