mayo 19, 2025 10:05 pm
Un profeta de la mejor política

Un profeta de la mejor política

POR JOSÉ ANTONIO ROSAS

Francisco no solo fue un pastor de las periferias que abrazó sufrimiento de tantos y un maestro que nos enseñó a abrazar el dolor del mundo, sino que también fue un profeta de lo que él llamó “la mejor política”. Por ello, su palabra y testimonio impactaron profundamente a tantos hombres y mujeres consagrados a la vida política de sus países. Me viene a la mente el testimonio de mi amigo Carlos Ominami, exministro de Estado de Chile, agnóstico, que a partir de un primer encuentro en 2015 desde muy lejos (como el Zaqueo del Evangelio), siendo uno de los miles de peregrinos en el tradicional ángelus dominical, su corazón fue tocado profundamente, como reconocerá días después en una columna: “Me movió algo más profundo: la intuición de que algo grande está pasando”. Y, a partir de ese momento, iniciará un camino de fe que sigue recorriendo hasta hoy.

Jorge Mario Bergoglio, papa Francisco (1936-2025).

Me viene a la mente otra amiga, la senadora colombiana Clara López Obregón, quien, en un encuentro espiritual y humano junto al cardenal Carlos Osoro, abrió su corazón para decirnos que no se sentía tan acogida y abrazada en la Iglesia como se lo había transmitido Francisco en su pontificado. Nunca había dejado de creer, pero muchas veces se había sentido incomprendida o rechazada en la Iglesia. Pero la palabra y el testimonio de Francisco le habían dado la fuerza y el coraje para trabajar por la paz y la reconciliación en su país. O la ministra de Familia de Brasil, en ese momento del Gobierno de Bolsonaro, Angela Gandra, quien, en el mismo encuentro que la senadora colombiana, nos compartió la ternura y el cariño profundo por Francisco y sus enseñanzas. A partir de ese amigo en común, Angela y Clara se descubren como hijas de la misma Iglesia, compañeras en la fe y amigas más allá de sus opciones políticas.

La senadora Clara López Obregón reaccionó así sobre el sensible fallecimiento del papa Francisco desde su cuenta en la red social X.

Entre tantas lecciones que Francisco nos entregó a la vida política, destaca- ría esta: “Ser católico en la política no significa ser un recluta de algún grupo, una organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad. Jesús nos invita a ser sus amigos. Y entrar en política significa apostar por la amistad social”. Es decir, la identidad de un cristiano en la política de los católicos no reside en una ideología, idea o ideal sino en la amistad personal con Cristo.

A partir de esta amistad profunda, real y sincera, todos nos podremos abrir a construir amistades profundas, reales y sinceras con otros compañeros de camino, aunque estos tengan sensibilidades u opciones políticas distintas. Esta será la clave de la cultura del encuentro en la que tantas veces insistió Francisco y que permite generar un diálogo fraterno y constructivo que, en sí mismo, muestre cómo el Evangelio facilita la posibilidad de pensar diferente, respetarse mutuamente y descubrir juntos el bien común y un futuro mejor para todos, especialmente para los más vulnerables.

A partir de esta amistad profunda, real y sincera, todos nos podremos abrir a construir amistades profundas, reales y sinceras con otros compañeros de camino, aunque estos tengan sensibilidades u opciones políticas distintas. Esta será la clave de la cultura del encuentro en la que tantas veces insistió Francisco y que permite generar un diálogo fraterno y constructivo que, en sí mismo, muestre cómo el Evangelio facilita la posibilidad de pensar diferente, respetarse mutuamente y descubrir juntos el bien común y un futuro mejor para todos, especialmente para los más vulnerables.

La consecuencia natural la señaló Francisco: “Nunca más el partido católico. En política es mejor tener una polifonía inspirada en una misma fe y construida con múltiples sonidos e instrumentos, que una aburrida melodía monocorde aparentemente correcta, pero homogenizadora y neutralizante”. Es decir, no se trata de la unidad política de los católicos, sino de darle el espesor cristiano y ofrecer testimonio en las distintas opciones políticas, para que así contribuyamos al papel unificador de la política. Que, desde la amistad social y cívica de los cristianos en las distintas opciones políticas, se construya la unidad de nuestros pueblos y comunidades… Es darle unidad católica a la política.

Los políticos también sentimos orfandad ante la partida de nuestro amigo, maestro y testigo. En esta hora dramática de nuestra historia, en que la polí- tica se ve desafiada por la noche de conflictos, guerras y polarizaciones, el mejor homenaje que podemos brindar a Francisco es encarnar, con nuestras actitudes, acciones y decisiones, su sueño: el de la mejor política.

@jantoniorosas

Vida Nueva, España.

 

 

 

 

 

 

 

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