Discurso de Clara López Obregón ante el pleno del Partido de los Trabajadores de Colombia, Bogotá, 15 de julio de 2005
Primero que todo, quiero agradecer la invitación a participar en este tercer pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Colombia.
La sola invitación además de honrarme, muestra los nuevos tiempos que vive la izquierda democrática en el país. Yo pienso que la izquierda en el pasado siempre fue bastante cerrada. Daba la impresión de que tenía celos de que le escucharan sus pensamientos y de escuchar el pensamiento de otros. Hoy en día veo con positivo agrado que la izquierda quiere que la escuchen pero también está dispuesta – estamos dispuestos – a escuchar.
Eso refleja un nuevo espíritu pluralista que ha permitido que, por ejemplo, un sector cada vez más amplio del pueblo colombiano tenga la vista puesta en el Polo y que figuras como nuestro Alcalde Lucho Garzón registren cada día mejores niveles de aceptación.
La sola invitación además de honrarme, muestra los nuevos tiempos que vive la izquierda democrática en el país. Yo pienso que la izquierda en el pasado siempre fue bastante cerrada. Daba la impresión de que tenía celos de que le escucharan sus pensamientos y de escuchar el pensamiento de otros. Hoy en día veo con positivo agrado que la izquierda quiere que la escuchen pero también está dispuesta – estamos dispuestos – a escuchar. Eso refleja un nuevo espíritu pluralista que ha permitido que, por ejemplo, un sector cada vez más amplio del pueblo colombiano tenga la vista puesta en el Polo y que figuras como nuestro Alcalde Lucho Garzón registren cada día mejores niveles de aceptación.
He visto en el comunicado de prensa que anuncia esta Asamblea, que van a discutir, a debatir, y seguramente a aprobar el ingreso del PTC al Polo Democrático Independiente. Yo quiero saludar ese debate y esa decisión que se proyecta. Muestra, por una parte, la posibilidad de ingresar al Polo en forma federada, es decir, sin disolver la organización y estructura internas, y eso en vez de debilitar al Polo lo va a fortalecer y también fortalecerá a todos los colombianos que luchamos por un cambio democrático en nuestro país.
La tendencia que representamos con Carlos Romero y un destacado grupo de combatientes de la izquierda al interior del Polo, no se ha disuelto. Trabajamos en medio de las naturales contradicciones internas, participando activamente en la discusión política y en el trabajo organizativo. Considero que la perspectiva de trabajar conjuntamente con otras tendencias afines dentro del Polo le dará coherencia y consistencia al proyecto, siempre y cuando seamos capaces de erradicar de nuestra praxis el sectarismo excluyente que predominó en la izquierda durante muchas décadas.
Compañero Marcelo Torres, compañeros miembros del Comité Central del PTC, no tengo la menor duda de que el ingreso de ustedes al PDI augura un futuro inmediato prometedor para toda la izquierda democrática y para el pueblo colombiano. Si somos capaces de unirnos alrededor de un programa mínimo y de unos objetivos democráticos y revolucionarios, seremos capaces también de enfrentar el reto de llegar al gobierno, unidos con otras fuerzas progresistas, para derrotar la reelección, para impedir la paramilitarización generalizada del país, para implantar un nuevo modelo de desarrollo económico y social soberano y construir la paz que debe ser un objetivo que no podemos olvidar y al cual debemos contribuir eficazmente.
Veo que dentro de los propósitos y objetivos de este importante Pleno está también la discusión acerca de la adhesión a la candidatura presidencial de Antonio Navarro, aprobada recientemente en el Primer Congreso del Polo. Quiero expresar, como integrante de la dirección nacional del Polo, que esa será otra decisión sabia. Será otra decisión que fortalecerá las tendencias que buscan, que persiguen en primer término, la unidad de las izquierdas; y con base en ello, la unidad de todas las fuerzas democráticas anti-reeleccionistas, capaces no solo de derrotar al único pupilo incondicional que le queda a Bush en América Latina, sino de abrir nuevos caminos de convivencia nacional, de democracia real, de democracia económica, de democracia participativa, de un estado social de derecho avanzado, ajustado a las necesidades y al clamor del pueblo colombiano.
