Por Omar Ospina García
Los veo a menudo. Y eso me da derecho a preguntarles: ¿Por qué mienten tan descaradamente con respecto a Venezuela? En una edición reciente muestran un grupo de opositores violentos tratando de avanzar hacia sectores vulnerables, y a un escuadrón de agentes, quietos en su sitio, que se los impiden. Y ustedes, mentirosa y falazmente, hablan de represión contradiciendo lo que muestran sus propias cámaras.
Porque esos individuos, durante 3 años desde febrero de 2014, han ocasionado casi 200 muertos, centenares de heridos, destrozos en edificios escuelas y hospitales, agresión a transeúntes, etc. El gobierno se ha limitado a defender la paz y la seguridad de las personas inocentes que circulan, que son la gran mayoría de las víctimas, aparte de miembros de la fuerza pública que sin armas de fuego, tratan de detenerlos, pues su uso les está prohibido.
El señor Maduro no ha sido represor: ha sido débil con los violentos de los barrios residenciales. En los barrios populares, No hay violencia ni hay protestas ni los moradores pobres de los cerros han bajado a protestar como lo hicieron en 1989 cuando el ‘caracazo’ y el gobierno adeco de Carlos Andrés Pérez los acribilló a bala ocasionando más de 3 mil muertos.
El 90% de las 200 víctimas en estos 3 años, se deben a la oposición violenta que quiere dar un golpe de Estado, financiados e inducidos por la embajada. Ustedes jamás muestran las marchas pacíficas del pueblo, que van riendo y cantando por centenas de miles, en defensa de su gobierno. La violencia es de la oposición. Y las víctimas son por esa causa. El Gobierno venezolano no ha reprimido violentamente a nadie: trata de evitar la confrontación entre los violentos y el pueblo.
¿Tienen observadores allá o se inspiran en los boletines de la embajada? ¿No les da vergüenza el periodismo miserable que le están entregando a su audiencia? La violencia corre por cuenta de la oposición de los adinerados que perdieron el usufructo del petróleo, contra la población civil y las instituciones del Estado.
Investiguen, no mientan ni alteren la realidad. Hagan periodismo, no manipulación mediática por cuenta de la embajada y la oligarquía venezolana. Tengan vergüenza. Soy periodista colombiano, a mí no me engañan pero a su audiencia ingenua e ignorante de las historia y de la realidad, sí la están engañando. Y eso es periodismo miserable.
Los seguiré observando y confrontando sus mentiras con la información real que tengo e investigo, cosa que ustedes no hacen.
Avergüenzan y degradan el periodismo colombiano.