POR ERIC CALCAGNO
El futuro jefe de la diplomacia de EE.UU. dice que «bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz a través de la fuerza».
Marco nació en Miami durante 1971, de padres cubanos que huyeron de la dictadura de… Fulgencio Batista (era 1956). Rubio tiene una presentación oficial en la web, donde nos dice que creció viendo cómo la familia cumplía el sueño americano, «ya que en América (por Estados Unidos) todo es posible». Comparte orígenes humildes con Vance, el vicepresidente electo. El hijo de inmigrantes y el apalachiano pobre son algunas de las cartas duras que juega Trump. Las ideas conservadoras de Rubio «están basadas en el sentido común» y es un «líder (…) en la lucha contra China».
«Todos estos esfuerzos están dirigidos en restaurar el Sueño Americano, a que vuelvan buenos empleos al país y a hacer que nuestras comunidades sean más seguras. Estos últimos años han desafiado el país como nunca creímos posibles, pero cuando era necesario, Marco entregó resultados para Florida y EE.UU.». Esta última parte no parece estar bien traducida. Serán pues caricias significativas desde Florida.
También significativa es la trayectoria de Rubio en el Senado de Estados Unidos, electo y reelecto desde 2011. Es un lugar que no es para cualquiera, y supo combinar con habilidad pronunciamientos bipartidistas (consenso entre demócratas y republicanos) con posiciones extremas, cuando no extremistas. Gerardo Lissary, del servicio internacional de la BBC, nos libra algunas citas. Recuerda que en 2019 Marco Rubio fue uno de los promotores del «presidente encargado» de Venezuela, Juan Guaidó; dijo que Cuba es «un régimen criminal», «enemigo de Estados Unidos»; Maduro gobierna «una narco-dictadura»; Nicaragua, además de «dictadura», es un «centro de inmigración ilegal».
Al presidente Lula de Brasil, Rubio le reprochó el acercamiento con el Partido Comunista Chino; acusó al mexicano López Obrador de haber «entregado secciones de su país a los carteles de la droga» además de ser «un apologista de la tiranía en Cuba, de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en Venezuela». Cuando Colombia cortó relaciones diplomáticas con Israel a causa del genocidio en Gaza, el entonces Senador Rubio calificó al presidente Petro como un «simpatizante terrorista que quiere ser la versión colombiana de Hugo Chávez».
Por otra parte, el diario La Nación de Buenos Aires nos recuerda que, en diciembre de 2023, Marco Rubio y cuatro senadores republicanos más solicitaron por carta a Joe Biden que Cristina Kirchner sea sancionada por «actos de corrupción», dijeron que «es una cleptócrata convicta que robó miles de millones de las arcas del Estado y permitió a actores malignos como China e Irán profundizar su influencia corrupta en un aliado fundamental de Estados Unidos, Argentina».
Como sea, Marco Rubio será el nuevo Secretario de Estado norteamericano. En el Senado votó contra un enésimo paquete de ayuda para Ucrania, con el argumento que esos miles de millones son más necesarios para defender la frontera sur de los inmigrantes y atender asuntos internos. También sostuvo que la guerra en Ucrania debía terminar con una negociación entre las partes. No por eso es aislacionista: en un discurso pronunciado en abril de 2024 consideró que Israel «es un país milagroso» y que es «la única democracia pro-norteamericana en la región», merecedora pues de todo el financiamiento que sea necesario.
Contradicciones estructurantes, que le dicen. Donde no hay ninguna contradicción es en identificar a China como el enemigo principal de los Estados Unidos. En efecto, para Rubio «la China comunista es el adversario más poderoso que los Estados Unidos han enfrentado (…) olvidamos que la Alemania nazi y la Rusia Soviética tenían economías más pequeñas que la nuestra (…) sin embargo el Partido Comunista Chino juega mejores cartas, ya que controla la mayor base industrial del mundo, alimenta sus empresas con subsidios que distorsionan el mercado», como afirma en el prólogo de un informe publicado en septiembre de este año por el mismo Senador, que nos llegó a través de Tektonikos.
Poco afecto a la metáfora, Marco Rubio define al siglo XXI como el «combate entre la libertad y el gobierno representativo o el autoritarismo y la represión». Por eso, «si queremos ganar, debemos tomar medidas audaces para reconstruir nuestro país, superar el desafío chino y mantener viva la llama de la libertad para las generaciones venideras». Valgan estos argumentos para demostrar que este Rubio «se pasa de castaño oscuro». En castellano, esta expresión «es la adecuada para referirse al momento en que se sobrepasan los límites tolerables de una situación o circunstancia”, como bien la define la RAE, que también califica así a «ser demasiado enojoso o grave». Y si no, lea el texto de aceptación del cargo de Secretario de Estado que posteó este Rubio: «Bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz a través de la fuerza y siempre pondremos el interés de los estadounidenses y de Estados Unidos por encima de todo».
Tiempo Argentino