Finalmente celebro también que el pleno aboque la ratificación de Marcelo Torres, candidato al Senado del Socialismo Democrático Independiente y el nuestro, porque se trata de un luchador comprometido con las aspiraciones de paz, de soberanía y de redención de la exclusión social, con sobrados méritos políticos, intelectuales y morales para defender los postulados del cambio real y pacífico en el Congreso de la República y la búsqueda de una salida política negociada la conflicto armado.
Está demostrado, por ejemplo, y así ocurrió con el gobierno de Andrés Pastrana y ocurre ahora con el que encabeza Alvaro Uribe Vélez, que aquí no se repitió lo que sucedió en El Salvador dónde la extrema derecha entendió que la guerra no beneficiaba a ninguno de los salvadoreños. Que la guerra no podía ganarla ni la derecha ni la izquierda y que por eso el imperativo era la paz.
Aquí la extrema derecha ha mostrado su incapacidad, su falta de patriotismo y de sensibilidad por los intereses del pueblo colombiano y continúa aferrada a la guerra y a los privilegios. Esto nos muestra que es a la izquierda democrática a quien le corresponde, a quien le tocará definitivamente abrir los caminos para conquistar una paz concertada, para liquidar el fenómeno paramilitar y lograr que los combatientes guerrilleros entiendan, de una vez por todas, que el camino para conquistar la democracia en nuestro país no es el camino de las armas, es el camino de las luchas del pueblo colombiano unido y en eso tenemos que inspirarnos en dos hechos de trascendental importancia ocurridos en nuestro continente.
Me refiero a la experiencia y al ejemplo dado por los pueblos ecuatoriano y boliviano. En este último, en Bolivia, los indígenas, los mineros, los obreros, las mujeres, los estudiantes, los desocupados, y no pocos maestros y profesionales, victimas todos de la exclusión milenaria agravada por la crisis neoliberal que le impusieron desde afuera, se movilizaron, masivamente y en forma pacífica, se tomaron las calles, cercaron el parlamento y el palacio de gobierno, cerraron el aeropuerto para impedir la fuga de las autoridades e impusieron una nueva salida política, llena de expectativas y esperanzas. Un nueva salida política con miras a recuperar las riquezas naturales hipotecadas a las transnacionales; Con miras también a lograr que esas riquezas sean capaces de irradiar bienestar a los pobres y excluidos de Bolivia, que son y han sido siempre, al igual que acá, la mayoría.
Pero quiero resaltar que durante más de 20 días de movilización multitudinaria y de aguda confrontación política, solo hubo un muerto. Aquí no se puede aplicar el viejo dogma de que la violencia es la partera de la historia. No, no siempre es así. También lo demuestra el caso de Venezuela en donde se da un proceso pacífico armado, porque las FFAA de la República constituyen el dique que se opone y que está derrotando la violencia que quieren imponer las viejas castas políticas derrotadas. Esto demuestra una vez más que la violencia es el arma de las clases gobernantes que han utilizado siempre el poder en su propio beneficio. Que cada vez que se ofrezca y se abra una pequeña rendija para transitar por los caminos de la paz y de la democracia, el pueblo debe aprovechar esa ventana de oportunidad. Y la izquierda democrática tiene que dar el ejemplo y demostrar que no somos nosotros los interesados en la guerra y la violencia. Sino todo lo contrario. Que somos los principales interesados en la paz, y que en eso estamos.
Cuando abandoné las filas del Partido Liberal, formalmente, porque yo ya había estado vinculada de tiempo atrás a las luchas populares democráticas como a ustedes les consta, lo hice convencida de que en Colombia estamos ad portas de conquistar espacios políticos capaces de producir los cambios que anhela el pueblo colombiano. Somos, nosotros los de la izquierda democrática, la verdadera alternativa de poder y vamos en camino recto hacia la meta mayor.
Yo quiero terminar saludándolos con mucho cariño y respeto y exclamando una consiga que levantamos en el Primer Congreso del Polo. ¡Luchamos por una Colombia del tamaño de nuestros sueños!