POR ALONSO YUPANQUI DE LA CHIRA /
El análisis no puede ser más que realista y crudo: “Gaza es Auschwitz con cámaras: el horror convertido en espectáculo mediático”. Desde hace 75 años, el Estado de Israel oprime, humilla y mata, pero tras el 7 de octubre de 2023 se transformó en una máquina de exterminio, masacrando a decenas de miles de palestinos. ¿Cómo un pueblo históricamente perseguido pudo convertirse en verdugo sediento de crueldad? La ferocidad israelí no busca solo venganza; es el colapso de la razón misma. La crueldad, como deseo perverso de infligir dolor, se funde con el instinto animal de conservación y la práctica colonial de limpieza étnica.
Dentro de ese contexto, el filósofo y ensayista italiano Franco Berardi Bifo sostiene que “el proyecto humanista ha fracasado”. Gaza demuestra que ya no gobiernan ni el lenguaje ni la razón, sino la violencia asesina como norma de lo humano. En esta era, el lenguaje miente y somete; el pensamiento crítico solo constata su impotencia. La civilización, al igual que la democracia, se extingue. ¿Qué futuro no será mortífero? ¿En qué promesa de esperanza creer?
En su más nuevo ensayo publicado recientemente esboza que Gaza es el primer acto de una guerra mundial desatada por el supremacismo blanco en declive contra la humanidad. Hoy, quien conserve la ética y la empatía solo puede sentir desesperación. Pensar después de Gaza es pensar sin futuro, sin humanidad. El abismo ya está aquí. No basta con ignorarlo: es imprescindible cartografiarlo, incluso mientras caemos.
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‘Pensar después de Gaza. Ensayo sobre la ferocidad y la extinción de lo humano’ (Editorial Tinta Limón, julio de 2025) se titula el ensayo de Berardi Bifo, el cual se inscribe en el debate más urgente de nuestro tiempo: la erosión de los valores humanistas y el auge de la violencia como norma en el contexto global.
Berardi, reconocido filósofo y teórico italiano, examina desde una óptica crítica el impacto de la guerra, la desinformación y el colapso del pensamiento crítico en la construcción de un futuro posible para la humanidad.
En este texto, el autor parte del acontecimiento traumático de la ofensiva en Gaza para interrogar los fundamentos de la civilización moderna. El libro se estructura en torno a una serie de ensayos breves que exploran la ferocidad como síntoma de una crisis civilizatoria y la extinción progresiva de lo humano y se detiene en la impotencia del pensamiento crítico frente a la violencia sistemática, la degradación del lenguaje como herramienta de diálogo y la desaparición de la empatía en la esfera pública.

A través de una prosa incisiva y lúcida, Berardi plantea preguntas incómodas sobre la viabilidad del proyecto humanista y el sentido de la esperanza en un mundo marcado por la deshumanización.
Uno de los ejes centrales de la obra es la tesis sobre el fracaso del humanismo. Berardi argumenta que, tras siglos de fe en la razón y la dignidad inherente a la persona, la realidad contemporánea evidencia la insuficiencia de estos ideales. El autor observa cómo la lógica de la guerra, la exclusión y la indiferencia se han impuesto sobre los principios de igualdad y solidaridad.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, este diagnóstico resulta especialmente inquietante: en lugar de avanzar hacia la universalización de los mismos, presenciamos su sistemática vulneración y trivialización. La ferocidad se convierte así en norma, y la humanidad parece retroceder ante la barbarie institucionalizada.
Violencia como norma y deshumanización
Berardi sostiene que la violencia no es un accidente, sino la consecuencia lógica de la descomposición del tejido social y político en un sistema económico codicioso y bastardo como el capitalismo. La normalización de la crueldad—ya sea a través de los bombardeos en Gaza o la indiferencia ante el sufrimiento ajeno—revela una crisis profunda de los mecanismos de protección y reconocimiento de la dignidad humana.
El autor denuncia la transformación del otro en enemigo y la reducción de la vida a mera estadística, lo que plantea un desafío radical para la defensa de los derechos humanos en el siglo XXI. La deshumanización, en este sentido, es tanto causa como efecto de un sistema que ha dejado de creer en sus propios valores fundacionales.

Sostiene que «el sionismo contemporáneo es una evolución del nazismo hitleriano en un sentido preciso: el genocidio como ciencia, como técnica científicamente elaborada. Pero hay otro aspecto muy importante: ¿qué significa matar a través de una máquina, a través de algo que no son mis manos? La percepción del cuerpo del otro desaparece progresivamente en nuestro tiempo.El cuerpo del otro deja de existir como un cuerpo verdadero y se ha transformado en algo puramente virtual, puramente informacional».
Un aspecto clave del análisis de Berardi es la crisis del lenguaje. El autor advierte que la proliferación de discursos vacíos y la manipulación mediática han erosionado la capacidad del lenguaje para nombrar el horror y movilizar la acción colectiva. El pensamiento crítico, en consecuencia, se muestra impotente ante la magnitud del sufrimiento y la saturación informativa.
Desde la óptica de los derechos humanos, esta crisis del discurso implica una pérdida de herramientas para denunciar, resistir y transformar la realidad. La palabra, antes instrumento de emancipación, se convierte en eco estéril o, peor aún, en cómplice de la violencia.
Extinción de civilización y democracia
Berardi no se limita a diagnosticar la crisis; también reflexiona sobre las consecuencias de la extinción de la civilización y la democracia. Identifica una pérdida de confianza en la posibilidad de construir un orden común basado en el respeto y la cooperación. El auge de los autoritarismos, la fragmentación social y el desencanto generalizado configuran un escenario en el que los derechos humanos parecen cada vez más frágiles y contingentes. La obra invita, así, a repensar los fundamentos de la convivencia democrática y a interrogar las condiciones de posibilidad de una nueva ética de lo humano.

A pesar del tono sombrío que atraviesa el libro, Berardi no renuncia del todo a la esperanza. Más bien, la desplaza hacia una interrogación radical sobre el futuro y la capacidad de imaginar alternativas. ¿Es posible reconstruir el lazo social, reactivar la empatía y resignificar el lenguaje en un mundo devastado por la violencia? El autor no ofrece respuestas fáciles, pero llama a la responsabilidad colectiva de repensar el sentido de la acción política y la defensa de los derechos humanos. En este sentido, la esperanza no es ingenuidad, sino un gesto de resistencia ante la lógica de la extinción.
‘Pensar después de Gaza’ es una obra incómoda y necesaria, que desafía las certezas del pensamiento progresista y obliga a confrontar la magnitud de la crisis actual. Desde la perspectiva de los derechos humanos, el libro de Berardi es un llamado urgente a la reflexión y la acción, a la vez que una advertencia sobre los peligros de la indiferencia y la resignación.
Su análisis del fracaso del humanismo, la violencia como norma, la crisis del lenguaje y la extinción de la democracia resulta fundamental para comprender y transformar el presente. En definitiva, se trata de una contribución relevante y provocadora al debate contemporáneo sobre el futuro de lo humano.



